En los últimos años el movimiento feminista ha tomado fuerza y se popularizó bastante al igual que sus estudios. Muchos de los términos que usamos diariamente los hemos aprendido gracias al inconsciente colectivo, pero en otras ocasiones es gracias a las imágenes, dibujos infografías o ilustraciones compartidas en redes sociales donde aprendimos a referirnos y hablar sobre situaciones particulares, como la igualdad de género e incluso expresar emociones desde una perspectiva más amplia, razonable sin miedo a la vulnerabilidad, pero sobre todo con fundamentos.  

Es claro que algunos temas son más fáciles para cierta población que otra, sin embargo, la ilustración ha servido para eso, para ilustrar y facilitar el conocimiento a los demás y es ahí donde Sofía Weidner ha encontrado su camino orientando a su público a ser crítico, disfrutar de hablar de emociones, feminismo, hacer denuncia a través de su arte e informar sobre cierto discurso o términos que engrandecen al ser humano de forma muy honesta, sarcástica y a veces con humor.  

La carrera como ilustradora de Sofía empezó de manera casual al notar que sus materiales empezaron a viralizarse. Actualmente, su objetivo se encuentra más que trazado y es que al descubrir que su trabajo y pensamiento conseguían conectar naturalmente con los espectadores, vivir del arte se transformó en su máximo deseo y en el eje que hoy en día rige su vida. 

El estilo de la protesta  

Sofía nació en la Ciudad de México (CDMX) y tiene 31 años, es egresada de la Universidad Iberoamericana de la licenciatura en Diseño Textil y vaya que podemos decir que sus dibujos son todo un diseño informativo que logra a través de los colores, los cuales casi siempre son paletas con tonos pasteles; las texturas que se aprecian cuando se trabaja con óleo, pero en cuestión de las ilustraciones, muchas veces parecen acuarelas; los escritos que van desde la poesía, canciones, hasta pensamientos de la misma Weidner, y finalmente las figuras alargadas que van acompañadas de gatos con un toque minimalista.  

El trabajo de Weidner es un fiel reflejo de su mundo interno que se empodera y cobra vida a través de sus obras, que ya han logrado entablar una conversación con quienes se identifican con su pensamiento y emociones diarias, las cuales son la fuente que nutre su trabajo. 

En mayo de 2020 realizó una entrevista para la revista Glamour donde habló sobre cómo llegó al camino de ser artista y esta es una historia como la de muchos otros, pues su carrera inició cuando cayó en depresión por trabajar en una oficina; entonces, decidió renunciar y emprender algo propio. La ilustración le dio un lugar en el mundo y la hizo sentir que su trabajo y persona eran valiosos. 

Weidner comenzó a popularizarse gracias a las redes sociales, sobre todo, en Instagram donde comparte la mayor parte de su trabajo.

La ilustración donde explica a qué se le llama feminicidio fue compartido en diferentes instancias, ya que comenzó a verse pegado en las paredes de importantes calles de la CDMX y entonces su trabajo se disparó siguiendo con temas vinculados al amor propio, las relaciones de pareja, el tiempo a solas y el más importante, los derechos de las mujeres en el marco del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) y la despenalización del aborto.  

La ilustradora tiene un fanzine llamada “Poemas ilustrados y otros cuentos de terror”, asimismo, ha colaborado con marcas como Nike diseñando la línea “By you” e ilustró una de sus tiendas al igual que varios restaurantes y galerías en CDMX. Ha salido e ilustrado revistas como Elle, Maple Magazine y Glamour; realizó un mural para el lanzamiento del álbum “I’M EASY TO FIND” de la banda The National; también colaboró con The Body Shop, una tienda que practica y promueve el comercio justo. 

En su catálogo se incluyen otros trabajos con marcas como Apple, Aerie, Plátano Melón, Kotex, ONU Mujeres y Editorial Planeta con la portada del libro “Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes”.

En 2019, fue nominada por los Premios Domestika al Mejor proyecto craft y su obra fue publicada con mención especial en el portafolio de la página.  

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Si bien el trabajo de Sofía no pretende educar a la población, si busca compartir sus conocimientos con los demás de una manera más fácil que aprendiendo la teoría en un salón de clases y con el valor de la empatía como bandera, pues es el arma más grande con la que hoy se puede acoger al mundo.  

 

 

 

 

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