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H. Höch: la artista que plasmó el feminismo en el Dadaísmo

  • Dalia Estrada
La artista alemana Hannah Höch fue una pionera en la creación y divulgación del Dadaísmo donde abordó temáticas como la misoginia, androginia y el amor lésbico
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En días pasados se cumplió otro aniversario luctuoso de la artista y fotógrafa alemana, Hannah Höch, una de las primeras mujeres y quizá la única en impulsar el movimiento Dadaísta que inició en Suiza en 1916.

Höch no sólo fue pionera en una de las corrientes más importantes del mundo artístico, sino que se le considera como la madre del fotomontaje, técnica en la que retrató y denunció la misoginia, la sociedad machista, la androginia y el amor lésbico que vivió a nivel personal a principios de la Primera Guerra Mundial.

Pero antes de hablar sobre la vida y obra de Hannah, comenzaremos por describir brevemente qué es el Dadaísmo y de lo que proponía como nueva corriente de arte.

¿Qué es el movimiento Dadá?

El dadaísmo nació en el año de 1916 y tenía como principal objetivo revelarse en contra del canon establecido, más específicamente, de todo lo propuesto por el Positivismo, burlarse del artista burgués y de su arte.

El dadaísmo suele ser una sucesión de palabras, letras y sonidos a la que es difícil encontrarle lógica. Se distingue por la inclinación hacia lo dudoso, la muerte, lo fantasioso y por la constante negación. Así, busca renovar la expresión mediante el empleo de materiales inusuales o manejando planos de pensamientos antes no mezclables, lo cual conlleva a una tónica general de rebeldía o destrucción que años más tarde retomaría el Surrealismo.

El Dadaísmo es caracterizado por gestos y manifestaciones provocadoras en las que los artistas pretendían destruir todas las convenciones con respecto al arte, creando de esta forma un antiarte.

A México, el Dadaísmo llegó muy tarde, de hecho, en este lado del mundo el movimiento se mezcló con el Surrealismo a consecuencia de la migración derivada de la Primera y Segunda Guerra Mundial, por lo que su existencia fue pasajera y el referente dadá más famoso que poseemos es Marcel Duchamp y su obra popularmente conocida como “La fuente”.

Feminismo de hace más de 100 años

Hannah Höch nació en 1889 en Gotha, Alemania. Años más tarde, en 1912, se mudó a Berlín para asistir a la Escuela de Artes Aplicadas, donde estudió Vidriería y Diseño de Libros de Arte, sin embargo, tomó un breve descanso de sus estudios durante la guerra para trabajar en la Cruz Roja.

En 1915 cuando la guerra llegó a su fin conoció a Hausmann, quien la introdujo en su círculo de artistas de Dada, pero a pesar de la habilidad significativa de Höch, Hausmann no la tomó en serio, y casi rechazó su participación en la Primera Feria Internacional de Dadá en Berlín en 1920.

Una de sus temáticas más recurrentes de Hannah (si es que el dadá tiene algún tema) era la presentación de la “mujer nueva”, esa que puede vivir independiente, libre y de “tú a tú” con el hombre; aquella que proliferó en la caótica, pero fascinante República de Weimar.

Höch cuestionó la idea y el concepto de belleza femenina, desde la ropa que se utilizaba hasta el aspecto físico, así como los arquetipos impuestos a las mujeres y la presión sobre estas, respondiendo a preguntas: qué es la belleza, así como qué se espera y exige de las mujeres. También hizo hincapié en representar al mundo fragmentado, colapsado por la guerra y las crisis económicas.

En sus fotomontajes, Höch disecciona imágenes de esta nueva mujer para recomponerlas a través de su mirada transformadora; para ello, utiliza imágenes de mujeres que destacaban en diferentes medios como la danza, el cine, el teatro, el cabaret, la política, el feminismo o el arte.

Usa partes de sus cuerpos relacionadas con el fetichismo como los ojos, la boca o las piernas. También es habitual en sus obras la combinación de estos elementos con partes de cuerpos masculinos, creando seres híbridos carentes de un género concreto.

Durante el nazismo, Höch se convierte en una artista incómoda para el régimen y es calificada como “artista bolchevique”. Sus exposiciones comienzan a ser canceladas y poco a poco su vida social y artística va viéndose reducida, a la vez que muchos de sus amigos y colegas artistas van abandonando el país.

En los años del conflicto, la artista alemana se recluyó en su casa a las afueras de Berlín, junto con una “peligrosa” colección de arte degenerado, donde vivió completamente aislada (aunque siempre pendiente de los acontecimientos que ocurrían en el exterior) y sobrevivió gracias a lo que cultivaba en su propio jardín.

Posterior a la guerra, Hannah siguió trabajando y se incorporó a los movimientos que surgieron, pero lo que sin duda marcó la historia del arte fue su participación con los dadás. Murió el 31 de mayo de 1987 a los 88 años.

Algunos de los museos en los que se puede apreciar el arte de Höch son el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, España, The Whitechapel Gallery en Londres y el Museo Metropolitano de Nueva York (MoMA).

Julia Lillard, la heredera de la técnica Höch

La tecnología trajo consiguió a varios artistas que replicaron esta técnica guiada hacia el collage y, en la actualidad, Julia Lillard es una artista plástica que trabaja sobre el fotomontaje y algunas de las obras que realiza se parecen mucho a la técnica, temática y colores de Höch, aunque en el caso de Julia su arte pertenece más al movimiento Surrealista y ha comenzado a tomar renombre en los últimos años, pues su trabajo se hizo popular gracias a un trabajo publicado en Pinterest y luego en Instagram.

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