Para saber cuál de las dos instituciones con capacidades y atribuciones idénticas es la mejor, la Policía Federal (PF) o Guardia Nacional (GN), lo más conveniente es compararlas con base en sus resultados y no a partir de juicios de valor, como se ha venido haciendo hasta ahora.

Lo anterior viene a colación por la serie de elogios que recibió la GN durante los discursos pronunciados el domingo 23 de junio en Xoxocotlán, Oaxaca por parte del presidente de la República, la virtual presidenta electa, el secretario de la Defensa Nacional y la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, todos en el marco de la inauguración de las instalaciones de dicha corporación en la población antes referida.

Si nos atenemos a lo dicho en los mensajes, la seguridad en el país está resuelta y la clave de todo fue la creación de la Guardia Nacional hace cinco años (1 de junio de 2019), solo que un amplio sector de la población no se ha dado cuenta y sigue percibiendo que el riesgo de que lo asesinen, secuestren, extorsionen, cobren piso o roben, sigue siendo alto.

En su turno, el presidente López Obrador señaló que “la estrategia de seguridad va por buen camino”, sin reparar que, al momento de pronunciar estas palabras, el país estaba arribando a los 190 mil 500 homicidios dolosos acumulados, más que los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón juntos, y que a su administración aun le restaban cien días.

La virtual presidenta electa manifestó que la GN se “consolidará” al pasar a la Secretaría de la Defensa Nacional en octubre próximo, como si de un trámite se tratara y superada esa fecha los problemas de corrupción y falta de capacitación como primer respondiente en el Nuevo Sistema de Justicia Penal desaparecieran como por arte de magia. Agregó que a cinco años de su creación, la GN tiene una buena aceptación por parte de la población (la más reciente fue del 80.9% en marzo de 2023 según la ENVIPE del INEGI, mientras que la última de la PF fue de 69.3% en marzo de 2019).

La secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana por su parte se aventuró a decir que la GN ha contribuido en la “pacificación del país” con la reducción de los delitos, como si los homicidios dolosos, el feminicidio, los secuestros, las extorsiones, el cobro de piso, los robos y la violencia familiar no fueran el pan nuestro de cada día. Lo que no dijo es que entre 2022 y 2023 los delitos totales no solo no se redujeron, sino que aumentaron un 1.5%, pero es parte de la narrativa y no se pueden apartar de ella.

El secretario de la Defensa Nacional por su parte fue el único que, contraviniendo a todos los oradores antes mencionados e incluso a su mismo comandante supremo, reconoció que “en materia de seguridad aún falta mucho camino por recorrer”, es decir no hay avances significativos como tanto se nos ha “machacado” desde Palacio Nacional.

Ahora vayamos a la realidad, al hacer un “comparativo espejo” entre los resultados cuantitativos de la PF contra los de la GN, esta última no sale bien librada ya que durante los últimos cinco años de existencia de la PF se registraron 144 mil 655 homicidios dolosos, mientras que en los primeros cinco años de vida institucional de la GN se cometieron 169 mil 234, equivalentes a un 17% más.

Lo anterior con un estado de fuerza promedio anual de 37 mil elementos de la PF operando en las calles y carreteras, contra 113 mil efectivos de la GN, es decir con menos elementos la PF hizo más que la GN, por más criticada que haya sido su estrategia, los números hablan. Un botón de muestra de la capacidad de la PF para resolver la violencia asociada a los homicidios dolosos fue Ciudad Juárez, Chihuahua entre 2010 y 2011, donde la reducción fue del 80% y este gobierno intentó copiar el modelo de participación ciudadana y autoridades conocido como “Mesa de seguridad”.

Además con 37 mil elementos capacitados en la función policial la PF logró detener más probables responsables de un delito en dos años (41 mil 500 detenidos entre 2017 y 2018) que la GN en cuatro (26 mil 253 entre 2029 y 2022) con 113 mil efectivos en promedio al año. A eso se le conoce como eficiencia.

En síntesis, a cinco años de su desaparición los números indican que la PF no estaba tan podrida como se nos ha querido convencer de manera recurrente para posicionar a la GN como la mejor; en todo caso se trata de una práctica maquiavélica de engañar con la mentira y mentir con la verdad.