La conspiración de Trump

  • Antonio Tenorio Adame
Su simbolismo equivale electoralmente a la mitad de la población estadounidense

Durante el primer debate por la presidencia de los Estados Unidos, el candidato del Partido Republicano, Donald Trump expresó: “Los migrantes están asesinando y violando a nuestras mujeres”; y añadió, “por nuestra frontera sur están entrando terroristas de todo el mundo. Teníamos la frontera más segura en la historia y ahora tenemos la peor en la historia”. Concluyó con la amenaza de cerrar la frontera, o sea, cancelar más de cinco siglos de historia.

Respetar los derechos de las minorías garantía democrática

El presidente Andrés Manuel López Obrador respondió con suavidad diplomática al desbordamiento verbal de Trump, hasta justificarlo por encontrarse envuelto en la campaña presidencial.

Se impone razonar la historia de nuestras naciones, cuya característica es muy diversa y compleja porque se encuentra vinculada por la fuerza de la geopolítica al compartir el territorio continental de la América Norte, pero encierra las conjeturas que el pasado no ha sido capaz de responder.

Cabe señalar que al principio fue un reflejo del choque de la Europa medieval, entre la parte rica del sur y la parte pobre del norte, cuyo proceso se modificó por el cambio civilizatorio del capitalismo y la disputa del control de los mares estableciendo una nueva división del dominio mundial.

Desde los albores de la llegada de europeos al nuevo continente vislumbrado por Colón arrancó una era de la colonización forjada a partir de la caída de la Gran Tenochtitlan en 1521.

Posteriormente 85 años después llegaron los peregrinos del Mayflower a las riberas del Río Hudson, dando comienzo lo que al correr el tiempo llegaría a convertirse en los Estados Unidos.

Por eso las formaciones de los nuevos regímenes coloniales fueron desde su origen diferentes y en ocasiones opuestos.

Mientras que el proyecto ibérico se caracterizó por un diseño del alto medioevo por medio de una guerra de conquista; en tanto, el impulsado por el anglosajón se distinguía en su causa reformadora religiosa: en los expulsados y perseguidos por su fe.

Fue así que se integraron nuevas sociedades diferenciadas: una en el modo de economías minero exportadora del oro y plata, mientras la segunda se sustentó una economía de carácter agrícola familiar, que después se transformó en agrícola de plantación con mano de obra esclava.

El gran diferencial entre ambas economías se extendió de diversas maneras siendo la de habla inglesa la que disponía de mayores ventajas ante el cambio civilizatorio que representaba la llegada del sistema capitalista con una nueva división de trabajo comenzando con la filiación de la propiedad de orden corporativo y la de vinculación privada.

Sin agotar el tema de las diferencias civilizatorias entre ambos modelos de colonialismo, las destacadas para este examen analógico son de orden religioso, donde la reforma religiosa de Lutero había suprimido la relación intermediaria de la iglesia católica con los creyentes que entraban en contacto con el Divino Creador a través de la Biblia.

Esta distinción contenía en sí otra ventaja civilizatoria al tratarse de una población que sabía leer. Y si bien se trataba de una ventaja social, por otra parte, el nuevo credo religioso contenía un matiz que promovía la superioridad racial bajo la consideración de la supremacía al considerarse en su conjunto como “el pueblo elegido de Dios”.

El carácter de la supremacía fue la simiente que germinó en exclusión, racismo y discriminación. Esta rama daría al paso de los años el despojo de las tierras de las comunidades indígenas para situarlas en el confinamiento de las “reservas indigenas”

Estas acciones llevarían a destacar sus propensiones geográficas en el expansionismo determinante de la separación de Texas y el despojo de la mitad de nuestro territorio.

Las repercusiones de las inclinaciones religiosas se tradujeron en políticas de Estado como ocurrió con la ley de derechos civiles con aplicación en los Estados y la Doctrina Monroe, así como los principios del Destino Manifiesto para extenderse por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia para desarrollar la libertad, el autogobierno democrático.

Las mayorías cambian su discurso

Si bien la formación religiosa en el surgimiento de la independencia norteamericana se vio incrustada en el dominio territorial de la separación de Texas y la Guerra de 1848 contra México, por otra parte, se vio acompañada de un paralelismo de conducta individual en la expresión de las sectas religiosas.

