Inundaciones en Puebla

  • Jerónimo Chavarría Hernández
Un desafío intensificado por el cambio climático y el acelerado crecimiento urbano

En los últimos años, el cambio climático se ha convertido en uno de los desafíos más importantes del siglo XXI, impactando de manera significativa en todo el mundo. Una de las manifestaciones más evidentes de este fenómeno es el aumento de la frecuencia y severidad de los eventos meteorológicos extremos, como las altas temperaturas y las inundaciones.

La ciudad de Puebla, como el resto del país, no es ajena a estos efectos adversos derivados del clima, la cual se encuentra en una región que históricamente ha tenido un clima templado con una temporada de lluvias bien definida de mayo a octubre.

Sin embargo, su ubicación geográfica la hace susceptible a la acumulación rápida de agua durante eventos de lluvias intensas. Las características físicas de la región combinada con el acelerado crecimiento urbano y la falta de infraestructura adecuada para el manejo de aguas pluviales, ha agravado la vulnerabilidad de la ciudad y sus habitantes a las inundaciones. 

El cambio climático ha alterado los patrones de precipitación en muchas partes del mundo, incluyendo Puebla. Los estudios indican que el calentamiento global está modificando e intensificando el ciclo hidrológico, lo que resulta en episodios de lluvias más intensas y concentradas en períodos más cortos de tiempo. Esto significa que, aunque la cantidad total de lluvia anual no cambia significativamente, la distribución temporal de estas lluvias sí lo hace, incrementando el riesgo de inundaciones repentinas. 

En Puebla, se ha observado un aumento en la frecuencia de tormentas intensas que descargan grandes cantidades de agua en poco tiempo. Este fenómeno se debe al aumento de la temperatura del aire, que puede contener más vapor de agua, lo que a su vez potencia las precipitaciones extremas. Las lluvias torrenciales sobrecargan rápidamente los sistemas de drenaje urbano, que en muchos casos no están diseñados para manejar volúmenes tan altos de agua en periodos cortos de tiempo, dando como resultado que el agua se acumule provocando inundaciones. 

El acelerado crecimiento urbano de Puebla también ha contribuido a aumentar su vulnerabilidad a este fenómeno. La expansión de zonas urbanas ha llevado a la impermeabilización de grandes áreas, reduciendo la capacidad del suelo para absorber el agua de lluvia. Además, la construcción de viviendas en áreas propensas a inundaciones y la falta de planificación urbana adecuada han intensificado el problema. 

Los sistemas de alcantarillado y drenaje en muchas partes de Puebla no han sido actualizados para enfrentar el aumento en la frecuencia e intensidad de las lluvias. Las inundaciones urbanas recurrentes no solo causan daños materiales significativos, sino que también representan un riesgo para la salud pública, al favorecer la propagación de enfermedades transmitidas por el agua. 

Para mitigar el impacto de las inundaciones se necesita implementar una serie de estrategias integradas. La actualización y expansión de la infraestructura de drenaje, la limpieza y mantenimiento periódicos de alcantarillas y desagües, es crucial para manejar los volúmenes crecientes de agua. Además, la creación de áreas verdes y espacios abiertos que puedan actuar como zonas de absorción de agua es una medida efectiva para reducir la escorrentía superficial. 

La aplicación de políticas de uso del suelo que impidan o limiten la construcción en áreas de alto riesgo de inundación es igualmente importante. La educación y concienciación pública sobre los riesgos de las inundaciones y las medidas preventivas como las campañas informativas también tienen un papel vital en la preparación de la población para enfrentar estos eventos. 

La implementación de sistemas de alerta temprana y la restauración de ecosistemas naturales contribuirán de forma crucial en la mitigación del riesgo.  

La relación entre el cambio climático y las inundaciones es clara y preocupante. Para enfrentar estos desafíos es esencial adoptar un enfoque proactivo que combine la mejora de la infraestructura, la planificación urbana sostenible y la concienciación pública. Solo a través de estas medidas integrales, se podrán mitigar los efectos adversos del cambio climático y proteger a la población de las crecientes amenazas por estos fenómenos. 

El autor es académico de la Universidad Iberoamericana Puebla.

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Jerónimo Chavarría Hernández

Maestro en Ciencias en Edafología del Colegio de Posgraduados. Biólogo por la UAM - Iztapalapa Actualmente Jefe del Laboratorio de Cambio Climático y Ordenamiento Territorial en la IBERO Puebla.