Tu espacio, mi espacio… ¿nuestro espacio?
- Carlos Vázquez Parra
Hablar de nuestro espacio es un tema complicado al tomar en cuenta todas las consideraciones que se implican. Conceptualmente hablando el espacio es el lugar donde se encuentran los objetos o las personas, haciendo referencia a cuestiones como el entorno, su grupo social o su ambiente personal. Es bien sabido, según la ley de la impenetrabilidad, que dos cosas no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo, pero ya entrando en tema de parejas, parece ser que en la actualidad esta ley podría llegar a ser discutible, pues estamos dispuestos a desafiar este principio de física al querer generar un espacio mutuo para nuestra pareja y nosotros.
El espacio en las relaciones interpersonales puede dar cabida a muchas reacciones. Por un lado, hay personas que consideran que el espacio de pareja se constituye a partir de una combinación de los espacios individuales, es decir, como un espacio nuevo. Sin embargo, hay otros que podrían señalar que realmente el espacio de la relación no existe, sino que se gesta como un constante fluctuar entre el espacio de las partes que la constituyen. ¿Entonces, podemos hablar realmente de la existencia de “nuestro” espacio?
Hace unos años, la red social Facebook generó los muros de parejas, es decir, paginas alternativas a las cuentas personales de los usuarios que se construían a partir de las publicaciones, fotos y comentarios de dos individuos que manifestaban estar una relación. Aunque al principio estos nuevos espacios resultaron románticos, posteriormente la mayoría de las parejas decidieron darlos de baja, pues consideraban que violentaban su derecho a ser vistos de manera individual. Sin lugar a duda el hablar de un espacio mutuo no necesariamente implica que las dos personas se fundan en un nuevo ente, pero si requiere que ambos estén conscientes de que aunque siguen siendo individuales, ahora forman parte de una pluralidad.
Entonces, ¿Por qué se dan tantos problemas en los noviazgos o los matrimonios actuales en relación con la singularidad?, ¿No sería una presunción obvia que el entrar en una relación supone perder un poco de este individualismo? Uno de los casos contemporáneos más interesantes que podemos encontrar sobre este tema son las famosas relaciones LAT (Living Apart Together), es decir, parejas que determinan desde el inicio de su relación que cada uno conservará su espacio, pues la vida en conjunto no les obliga a detener o modificar su vida como individuos. Muchas de estas parejas se basan en la idea de que el estar con alguien es porque realmente se desea estarlo y no simplemente porque al compartir un espacio la convivencia es inevitable. Las parejas LAT consideran que el pensar en un espacio de pareja no necesariamente debe significar un espacio físico.
A pesar de estas consideraciones, este tipo de relaciones siguen viéndose hoy en día como parejas alternativas, pues no son la cotidianidad a la que la mayoría están acostumbrados. Pero, ¿hasta dónde es necesario ceder nuestra individualidad con el fin de fortalecer una relación?
En mi opinión, tanto como cada pareja lo disponga. Existen personas que se sentirán perfectamente bien dando todo su tiempo y espacio, aunque otras pondrán sus limitaciones desde un inicio. Por consiguiente, el espacio mutuo se construye a partir de la comunicación y convivencia de la pareja, pues hablar de pareja es hablar paralelamente de espacio mutuo, ya que la convivencia requiere de un lugar donde el tú y el yo puedan estructurar un nosotros.
Recordemos que así como cada cabeza es un mundo, cada relación es un universo muy diferente a otros, por lo que no existe un patrón o instructivo que se pueda seguir.
Opinion para Interiores:
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Es Doctor en Estudios Humanísticos, así como Maestro en Educación y Licenciado en Psicología y Derecho. Cuenta con variados artículos académicos, así como ha participado en múltiples congresos a nivel nacional e internacional. Es autor de cinco libros originales que versan sobre temas como la elección racional, la búsqueda del amor y la modificación de las creencias. Actualmente trabaja en su sexto libro y labora como profesor investigador del área de ética del Tecnológico de Monterrey.