En la fundación no tenemos fondos económicos, no hay una “caja” ni un “guardadito”, ni nada por el estilo. Todo lo que damos como ropa, zapatos, despensa, alimentos preparados, juguetes, o lo que sea, son donativos que generosamente la gente nos da pues confía en que las entregaremos a las personas que en verdad lo necesitan.

En la cuestión de medicamentos, que forzosamente hay que comprar, la dinámica que hacemos es pedir ayuda a mucha gente con alguna cooperación. Dependiendo de la cantidad que se necesite, hay quien nos donan cincuenta pesos, otros doscientos o mil o lo que sea. Literalmente les mando un mensaje exponiendo el caso, la necesidad y pidiendo apoyo. Afortunadamente la gente que nos conoce y sabe cómo trabajamos, confía en nosotros, nos ayuda y siempre hemos podido cubrir la necesidad.

La semana pasada, de la nada, me llega un mensaje de una persona que varias ocasiones nos había apoyado para comprar algún medicamento; cito: “Amigo, quiero decirte que a partir de hoy no te vuelvo a dar dinero para comprar medicinas para los niños del hospital, sus papás votaron por Morena, pues que Morena los ayude”.

La realidad me golpeó fuerte. Ya no era ver una imagen en redes sociales diciendo que no se den propinas ni de ayuda a los cerillitos del súper. Ya no era un comentario en Twitter (X) diciendo que no se apoyaría en desastres naturales. Ya no era un “meme” haciendo alarde de un berrinche porque no ganó a quien apoyaban.

La generosidad es una virtud que beneficia más a quien la da que a quien la recibe. Cuando se ayuda de corazón a una causa loable, se realiza una acción que va más allá de partidos políticos, posturas ideológicas e incluso de creencias.

Quienes piensen que las “clases bajas” merecen ser castigadas por sus decisiones políticas, no solo ignoran las estadísticas de las segmentaciones del voto en la pasada elección, sino que muestran una mezquindad terrible y el desconocimiento de las realidades que viven la gente de recursos económicos más escasos, realidades que posiblemente ni aún explicándoselas las entiendan.

Hago votos porque la solidaridad y la empatía que tanto nos ha caracterizado sigan siendo un común denominador en nuestra sociedad, porque cada vez seamos menos clasistas y todos y todas entendamos que sin importar por quién votamos, en qué creemos, qué preferencias tenemos, el color de nuestra piel o la cantidad de dinero que poseamos, todos y todas somos un solo país y una sola patria.

Rescoldos
El clasismo es un mal endémico que más allá de mostrar la clase social a la que perteneces, demuestra la clase de persona que eres.

@RafaActivista
rafaactivista@gmail.com