¿Stalkear o no stalkear?… ésa es la cuestión

  • Carlos Vázquez Parra

Es curioso como hace años el espiar a alguien era algo sumamente mal visto, algo obsesivo, reprochable e incluso enfermizo. Como no imaginarnos a esa persona que desde su ventana nos observa con sus binoculares, deseoso de vernos desde la oscuridad, disfrutando con el simple hecho de sentirse cerca de aquello que no le pertenece. Realmente esto es un tanto estremecedor, sin embargo hoy en día una gran cantidad de personas llevan  a cabo una práctica muy semejante, pero que a diferencia de hace una década, ahora ya no solo no se nos hace raro, sino que incluso puede ser socialmente justificable y motivo de charla entre amigos, debido al nuevo espía cibernético, el stalker de Facebook.

Stalkear parece una palabra tan moderna que actualmente muchas personas la usan sin siquiera saber a qué se refiere realmente. Sin embargo, aunque la Real Academia aún no la reconoce, esta simple palabra es usualmente utilizada dentro del lenguaje virtual, y si se traduce nos damos cuenta de que no es nada nueva. Stalkear, es una modificación del termino anglosajón stalk, que hace referencia a acechar, vigilar o espiar; por ende, el stalker puede ser considerado como aquella persona, que al estar obsesionada con otra, tiende a acosarla, comúnmente por medios electrónicos.

Debemos reconocer que muchas ocasiones el stalkear a alguien podría parecer muy atractivo antes de conocer a una persona, sin embargo esto suele romper con el proceso natural de conocerse; es como si escribieras una novela y cuando la terminaras te pusieras inmediatamente a leerla. No niego que tal vez te resulte buena y te guste lo que lees, pero considerando que ya no hay misterio, ni emoción, ni sorpresa, ¿Cómo evitar que el juicio previo no afecte los pasos que vas dando?

El otro día leía en una revista algo de lo que hoy estoy plenamente convencido: “El que stalkea, encuentra”. El espiar o buscar información sobre alguna persona, es porque muy en el fondo creemos que encontraremos algo, pues si no fuera así no tendría sentido nuestro comportamiento. Por ello, uno de los mayores problemas que se dan actualmente en las parejas son resultado de este deseo de buscar hasta encontrar algo, sin pensar que todos tenemos un pasado y que efectivamente hay mucho de la otra persona que no sabemos. Difícilmente andaremos con un individuo que haya nacido el mismo día que lo conocimos, así que inevitablemente siempre habrá algo atrás que forma su pasado.

Esa necesidad de saberlo todo, de controlarlo todo y de tener certeza de todo, puede desencadenar claros conflictos, en los que la individualidad y privacidad de alguien se ponga en entredicho, afectando incluso la confianza construida durante la etapa de noviazgo. La revisión de fotos del pasado, comentarios de amistades, likes que se tienen y hasta incluso la ubicación de las conversaciones, generan un patrón de cuestionamientos y dudas que ponen a prueba la relación, siendo tan destructiva la situación, como lo sería un ataque de celos o un drama en público.

Exigir las claves o contraseñas de la pareja o bien, preguntarle cosas tan ilógicas como ¿Quién es X persona que te puso like en tus fotos familiares? O ¿Con quién estabas tomando vino en esa romántica cabaña que aparece en tus fotos de hace tres años?, son situaciones que solo llegan a mostrar un claro caso de inseguridad, mismo que puede desencadenar emociones de desconfianza y celos que no solo terminan con la tranquilidad de la relación, sino que también acaban con el poco o mucho amor que hubieran podido haber construido hasta ese momento.

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Carlos Vázquez Parra

Es Doctor en Estudios Humanísticos, así como Maestro en Educación y Licenciado en Psicología y Derecho. Cuenta con variados artículos académicos, así como ha participado en múltiples congresos a nivel nacional e internacional. Es autor de cinco libros originales que versan sobre temas como la elección racional, la búsqueda del amor y la modificación de las creencias. Actualmente trabaja en su sexto libro y labora como profesor investigador del área de ética del Tecnológico de Monterrey.