Hay que recordar que el vocablo sectas proviene de seguir. Max Weber distingue a las «sectas» de las «iglesias» sobre la base de sus mecanismos de crecimiento: donde en unas los individuos por decisión personal se afilian; mientras las iglesias, son aquellas en las que se hereda una identidad cultural.

Otros autores las consideran a) Organizaciones para la autosuficiencia colectiva de las minorías; b) Mientras las iglesias no están en conflicto con su entorno, en tanto las sectas ideológicamente sí lo están; c) Algunas destacan la busca de compensaciones sobre la base de suposiciones sobrenaturales; d) También se diferencian sobre las compensaciones que cubren carencias de sus miembros; e) las que las distingan por el número de seguidores luego que el cristianismo nació como secta y se convirtió en religión; f) Finalmente se le adjudica el título a los grupos radicalizados socialmente peligrosos. Aunque se debe tomar en cuenta la raíz filológica del término que significa seguir.

El simbolismo de Donald Trump, miembro de una secta, equivale electoralmente a la mitad de la población estadounidense, aquella proclive a la violencia, dominada por su tendencia bélica y en buena parte también capacitada en la superioridad del manejo de armas.

En el imaginario de los mexicanos cabría la configuración del clima social que prevaleció en 1848 cuando a México le amputaron su territorio.

Según el periódico The New York Times, el origen del movimiento social que apoya a Trump es la secta denominada “QAnon”, que significa “Q-Anonymous”.

Pero, ¿cuál es el significado de “QAnon”? Es el término en general -señala NYT- para un extenso conjunto de teorías de conspiración de internet que alegan, de manera falsa, que el mundo es gobernado por una camarilla de pedófilos adoradores de Satán que están conspirando en contra de Trump y al mismo tiempo operan una red global de tráfico sexual de menores.

“Los seguidores de “QAnon” creen que este grupo incluye a destacados demócratas, incluyendo a Hillary Clinton, Barack Obama y George Soros, así como a un número de estrellas del entretenimiento y celebridades de Hollywood como Oprah Winfrey, Tom Hanks, Ellen DeGeneres, y a figuras religiosas como el Papa Francisco y el Dalai Lama. Muchos de ellos también creen que, además de abusar de los niños, algunos miembros de este grupo matan y se comen a sus víctimas con el propósito de extraer de su sangre un químico que extiende la vida.

“Según el folclor de “QAnon”, Trump fue reclutado por generales en los altos mandos para que contendiera por la presidencia en 2016 con el objetivo de disolver esta conspiración criminal, acabar con su control de la política y de los medios de comunicación, y finalmente -cierra NYT- llevar a sus miembros ante la justicia.

Para promulgar en la Constitución

En el curso de la historia, México ha sufrido intervenciones graves por parte de los demócratas más por los demócratas que las infringidas por los republicanos, los primeros promueven en mayor grado la guerra y las industrias de las armas, como señala el doctor Juan José Mateos (2024).

Trump es candidato republicano que se mantiene apartado sin apoyar los conflictos bélicos demócratas, al aspirar a una Europa que financie a la OTAN. A la vez, como supuesto miembro de secta apunta contra la migración como causa de los mayores problemas sociales.

La dimisión de Biden como candidato demócrata con su reemplazo por la vicepresidenta, Kamala Harris, da un giro a la confrontación electoral.

La virtual candidata demócrata le dio un cambio al discurso al cuestionar a Trump como un indiciado penal: “Si los tribunales no son capaces de resolver por la vía legal la culpabilidad de Trump, entonces que lo haga el electorado a través de las urnas. Si el magnate es culpable o no, que la ciudadanía decida”.

¿La lucha electoral se empareja?

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Antonio Tenorio Adame

Licenciado en Economía por la UNAM, y docente en la BUAP. Fundador de la Academia de Historia y Crónica Parlamentaria y cofundador de la Asociación de Periodistas Democráticos junto con Renato Leduc. Ha sido diputado federal en diversas legislaturas, desde donde ha impulsado la apertura democrática.