(Contra) Reforma 2019: ¿A quién le interesa la educación?

  • Juan Martín López Calva
Pablo Latapí. La educación, zona de conflictos. Proceso

“Espacio social donde chocan múltiples intereses, y encrucijada de propósitos políticos y reivindicaciones sociales, la educación nacional es escenario de todos los actores. La única ausente es quizás la educación misma”.

Pablo Latapí. La educación, zona de conflictos. Proceso.

https://www.proceso.com.mx/161757/la-educacion-zona-de-conflictos

La semana pasada publiqué en este espacio que amablemente me brinda E-Consulta semanalmente, un relato de ficción sobre el futuro de nuestra educación nacional. Quienes no hayan leído este relato, pueden ir a la siguiente liga: http://www.e-consulta.com/opinion/2019-03-25/educacion-y-futuro-un-relato-de-ciencia-ficcion

Situado en los primeros meses del año 2049, es decir, cinco sexenios adelante del actual, describí en esta narración un escenario muy similar al que se ha vivido en cada sexenio desde hace varias décadas –el lector puede recurrir a los periódicos de febrero o marzo del 2013 para ver que la situación era prácticamente la misma que hoy- con un nuevo gobierno federal declarando que va a iniciar una reforma educativa que “ahora sí” va a transformar al sistema educativo nacional y a detonar un proceso de formación de los futuros ciudadanos mexicanos que será un puntal para el desarrollo acelerado y equitativo del país y con una movilización de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) arguyendo que se trata de un intento de privatizar la educación pública y de responder a los intereses de los organismos internacionales.

La estructura de mi relato y su conclusión coincidía con el artículo de don Pablo Latapí del que tomo el epígrafe y las citas que ilustran mi artículo de hoy. Porque la batalla de esta nueva (contra) reforma educativa –la llamo así porque se plantea en el discurso oficial como abrogación de la reforma del 2013 y totalmente opuesta a ella- tanto en la discusión parlamentaria y en la narrativa del presidente como en los bloqueos y tomas del congreso por parte de la CNTE y en el debate de los medios y las redes sociales, muestra claramente que la educación nacional es este espacio social en el que siguen chocando múltiples intereses y es un punto donde confluyen y combaten intereses y propósitos políticos y reivindicaciones sociales de múltiples actores, pero en el que parece que la única ausente sigue siendo, como afirma Latapí en su artículo de 1993, “la educación misma”.

“En suma, parece que la batalla de la SEP por romper el feudo magisterial en las escuelas, abriendo éstas a una participación constructiva de los padres de familia y otras fuerzas sociales, no culminó en la victoria esperada y que nos encontramos ante otro caso de dialéctica política a la mexicana: sí, pero no, y no, pero sí”.

Pablo Latapí. La educación, zona de conflictos. Proceso.

https://www.proceso.com.mx/161757/la-educacion-zona-de-conflictos

El padre de la investigación educativa en México planteaba en su artículo de hace veintiséis años una realidad que seguimos sin poder superar. Porque los intentos de la SEP de romper el feudo magisterial en las escuelas y de abrirlas a la participación de los padres de familia y de otras fuerzas sociales –batalla que se volvió a intentar en la reforma educativa peñanietista- ha fracasado una vez más. En este inicio del nuevo gobierno en el que se supone que habría un cambio profundo de las viejas estructuras anquilosadas que han impedido el desarrollo del país parece que está volviendo a imponerse la “...dialéctica política a la mexicana: sí, pero no, y no, pero sí”.

Porque a pesar de que se había llegado a una propuesta de dictamen de reforma educativa bastante razonable en un proceso participativo en el que se escuchó a muchos actores del sistema educativo y se tomaron en cuenta propuestas de investigadores educativos expertos en política educativa, las movilizaciones, las presiones y los chantajes de la coordinadora han vuelto a imponerse al paralizar por la fuerza la operación de la Cámara de Diputados, al grado de que el presidente López Obrador declaró que “Por eso también no es para nosotros indispensable lo de la llamada evaluación porque si se fortalecen las normales pues los maestros van a salir bien preparados para poder desempeñar su trabajo educativo” y expresó que pidió a los legisladores de su partido eliminar del dictamen todos los aspectos que el sindicato disidente considera lesivos para sus derechos.

Por su parte el diputado Mario Delgado y el Secretario de Educación Pública, según consignan los medios de comunicación y han declarado los líderes de la CNTE, se han comprometido a someter el dictamen a la revisión y aprobación de la coordinadora antes de subirlo a discusión en el pleno de la cámara.

Por las señales que se están mandando a partir de las movilizaciones y el bloqueo del proceso legislativo por parte de la CNTE, el gobierno federal estaría dispuesto a dar marcha atrás en este avance logrado en la reforma del 2013 que buscaba recuperar la rectoría del Estado en materia educativa y eliminar el monopolio de los líderes gremiales del magisterio en el control de la educación, optando por privilegiar a uno de los múltiples actores involucrados en el espacio social de la escuela por encima de los intereses de los alumnos, los padres de familia y otros grupos sociales que tienen también legítimamente un espacio de aportación para definir el rumbo de la educación nacional.

Ojalá el poder legislativo –y principalmente la oposición como contrapeso del enorme poder obtenido en las urnas por AMLO y los partidos que conformaron su coalición- pueda mantenerse firme en el dictamen aprobado y sea este proyecto el que de someta a discusión del pleno para ser modificado y en su caso aprobado.

Ojalá no haya un nuevo retroceso y un nuevo sí pero no, no pero sí, en esta propuesta de (contra) reforma educativa y se planteen cambios que mantengan el equilibrio en la participación de los diversos actores que intervienen en el proceso educativo para construir, en ese espacio de conflicto y a través de la mediación y el equilibrio permanente de ese choque de intereses legítimos y plurales desde la rectoría del Estado, una mejor educación que apuntale el desarrollo del país hacia condiciones de progreso y equidad e inclusión que reclama con tanta urgencia el escenario nacional.

Porque las preguntas de Latapí en su artículo siguen vigentes en este escenario de nuevo cambio educativo: “La política educativa es terreno minado y zona de confrontaciones. Lo que uno se pregunta, ante tantas disputas, es: ¿Dónde quedan los intereses de la educación? ¿Quién mira por ella? ¿A quién le interesa?”

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Juan Martín López Calva

Doctor en Educación UAT. Tuvo estancias postdoctorales en Lonergan Institute de Boston College. Miembro de SNI, Consejo de Investigación Educativa, Red de Investigadores en Educación y Valores, y ALFE. Profesor-investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).