AMLO: 6 años defendiendo la soberanía migratoria

  • Norma Angélica Cuéllar
Evitó que nos convirtiéramos en un Tercer País Seguro, bajo el asedio de las políticas de control

Durante seis años de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo una valiente defensa de la soberanía de México en materia migratoria, evitando que se profundizara la colonialidad en la relación con Estados Unidos. Esa frase resume mi balance de su sexenio.

Le voy a dar mis argumentos en unos cuantos párrafos y usted dirá si estoy en lo cierto.

1.- AMLO se pronunció por atender las causas de la migración hemisférica, desde su arribo a la Presidencia. En su último informe de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró que la mejor manera de enfrentar el fenómeno migratorio es atendiendo sus causas fundamentales: la pobreza y la falta de oportunidades en los países de origen, especialmente en Centroamérica y el Caribe.

A lo largo de su gobierno, el presidente mexicano hizo hincapié, una y otra vez, en que Estados Unidos debía retomar su compromiso histórico de apoyar a los países expulsores de migrantes, como lo hizo el entonces presidente John F. Kennedy con la Alianza para el Progreso. Esta iniciativa, lanzada en 1961, fue un programa de ayuda económica dirigido a América Latina, cuyo objetivo fue mejorar las condiciones sociales y económicas de la región para contrarrestar la influencia del comunismo durante la Guerra Fría.

La Alianza para el Progreso promovía reformas agrarias, la construcción de viviendas y escuelas, y el desarrollo industrial, con un enfoque en el fortalecimiento de la democracia y la reducción de la pobreza. En su primer año, se destinaron cerca de mil millones de dólares en ayuda directa, con la promesa de alcanzar los 20 mil millones en una década. Desafortunadamente, nunca más hubo iniciativas parecidas.

En seis años, AMLO no encontró eco en los gobiernos de Donald Trump y Joe Biden sobre el tema de inversiones para el desarrollo. Por el contrario, ambos presidentes mantuvieron políticas cada vez más restrictivas, promovieron la ralentización de su sistema de asilo y presionaron al gobierno mexicano para mantener persecución y contención desde el Río Suchiate, Chiapas, hasta el Río Bravo. Estas presiones reflejan una forma moderna de colonialidad, donde las políticas de control migratorio se imponen desde los centros de poder global hacia países del Sur Global.

En este escenario, lo que sí ocurrió es que el gobierno mexicano mantuvo la implementación de programas como Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro, que buscaron mejorar las condiciones en países como Guatemala, Honduras y El Salvador. Esta iniciativa estuvo muy bien intencionada, pero su gobierno simplemente no tuvo ni los recursos ni la operación deseada.

La postura de López Obrador frente a la crisis migratoria y su insistencia en soluciones a largo plazo, basadas en el desarrollo económico y social de los países de origen, refrendaron el liderazgo de México en un contexto de movilidad global.

2.- México rechazó ser un Tercer País Seguro. Desde 2018, el entonces canciller Marcelo Ebrard rechazó las presiones de Estados Unidos para convertirnos en un Tercer País Seguro (TPS).

Tras su triunfo en las urnas y llegar al poder, AMLO anunció que no aceptaría el Programa de Tercer País Seguro, pero que aceptaría a los migrantes por razones humanitarias, en tanto que las cortes de inmigración estadounidenses resuelven sus casos. Para agosto de 2019, las ciudades fronterizas del norte de México ya tenían alojadas a 20 mil personas y para 2020, ya con el COVID-19 esparciéndose por el mundo, gobernadores de los estados del norte del territorio nacional pidieron ayuda, argumentando que en su conjunto tenían alojadas 60 mil personas en casas de migrantes y albergues. No se daban abasto. Todas esas personas estaban esperando para acudir a sus citas ante las cortes migratorias de EU.

Y es que en el contexto de la pandemia, Estados Unidos puso en marcha, de manera unilateral, el Programa Quédate en México y el Título 42, con el que miles fueron enviados a las fronteras mexicanas a esperar sus citas ante las cortes estadounidenses. Pero el PPT y el Título 42 perdieron vigencia y hoy en día solo funciona la plataforma CBP One, una plataforma móvil de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) que mantiene a distancia a los solicitantes de asilo.

El Programa de Tercer País Seguro se resume en lo siguiente: cuando una persona abandona su país para solicitar asilo en otro, este segundo país puede negarse a recibirlo y remitirlo a un tercero que considere que puede darle las mismas atenciones.

De acuerdo con la Convención de Ginebra, hay unas condiciones mínimas que un país debe cumplir para poder tener esa categoría. La principal es garantizar que los solicitantes de asilo no van a ser retornados a su país de origen, que se respeta el principio de "no devolución".

Además, debía asegurar: el derecho a la vivienda, seguridad social, servicios médicos, empleo y educación, y el derecho a la reunificación familiar, entre otros.

En teoría, los terceros países seguros ayudan a aliviar la carga de los países que reciben más solicitudes de asilo y redistribuye a los solicitantes de forma más equitativa entre distintos países. Históricamente, el principio de tercer país seguro ha sido aplicado generalmente en el seno de la Unión Europea. Marruecos y Turquía, por ejemplo, se quedan con los migrantes que iban a Europa.

Si México se hubiera convertido en país seguro, los agentes fronterizos estadounidenses podrían rechazar a aquellas personas que atravesaron el país para pedir asilo en Estados Unidos. Y nos hubiéramos quedado con millones de migrantes.

Para los estudiosos en el tema y las organizaciones civiles, México simplemente no tendría capacidad para asumir este papel. Esto porque no se tiene la infraestructura suficiente ni el marco legal para albergar población en movilidad por tiempo indefinido.

3.- México se convierte en el tercer receptor de solicitantes de asilo. Como resultado de las presiones de los países del Norte Global, México se convirtió en 2021 (durante la pandemia) en el tercer receptor de solicitantes de asilo en el mundo. Si bien, el gobierno de AMLO asumió este nuevo papel en el escenario internacional de la migración, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) comenzó a depender en gran medida de los recursos económicos que le suministra la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Dicho de otra forma, en ese renglón sí aceptó la cooperación internacional.

4.- Aseguramiento de migrantes al alza. El único punto en contra de AMLO es la política de persecución y criminalización de migrantes que se mantuvo durante este sexenio, cuyos resultados han sido una disminución de los flujos migratorios irregulares en Estados Unidos. Quizás el costo de no detener la ola migratoria, proveniente de Centro y Sudamérica, hubiera sido muy alto para México. Hay que recordar que los gobiernos mexicanos, le han hecho el trabajo sucio a nuestros vecinos del norte desde hace, por lo menos, cuarenta años. Gobiernos priistas y panistas firmaron la Iniciativa Mérida y el Plan Frontera Sur con los que se inició la transferencia tecnológica, la asistencia, la capacitación y todo un esquema securitario en la frontera sur y a lo largo del territorio nacional. No había manera de negarnos a continuar con las tareas de aseguramiento de migrantes.

Mi saldo de AMLO en materia migratoria es muy favorable. Hizo una defensa férrea de la soberanía. Es verdad que estamos y estaremos bajo el asedio de las políticas de control y externalización de fronteras de los países del norte global, pero en estos seis años no hubo acuerdos ni transferencias de recursos que nos hubieran colocado en un peligroso lugar.

 

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Norma Angélica Cuéllar

Periodista egresada de la UNAM, especializada en política, derechos humanos, religión y migración, con artículos publicados en revistas y diversos medios nacionales. Doctora en Sociología por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP.

 
 

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