En los últimos años, una tendencia ha comenzado a emerger en el panorama migratorio de México. Los venezolanos, en su búsqueda por escapar de la crisis económica, social y política que atraviesa su país, han empezado a referirse a México como “la Venezuela del norte". Esta denominación, lejos de ser un mero apodo, refleja una realidad cada vez más palpable en las calles y comunidades mexicanas.

Desde 2019 hasta 2023, México ha recibido un total de 500,918 solicitudes de asilo. De estas, un abrumador 85 por ciento provienen de Venezuela y Centroamérica. Este dato no solo subraya la magnitud de la crisis migratoria que afecta a la región, sino que también plantea importantes desafíos para nuestro país en términos de integración, seguridad y desarrollo social.

El éxodo venezolano ha encontrado refugio principalmente en áreas específicas del país. Los municipios de Chalco y Ecatepec, así como la zona metropolitana de la Ciudad de México se han convertido en los principales puntos de asentamiento para estos migrantes. Estas zonas, ya de por sí densamente pobladas y con problemas sociales significativos, están viendo cómo el entorno se ve aún más presionado.

La elección de estas áreas no es fortuita. Chalco y Ecatepec, a pesar de sus desafíos, ofrecen ciertas oportunidades de empleo y vivienda que son cruciales para los recién llegados. Sin embargo, la rápida afluencia de migrantes también ha generado tensiones. La infraestructura local, desde la salud hasta la educación, se ve desbordada, y las comunidades receptoras deben lidiar con un aumento en la demanda de servicios básicos.

Usted se preguntará, ¿y de dónde sacó Norma eso de la Venezuela del norte? Bueno, se lo escuché a unos venezolanos y luego, lo he visto repetidas veces en grupos de WhatsApp y Facebook.

El tema, es que las autoridades mexicanas necesitan conocer esa nueva realidad y actuar en consecuencia. La integración efectiva de los migrantes no solo es una cuestión de solidaridad humanitaria, sino también de estabilidad social y económica a largo plazo. Se requieren políticas públicas que faciliten el acceso a empleo digno, vivienda adecuada y servicios básicos de calidad.

Asimismo, es imperativo que la comunidad internacional no desvíe la mirada. La crisis venezolana es un problema regional que requiere soluciones colectivas. La cooperación entre países, la asistencia humanitaria y el apoyo a los programas de integración son cruciales para abordar las raíces del problema y ofrecer un futuro más esperanzador tanto para los migrantes como para las comunidades receptoras.

En conclusión, la etiqueta de "la Venezuela del norte" que algunos venezolanos han atribuido a México no debe ser tomada a la ligera. Es un llamado de atención sobre la profundidad de la crisis migratoria y la urgencia de respuestas efectivas. México, con su rica tradición de hospitalidad, tiene la oportunidad de demostrar que, con políticas adecuadas y solidaridad, es posible convertir un desafío en una oportunidad para el desarrollo y la convivencia pacífica.

México te emplea: Portal de empleo para migrantes

Justo terminaba de escribir este artículo, cuando me topé con una nota que asegura que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU, varias organizaciones internacionales y Tent Partnership for Refugees pusieron en marcha un portal para vincular a personas migrantes y refugiadas con empleos en sesenta grandes empresas mexicanas. Tent ha determinado que hay 1.2 millones de vacantes para ellos en territorio mexicano. Además, se asegura que el proyecto pretende demostrar que la migración puede ser un incentivo para la economía y las empresas.

En la argumentación, se advierte que el Banco Mundial ya dijo en 2023 que México necesitará migrantes para cubrir ciertos puestos de trabajo.

Todo se escucha de maravilla, si no fuera por el hecho de que el portal de empleo se estrenó desde en México desde 2022 y hasta el momento, sólo se han registrado 1 824 personas.

El discurso y los anuncios alegres de organismos internacionales para que México absorba a los migrantes están lejos de tener una gestión exitosa.

A pesar de que México se alineó con este discurso y fue en 2018 el principal impulsor, junto a Suiza, del Pacto Mundial para una Migración Segura, la realidad ha sido diferente. Hasta abril de 2024, el Instituto Nacional de Migración, según sus propios datos, ha detenido a 481.025 migrantes. La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), encargada del proceso administrativo para lograr la condición de asilo en México, está saturada y solo ha atendido en el primer cuatrimestre de este año 10 mil solicitudes de asilo de las 30 mil que ha recibido.

Lo que sí es una realidad es que los venezolanos en México han aumentado considerablemente desde 2015. De acuerdo con fuentes internacionales, alrededor de 7.5 millones de personas han salido del país sudamericano, desde que comenzó la crisis política y muchos miles están cruzando desde Sudamérica, a través de la Selva del Darién, para llegar al norte del continente, principalmente a Estados Unidos. Muchos, lógicamente deciden quedarse en México. Así las cosas con los migrantes venezolanos.