Sangre joven en los partidos

  • Elmer Ancona Dorantes
México necesita sangre nueva en partidos políticos ante las exigencias de los tiempos modernos

Pasadas las elecciones de este año, no queda duda de que los partidos políticos han permanecido sordos, ciegos y mudos ante los jóvenes que militan en sus filas. Prácticamente los tienen invisibilizados. Por eso han fracasado y están en riesgo de desaparecer.

¿Qué les pasa a estas dirigencias? ¿Acaso no se han dado cuenta que muchos de sus liderazgos ya huelen a rancio, a viejo, incluso, a podrido? ¿Por qué no dejan correr sangre nueva por sus venas?

Hace unos días, un joven militante de un partido político de oposición me comentaba: “Yo tengo claro que la gente de mi edad, que toda la vida ha estado trabajando para el partido, le dio un voto de castigo no al instituto político, sino a sus dirigentes, porque sólo nos están utilizando”.

Durísima declaración de este muchacho que quizá representa a la juventud política militante. Se sienten utilizados, los usan sólo para cargar sillas, llevar pancartas, colgar lonas o para estar en los cruceros de propagandistas. Triste realidad. No reciben ni capacitación de sus partidos.

A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de convivir más con jóvenes de los partidos Acción Nacional (PAN) y del Revolucionario Institucional (PRI); siempre los he visto entusiasmados por la actividad política. Entregados de lleno.

Sueñan con alcanzar una posición de poder para cambiar la realidad de sus entornos, de sus circunstancias, de sus comunidades, de sus barrios; y me consta que las 24 horas del día se han entregado a todo lo que les han pedido sus dirigentes.

Pocos han logrado obtener una posición de poder más allá de lo que hacen al interior de sus institutos políticos; por lo menos alguna regiduría han alcanzado desde donde han podido concretar proyectos de amplio beneficio para su segmento social, por ejemplo, descuento en el transporte para los estudiantes.

A estos jóvenes les da tristeza ver cómo los viejos lobos de mar que han sido diputados, senadores o funcionarios de gabinete les bloquean el paso con el único propósito de repetir y repetir en sus cargos. Muchos de ellos ya tienen hasta setentas años. Hacen de sus partidos institutos geriátricos de muy bajo espectro.

Los jóvenes de hoy, como los de antaño, exigen cambios drásticos, revoluciones, deconstrucciones políticas, tratando de acomodar todos sus sueños y anhelos a las exigencias de los tiempos modernos. A sus tiempos.

Las cámaras de Diputados y de Senadores, por ejemplo, están llenos de hombres y mujeres que, aparte de ser unos corruptazos, tienen la cabeza llena de canas y los huesos entumidos por estar sentados sin hacer nada bueno por el país.

¿Qué necesita nuestro país? México necesita sangre nueva en las filas de los partidos políticos, requiere de jóvenes inquietos que transformen el pensamiento y la forma de actuar de los gobiernos municipal, estatal y federal.

Los viejos deben, ya, hacerse a un lado y formar parte únicamente de consejos de asesores que basados en su amplia experiencia le den un nuevo rumbo, un nuevo rostro a las comunidades rurales y urbanas.

Sangre joven y pensamiento nuevo es lo que pide México a gritos.

@elmerando

 

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y maestro en Gobierno y Políticas Públicas por el Instituto de Administración Pública (IAP) y maestrante en Ciencias Políticas por la UNAM. Catedrático. Ha escrito en diversos medios como Reforma, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.