Juegos Olímpicos: Desigualdad y políticas fallidas

  • Anabel Abarca Pliego
Cada cuatro años se expone la desigualdad y la falta de políticas efectivas en el deporte mexicano

Los Juegos Olímpicos no solo son un evento deportivo global, sino también un barómetro que refleja la capacidad de los países en múltiples dimensiones: económica, política, social e institucional. Dentro de un país, el éxito olímpico se convierte en un parámetro para evaluar administraciones: ¿Cuál gobierno ha sido más exitoso? ¿Cuál ha ganado más medallas? En un contexto donde la política se convierte en un juego de maximizar o minimizar logros, es común que los resultados olímpicos se utilicen para atacar o alabar a un gobierno, instrumentalizando a los deportistas con fines políticos.

Sin embargo, un vistazo a la historia revela que México solo ha superado el umbral de cinco medallas en dos ocasiones: en 1968 y 2012. Estos casos parecen más excepcionales que una tendencia que demuestre un verdadero avance en el deporte nacional, resultado de un apoyo genuino a los atletas o de un impulso gubernamental al desarrollo deportivo en esos periodos gubernamentales. En realidad, el éxito de nuestros deportistas ha dependido más de su esfuerzo personal y recursos propios que de un apoyo institucional sólido. Los números muestran que, independientemente del gobierno en turno, los resultados olímpicos se han mantenido constantes, lo que evidencia una falta de capacidad para fomentar el deporte de manera efectiva y sostenida.

Criticar o felicitar a un gobierno comparando sus resultados olímpicos con los de otro sexenio es poco fructífero. Si nos basamos en los datos fríos, todos están reprobados. El problema no radica solo en la falta de becas para deportistas, sino en la ausencia de políticas que creen las condiciones necesarias para que surjan más Sorayas Jiménez, Paolas Espinosa o Fernandos Platas. ¿Por qué hay países que pueden ganar cuarenta medallas de oro como China o Estados Unidos? Porque el deporte se concibe como una política estatal, donde se crean las condiciones para que sea exitoso. El famoso “échele ganas” no es suficiente; para triunfar se requiere infraestructura, apoyo, buena organización institucional, visión colectiva integral, entre otros elementos.

El objetivo no debería ser simplemente mejorar en el ranking general de los Juegos Olímpicos porque en términos prácticos, hay necesidades más urgentes por atender en nuestro país, si vemos esos resultados meramente como el éxito individual de las personas que obtienen medallas. Sin embargo, si los resultados se observarán como el parámetro para medir que tanto un Estado promueve al deporte en todas las regiones del país y en más disciplinas que sólo el futbol, se podría cambiar el significado de lo que han represetado y representan los Juegos Olímpicos en México. Un Estado que apuesta por el deporte es un Estado que entiende que éste puede ser una herramienta crucial para fortalecer el tejido social, mejorar la salud pública de la población y que puede funcionar como un incentivo poderoso para fomentar el talento en todas sus formas, creando condiciones para que los ídolos olímpicos puedan surgir desde cualquier rincón del país y no solo desde las ciudades.

De los siete medallistas mexicanos en París 2024, en cinco disciplinas distintas, ninguno proviene de un municipio con menos de 120 mil habitantes. Todas y todos nacieron en ciudades con una economía, infraestructura y nivel educativo relativamente altos, lo que demuestra que para lograr el éxito o explotar tu talento en este país, sigue siendo un privilegio de quienes nacen en condiciones más favorables.

Combatir la desigualdad implica crear las condiciones para que en el futuro veamos historias inspiradoras de medallistas que provengan de municipios que, en el pasado, no habrían tenido ninguna oportunidad. Esto reflejaría no solo que el deporte se ha convertido en una prioridad de política pública, sino que, visibilizaría a personas que históricamente no han tenido la oportunidad de destacar debido a la falta de condiciones para que su talento florezca.

Desde las primeras Olimpiadas en Atenas en 1896, México comenzó a ganar medallas en París 1900, con una de bronce en polo. A lo largo de los años, los éxitos han sido esporádicos, destacando los Juegos Olímpicos de 1968 en Ciudad de México, donde se obtuvieron nueve medallas, y Londres 2012, con ocho medallas. Sin embargo, estos momentos de gloria han sido la excepción, no la norma, subrayando la necesidad de un enfoque más estratégico en la promoción del deporte a nivel nacional.

El deporte debe ser visto como una herramienta para el desarrollo integral del país como una forma de mejorar la salud pública, fortalecer el tejido social y ofrecer alternativas de desarrollo a todas las comunidades. Políticas deportivas bien diseñadas pueden ser clave para combatir la desigualdad y fomentar el talento en todas las regiones del país. Se debe de provocar que las historias que se cuenten, sean de todas las latitudes de nuestro país, permitiendo que toda la diversidad que existe en México, esté representada.

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Referencias
ESPN, (2024). Todas las medallas de México en Juegos Olímpicos. ESPN.

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Anabel Abarca Pliego

Analista política con Maestría en Administración Pública por la Universidad Anáhuac y Licenciatura en Derecho (BUAP). Estudió Análisis Político en el CIDE. Ha asesorado en vinculación estratégica y planeación gubernamental, y ha sido tallerista en democracia y liderazgo. Colabora en Imagen Radio Puebla.