La primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, tomó protesta el 1 de octubre de 2024 portando un vestido diseñado, confeccionado y bordado a mano por Claudia Vásquez Aquino, una artesana de Oaxaca. “Me da muchísima felicidad vivir este momento, no me lo esperaba, el día que comencé a bordar este lienzo no sabía la responsabilidad tan grande, no me puse nerviosa; creo que si hubiera dimensionado lo que esto significa como oaxaqueña y hasta donde ha llegado esto yo creo que las cosas no hubieran salido tan bien como hoy”, comentó Vásquez en videollamada desde su taller, Lari Guie’, visiblemente emocionada.

Engalanada con un vestido color marfil, corte midi, manga tres cuartos y cuello redondo con bordados florales en los puños y la falda, Sheinbaum rindió protesta en San Lázaro, Ciudad de México en un evento con alcance internacional y que ha quedado marcado en la historia de México.

El proceso creativo detrás del vestido presidencial

“El equipo de Sheinbaum no me aseguraba que mi pieza fuera la seleccionada para ser portada por la presidenta. Cuando me dieron luz verde, hablamos sobre el diseño, yo me enfoqué en preparar el boceto, los dibujos, seleccionar las flores y las tonalidades. Ellos me entregaron la tela, es una tela de algodón con elastano, la cual es muy delicada para trabajar porque estira, sin embargo, todo se conjugó increíblemente, es una pieza que disfruté bordar.”

Con más de 100 flores bordadas a mano, la originaria de Santa María Xadani, explicó que el proceso de tejido con ganchillo es complejo, pues además de dominar la técnica, combinar los tonos sobre un lienzo claro requiere de astucia. “Me imagino el lienzo como una pintura, elijo un color para una flor, por ejemplo, para los crisantemos seleccioné un color azul rey volteado, lo que significa ir degradando los colores hasta llegar a los tonos fuertes. Después tengo que analizar qué color sigue sobre el fondo marfil. Es un trabajo complejo y lo hice en tiempo récord: cuatro días. La emoción no me daba sueño para descansar, pero lo hice con mucho gusto.”, dijo sonriendo.

Un vestido con significado ancestral

Además de ser una pieza artesanal, esta prenda tiene un valor histórico y simbólico, pues cada flor conserva un significado ancestral. “En el bordado una pieza o sale bien o sale mal, no hay de otra. Desde que empecé el boceto salió bien, me gustó lo que proyecté. Obviamente no son flores inventadas por mí, en este lienzo lo que hice fue rescatar flores ancestrales, son flores que he estado coleccionando y recuperando de fotos familiares, flores que me he encontrado en huipiles que mi mamá me ha heredado, son flores que he estado utilizando y conservando por muchísimo tiempo.”, recordó.

La diseñadora hizo hincapié en todo el esfuerzo que puso sobre esta prenda, la cual fue creada en Lari Guie’, que significa “tela bordada” en zapoteco, un taller familiar que ella dirige junto a sus hermanos María y Carlos, así como su madre, quien por cuestiones de salud ya no puede seguir bordando. “Espero que a la doctora Claudia Sheinbaum le haya gustado el vestido. Es una pieza en la que va un pedacito de Oaxaca, un pedacito de las mujeres xiadadeñas, las mujeres istmeñas y todas las artesanas del estado de Oaxaca”.

El valor del trabajo artesanal

Esta no es la primera vez que Sheinbaum utiliza diseños artesanales, y tampoco es la primera vez que porta prendas creadas por Vásquez. La artista relató que el primer encuentro sucedió a partir de una exposición de venta artesanal donde la política adquirió dos sacos con bordados en el frente. Así como ella, más personajes relevantes de México han comprado sus piezas, aunque ella no siempre sabe de quiénes se tratan.

“Me gusta tener este acercamiento con mis clientes en los eventos de expo ventas. A veces no sabes ni qué celebridades o qué políticos podemos encontrarnos en estos espacios. Yo los atiendo como si fueran mis amigos, los oriento según sus necesidades, me apasiona relacionarme con mis clientes. De repente ya veo en las fotos de redes sociales que a quien atendí fue a la gobernadora de tal estado y digo ‘órale, y yo sin saber, yo hasta les hablaba de tú’”, compartió entre risas.

Claudia, de 41 años, agradeció que más políticos, celebridades y ciudadanos reconozcan el valor del bordado hecho a mano y asegura que este momento de exposición puede servir para que el diseño artesanal sea revalorizado.

“Hablo en nombre de todos los artesanos y le pido a todo México y también personas del extranjero que no regateemos los trabajos artesanales. De verdad, en cada lienzo dejamos la emoción, el amor, los días, el tiempo y el cansancio en cada pieza. Estos trabajos nos permiten generar ingresos, inversiones y de ahí vamos a poder salir y hacer crecer nuestro taller familiar porque, así como Lari Guie’, existimos muchísimas artesanas con talleres familiares. A través de la tecnología, los medios de comunicación y las redes ya pueden acercarse directamente al artesano. Asistan también a las expos de venta, ahí estamos nosotros como artesanos tocando puertas.”

Un momento de orgullo para las artesanas mexicanas

Finalmente, Claudia Vásquez envió una felicitación a la nueva presidenta, y sin poder contener las lágrimas recuerda frente a su bastidor, rodeada de sus bordados, todo el camino ha recorrido desde que aprendió a bordar a los 10 años, con una máquina de coser que le regaló su mamá.

“Todavía no dimensiono lo que está pasando el día de hoy. Lo único que agradezco es a Dios, a mi familia, a mis paisanas, a todas las artesanas. Esto es para todas y me siento muy emocionada. Me siento muy feliz de ver a la primera mujer presidenta de la historia portando una pieza bordada a mano, hecha directamente por artesanas. Perdón, pero es mucha la emoción que creo que son de felicidad estas lágrimas.” (MV)