Mando único o coordinación policial

  • Facundo Rosas Rosas
Todo parece indicar que los futuros gobernantes en Puebla optarán por la coordinación operativa

A menos de tres meses para el cambio de administración a nivel federal y poco más de cinco en el estado de Puebla, todo parece indicar que los futuros gobernantes optarán por la coordinación operativa en materia de seguridad pública y dejarán para una mejor ocasión la propuesta de “Mando único”, que además de ser inconstitucional, nunca dio los resultados prometidos por sus impulsores.

Al menos esa es la ruta que ha dejado entrever el gobernador electo tras su reunión con el futuro secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno de la República, quien dicho sea de paso no dispondrá de una fuerza policial como tal ya que es casi un hecho que la Guardia Nacional pasará a depender administrativa y operativamente de la Secretaría de la Defensa Nacional, por lo que no le quedará otra opción que asumir el papel de quarterback entre las corporaciones de policía de los tres niveles de gobierno, ya que ninguna de ellas dependerá orgánicamente de él.

Lo anterior no debería ser un obstáculo para tratar de revertir el incremento en la incidencia delictiva a nivel nacional, que entre 2018 y 2023 se incrementó en 9.2% en términos de delitos totales, al pasar de 1 millón 989 mil a 2 millones 173 mil, respectivamente, mientras que a nivel estatal el aumento fue del 26.3% al pasar de 61 mil 172 delitos totales en 2018 a 77 mil 244 en 2023, independientemente de quienes hayan gobernado la entidad poblana ya que el gobierno federal fue el mismo que en breve cumplirá su mandato que en esta ocasión será de tan solo cinco años y diez meses.

De hecho el modelo de coordinación operativa entre la Secretaría de Seguridad Pública estatal y las SSP o Direcciones de Seguridad Pública de los municipios de Puebla, así como las instancias federales (Policía Federal, Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Procuraduría General de la República y Fuerzas Armadas en su momento) ya ha sido implementado anteriormente en la entidad poblana, ya que entre 2013 y 2015 este esquema de trabajo colectivo, más la participación de amplios sectores de la sociedad civil organizada (empresarios de diversos giros, líderes comunitarios, representantes de colonias y académicos, entre otros) permitió disminuir en 11 por ciento en promedio cada año en forma sostenida, lo cual indica que más allá de quién manda, lo importante es la suma de atribuciones y capacidades para proteger y servir a la comunidad.

En cifras absolutas, gracias a los esfuerzos coordinados encabezados por la SSP estatal, los delitos totales en el estado de Puebla pasaron de 81 mil 428 en 2013 a 64 mil 399, equivalentes a un 21% menos en un lapso de tres años.

No debe pasarse por alto que el modelo de “Mando único” fue propuesto de manera formal por el gobierno federal en 2014 y avalado por los gobiernos de al menos 26 entidades federativas, sin que existan evidencias de haber dado resultados positivos concretos, sino al contrario, una función técnica como lo es la seguridad pública terminó politizándose a tal grado que en 2016 la iniciativa enviada por el ejecutivo federal a la Cámara de Senadores terminó siendo sustituida por una denominado “Mando mixto”, el cual resultó ser más confuso que la propuesta inicial.

Cabe recordar que una de las entidades que llevó a la práctica el “Mando único” fue el estado de Morelos y las cosas no mejoraron en materia de seguridad, sino que empeoraron. Además pusieron a prueba los conocimientos y capacidades de los gobernantes, entre ellos Cuauhtémoc Blanco, que como presidente municipal de Cuernavaca se opuso y luego siendo gobernador de dicha entidad lo impulsó, sin embargo terminó abandonando dicho proyecto, con el saldo en materia de violencia y delincuencia que todos conocemos.

En este mar de confusiones hubo quien propuso que si el “Mando único” era inviable porque el Artículo 115 Constitucional dificultaba transferir el mando y la administración de los recursos al gobierno del estado, entonces habría que cambiarlo por un “Mando coordinado”, sin reparar que no solo es un error semántico sino que en los hechos mandas o coordinas, pero no se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo, igual que el “Mando mixto” propuesto como alternativa y que sugiere una mezcla entre mandar y coordinar. Y ya que hablamos de confusiones semánticas, no podemos pasar por alto aquello de “mandar obedeciendo” que es equivalente al “sí pero no”.

Ahora bien, si no es posible implementar el “Mando único” porque la Constitución lo hace inviable y le impide a quien en su vida ha tenido el sueño de mandar, aunque no mande ni en su casa (anécdotas conozco muchas y algún día las escribiré en este mismo espacio), lamento decirles que el “Mando mixto” y el “Mando coordinado” tampoco se pueden materializar porque se trata de dos contradicciones o por lo menos aberraciones y cuando algo no se entiende menos se aprende.

Habrá que recordar que la teoría dice que el mando no se comparte con nadie, es unipersonal e individual, por lo que el “Mando único” solo es aquel que deriva del organigrama y no se extiende por voluntad de nadie a los demás niveles de gobierno, con mayor razón el municipal ya que así está establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así es que el “Mando mixto” y el “Mando coordinado” son una entelequia; el principio es simple o mandas o coordinas.

En síntesis, haber cambiado de parecer a mitad del camino, algo así como cambiar de jinete a mitad de río, por parte del gobernador electo del estado de Puebla respecto del modelo de seguridad, es de lo más sensato que he escuchado en los últimos años; ahora solo falta definir quién se va a encargar de materializar el trabajo de coordinación operativa no solo en la zona metropolitana sino en el interior del estado, ya que entre los candidatos a asumir dicha responsabilidad hay algunos a los que metafóricamente hablando, les  crecieron los enanos en materia de seguridad cuando estuvieron al frente de la SSP estatal.

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Facundo Rosas Rosas

Ingeniero por la UAM donde obtuvo la Medalla al Mérito Universitario. Estudió maestrías en Administración, así como en Seguridad Pública y Derechos Humanos. Fue capacitado en inteligencia y análisis en EU, Colombia e Iraq. A lo largo de 25 años ha sido servidor público en dependencias estatales y federales en materia de Seguridad Pública y Seguridad Nacional.