AMLO, el adiós de un fenómeno

  • Miguel Ángel de la Rosa
López Obrador era de esos hombres que trascienden en su generación y se convierten en fenómenos

Corría el año 1997 y escuché hablar al presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRD. Su nombre: Andrés Manuel López Obrador. Su discurso en el momento que lo oí no era incendiario, más bien humanista y convincente. Yo en ese momento tenía mucho trabajo como analista de negocios en radio y televisión. Supe desde ese momento que López Obrador era de esos hombres que trascienden en su generación y se convierten en fenómenos.

Me convenció con argumentos de que era el hombre que se requería para dirigir nuestro país.  Decido en ese momento afiliarme al PRD. Él firmó mi primera credencial de afiliación. Crece en la vida interna del PRD y en los años 2004 y 2005 yo trabajo intensamente en las redes ciudadanas en apoyo a su candidatura a la presidencia de la República. Viene la elección presidencial del 2006 y ambos somos candidatos, él a la presidencia de México y yo a diputado federal por el distrito XI de Puebla. Y se presenta el que para mí fue el gran fraude electoral de ese año, con la presidencia de Felipe Calderón.

Enfrentamos juntos -guardando debidas proporciones-, esa gran guerra sucia en todo ese año 2006. A mi me afectó en lo social, familiar y profesional, en razón de que era yo parte de lo que denominaban “Peligro para México”. Sin embargo, supe que para que Andrés Manuel fuera presidente de México, solo era cuestión de tiempo, por lo que acepté coordinar en el estado de Puebla lo que se denominó el “Gobierno legítimo” en ese 2006. Viene el 2012 y nuevamente no ganamos la elección (yo era presidente en Puebla del PRD). Después de esta elección sabía yo que no habría campaña sucia o fraude que impidiera que el tabasqueño fuera el titular del Poder Ejecutivo federal en el 2018.

¿Con base a qué estaba tan seguro?

En las profundas desigualdades sociales que se tienen en nuestro país, la clasificación de las clases sociales en México sigue siendo un reflejo de este hecho. Según el informe Cuantificando a la Clase Media en México 2010-2020, la población mexicana se divide en tres grandes grupos: clase baja, clase media y clase alta. Estos grupos se diferencian por factores económicos, educativos y culturales que determinan su calidad de vida y acceso a oportunidades. Según este estudio la clase alta en México, está compuesta por aquellos hogares con un ingreso mensual promedio de 77 mil 975 pesos. En Puebla, aunque no es uno de los estados con la mayor concentración de clase alta, sí existen zonas específicas donde se encuentran estos hogares, como La Vista y La Calera. Estas áreas se caracterizan por residencias de lujo, acceso a servicios privados de salud y educación, y un alto nivel de seguridad. La clase media tiene un ingreso mensual promedio de 22 mil 927 pesos; la mayoría de las personas en esta clase son empleados con salarios formales y solo el 6.4 por ciento cuenta con un trabajo independiente formal. Por último, la clase baja tiene un ingreso mensual promedio de 11 mil 343 pesos lo que limita su acceso a mejores oportunidades laborales y educativas.

Aquí viene el principal elemento que hizo que Andrés Manuel López Obrador lograra llegar en el 2018 a la presidencia de nuestro país. En ese 2018 los porcentajes de la población de México que pertenecían a estas clases sociales era lo siguiente:

Clase alta: 1.2%
Clase media: 42.2%
Clase baja: 56.6%
(Con datos del INEGI)

En el 2018 México era un país donde la mayoría eran pobres, y en opinión de la Dra. Viridiana Ríos, quien es una destacada analista política mexicana y doctora en Gobierno por la Universidad de Harvard -con la que tengo amplias coincidencias- señala que para la clase alta mexicana y una parte de la clase media tienen la idea de que el apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador proviene del resentimiento y la venganza de un grupo social que, debido a su baja calidad de vida, quiere castigar a los ricos y llevarlos a la bancarrota. En esta percepción los votantes de López Obrador son resentidos, rencorosos, vindicativos y cortoplacistas. No es así. Por el contrario, el sentimiento que motiva el apoyo a López Obrador es la percepción de que las cosas van mejorando y la esperanza de que mejoren aún más. No es el odio el que mueve el voto hacia Morena, es el optimismo. Por ello los resultados electorales del 2024.

Aún falta mucho por hacer, pero en la administración de AMLO la combinación de más empleo, mejor pagado hizo posible sustanciales avances en la reducción de la pobreza, que incluyó reducir el porcentaje de la población con carencias sociales de 56.6 a 36.3 por ciento, según el informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), aunque lamentablemente también se desprende en ese reporte que en el cuatrienio 2018-2022 la pobreza extrema se incrementó ligeramente, al pasar de 8.7 a 9.1 millones personas, es decir, transitó de 7 a 7.1 por ciento. Esto debido principalmente al crecimiento poblacional.

Conclusión: Los números no mienten y la 4T sí está dando resultados en los bolsillos de los mexicanos.

 

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Miguel Ángel de la Rosa

Político, abogado y contador público certificado. Nacido en Puebla. Como periodista ha sido colaborador en radio, televisión y periódicos locales. Expresidente Estatal del PRD. Presidente Estatal de Iniciativa Galileos APN. Rector del Instituto de Ciencias Ecuestres. Amante de los caballos.