Ladrillos, oportunidad y educación

  • Rafael Reyes Ruiz
La educación es el mejor camino para el desarrollo, generemos oportunidades a grupos vulnerables

Llegué a la escuela Macuixochitl en abril del 2013. Lucy, una niña que conocí en el hospital, me pidió —mientras estaba recibiendo su última quimioterapia— que le llevara juguetes a los niños y niñas de su escuela.

Llegamos a la escuela que no parecía escuela. Llevábamos juguetes y dulces; el buen Gelacio Escalona nos consiguió pizzas que nos hicieron en la misma comunidad.

La escuela, ubicada en la zona de Buenos Aires de la junta auxiliar de San Andrés Azumiatla, tenía muchas carencias, pero contaba con lo más importante: niños y niñas felices. Niños y niñas que ignorando su condición de "indígenas" se divertían, jugaban e inundaban el aire con sus carcajadas. Niños y niñas, que como cualquiera, disfrutaban del espectáculo que dábamos, por más escuchimizado que éste haya sido.

No puedo explicar la sensación que tuve al estar en esa escuela, sentimientos encontrados, entre la alegría de niños que aún en su condición de alta vulnerabilidad estaban estudiando, y tristeza por ver todo lo que hacía falta, principalmente salones de clases.

Sabía que las actividades asistencialistas —aún cuando son necesarias— no solucionaban problemas de fondo, por ello, y en honor a la gran Lucy que había perdido la batalla, decidimos adoptar a la escuela Macuixochitl.

Se construyeron salones, fue muy difícil, pero se logró. Conseguíamos materiales y los padres de familia ponían la mano de obra. Alguna fundación muy grande construyó uno. Y después de muchísimas cartas, solicitudes, peticiones, rezos y veladoras… se pudieron construir los últimos dos.

Afortunadamente, la matrícula de la escuela ha ido creciendo. Cada vez son más los niños y niñas que se inscriben y tienen acceso a la educación; aún cuando en sí mismo es muy bueno, nos lleva a la situación de la falta de más salones de clases.

Y pues sí, aquí estoy nuevamente, mandando más opciones, escribiendo más solicitudes, haciendo más rezos y prendiendo más veladoras, para así poder tener ladrillos y material de construcción y hacer los salones que hacen falta y que esos niños y niños tengan la oportunidad de estudiar.

Estos ladrillos no sólo construirán más paredes, esos ladrillos construirán sueños, esperanzas y anhelos. Creo firmemente que la educación es el mejor camino para el desarrollo; y el darles la oportunidad de estudiar a niños y niñas en condiciones de alta vulnerabilidad hace la diferencia para su entorno y para la sociedad.

Si puedes ayudar de alguna forma para la construcción de estos salones, contáctame, cuando la necesidad es tanta, no hay ayuda pequeña. El ayudar con ladrillos y material es una oportunidad doble: para los niños es oportunidad de estudiar; para quienes ayuden, es la oportunidad de ser partícipes en construir una mejor sociedad.

A quienes critican el asistencialismo y dicen que hay que "enseñar a pescar y no dar el pez", hoy es un buen momento para demostrar con hechos, las palabras.

Rescoldos
La escuela Macuixochitl es bilingüe, y no por dar clases en español e inglés, sino, por dar clases en español y náhuatl. De verdad, ver a esos niños y niñas cantando el himno nacional en náhuatl, hace que se te erice la piel.

@RafaActivista
 rafaactivista@gmail.com

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Rafael Reyes Ruiz

Activista social dedicado a brindar ayuda integral a grupos de alta vulnerabilidad. Fundador de Fundación Madai, que apoya a niños con cáncer y sus familias. Miembro de grupos y colectivos de la sociedad civil. Escritor, articulista, conferencista. Desarrollador y promotor del emprendimiento social.