11 de septiembre de 1829
- Silvino Vergara Nava
Vítores a Antonio López de Santa Anna:
“Ciudadano favorito”
…
“El campeón de Zempoala”
…
“El sostén de un pueblo”
…
El “ilustre vencedor”
Muchas fechas en la historia de la humanidad se han ido disolviendo, evaporando, olvidando con el paso del tiempo. Pocos recuerdan algunas de las fechas emblemáticas, como la que corresponde al 11 de septiembre de 1829 en México, una fecha, que debería de ser mayormente recordada en la historia que fue forjando a esta nación.
Quizá se van olvidando estas fechas debido a que, en las naciones existe la denominada “historia monumental”, es decir, lo que los historiadores oficiales, auspiciados por los gobiernos, por los intereses económicos, ponen en los libros oficiales, en las editoriales de vanguardia, en los diarios y revistas oficialistas; una serie de historias que políticamente convienen o son distorsionadas para que la población se entere solamente de esos acontecimientos y no ir más allá.
Por ejemplo, en México tenemos la historia olvidada de la época de la Colonia. No se sabe, salvo los que se inmiscuyen en ese tema, sucesos tales sobre cómo se vivía en esos tiempos, quién gobernaba, qué emprendían los gobernantes, quiénes eran esclavos, qué sucedía en nuestras ciudades en esos tiempos, de qué vivía la gente, qué ocupaciones existían, etc., es decir, antes de la Independencia no se sabe, o bien, se sabe muy, pero muy poco de la historia de la denominada Nueva España.
Así, tenemos el referido 11 de septiembre de 1829, fecha de la rendición de los soldados españoles que fueron enviados a combatir en México para recuperar estas tierras para su reinado; sin embargo, en esa fecha fueron derrotados en el puerto de Tampico por Antonio López de Santa Anna. Según los historiadores (Fowler, Will, Santa Anna ¿Héroe o Villano?, Ediciones Culturales Paidós, México, 2018) se benefició del clima el maltrecho y pobre ejército mexicano de ese tiempo, pues se había registrado una tempestad, la zona estaba inundada, además el calor era mortal para los españoles, por lo cual tuvieron que rendirse y con ello se finalizó cualquier intento de invasión de España, para nuevamente recuperar estas tierras, y el héroe de las batallas había sido quien después, la historia, particularmente la historia monumental, mal contada, sostiene que fue presidente de México en once ocasiones.
Según la historia más apegada a la realidad, Antonio López de Santa Anna, fue presidente en seis ocasiones (1833-1835, 1839, 1841-1843, 1843-1844, 1846-1847 y 1853-1855), aunque siempre prefería replegarse en sus haciendas de Veracruz cada vez que había oportunidad. Murió pobre y olvidado en la Ciudad de México el día 21 de junio de 1876.
En ese tiempo de la victoria del 11 de septiembre de 1829, Santa Anna fue un héroe nacional, según Will Fowler. Los congresos de Veracruz y Puebla y el gobierno nacional, le confirieron el título de “Benemérito de la Patria”, llamado también “El Vencedor de Tampico”. Por su parte, Jalisco y Zacatecas lo nombraron su “Ciudadano Favorito”, incluso en Tampico se erigió una pequeña pirámide en el lugar de la rendición del ejército español encabezado por Barradas con la leyenda: “En las riberas del Pánuco afianzó la Independencia nacional el 11 de septiembre de 1829”.
En un edicto de 1842 se describía el orden de las ceremonias para las festividades por el 16 y el 11 de septiembre en Xalapa, y dicho edicto sostenía al respecto de ese 11 de septiembre: “Afianzada por siempre en la brillante jornada de Tampico”, por lo que esa fecha fue un festejo muy significativo para la conformación de México.
Los gobiernos de Santa Anna tienen muchas cosas de la historia que recordar, la pérdida de su pierna, los honores a la misma, arrastrarla por la ciudad como signo de repudio de la población a su gobierno, los famosos impuestos a las ventanas, puertas y mascotas, el chicle que masticaba y que después se denominó Adams, la conformación del himno nacional mexicano, la intención de traer a un personaje europeo para gobernar México, el juicio que enfrentó por indicaciones de Benito Juárez, que para los que asumen que en México no ha habido Estado de derecho, en ese juicio de 1867, a pesar de las indicaciones de aplicarle la pena de muerte, que en ese tiempo estaba permitida, resulta que el tribunal militar que lo estaba juzgando asumió que no podía ejecutarse la pena de muerte, debido a que se aplicaría una ley de forma retroactiva, por lo cual únicamente quedó en el destierro; y desde luego, cómo no recordar la pérdida de las tierras mexicanas por los Estados Unidos de América.
En fin, un personaje excepcional para la historia de México. Su último gobierno de 1853 a 1855 fue verdaderamente un desastre, y fue lo que ocasionó la Guerra de Reforma y después, la Constitución de 1857.
Siempre ha sido recordado Santa Anna, en esa historia monumental de nuestra nación, como el peor de los presidentes que ha tenido esta nación; sin embargo, ya con el paso del tiempo, con lo que ha sucedido con muchos de los presidentes contemporáneos, pareciera que hay muchos que pudieran competir con la ineficacia de Santa Anna, que así como él, pasan un periodo como héroes nacionales y terminan, con el paso de los años, como los peores enemigos de la nación.
Web: parmenasradio.org
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Licenciado en Derecho por la Escuela Libre de Derecho, maestro en Derecho (Ibero Puebla), doctor en Derecho por la Universidad Panamericana y también por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Desde 1997 es titular del despacho Consultoría Contencioso Administrativa. Ganador del Premio Nacional a la Investigación Jurídica.