Fútbol: el lamento de siempre

  • Felipe Flores Núñez

El “nos ganaron como siempre” retumba lacerante.

No es nuevo, pero duele.

Y confirma que apuntes previos no estaban inspirados en un infundado pesimismo; si acaso eran intento de apelar a una realidad que, nublados por agoreros, queríamos ocultar.

“No hemos ganado nada”, intuí cuando los primeros pasos del seleccionado mexicano parecían ser firmes: victoria ante Camerún, empate con Brasil, buena exhibición frente a Croacia.

Apuntábamos lejos sin darnos cuenta de la proximidad de un pantano que en etapas anteriores ya habíamos explorado.

No me gusta el “se los dije”, pero aplica.

Negar la historia orilla al riesgo de que se repita.

Y así fue, desafortunadamente.

Hay una distancia inocua  entre el deseo, lo que se ambiciona, y lo posible.

En ese tramo solemos extraviarnos reiteradamente.

Así ocurrió esta vez y en mayor dimensión porque parecía propicio el escenario en la justa futbolera.

“Tenemos el mejor equipo que nunca, el técnico apropiado, le están echando ganas, después vamos contra un rival ideal para llegar hasta donde nunca antes, podemos jugar la final”.

Y en ese entorno de euforia desmedida, los merolicos de la tele, como siempre, se dieron rienda suelta para hacer creer lo grandes e invencibles que parecía ser el equipo del “Piojo” Herrera.

Nada diferente a lo que hemos visto desde el Mundial del ’94.

El verdugo ahora fue Holanda, que en breves minutos de lucidez (y también de trampa, hay que decirlo) esfumó el sueño de millones de aficionados, o simplemente de millones de mexicanos que ya saboreaban el dulce encanto de la gloria.

Se dirá que fueron los yerros arbitrales, de lo impropio de los relevos en el último momento, del recule indebido o de la incapacidad para defender ese gol explosivo de Giovani que puso al equipo mexicano en el umbral de la historia.

Se dirán tantas cosas, o las mismas que ya escuchamos hace cuatro, ocho, doce, dieciséis, veinte o veinticuatro años.

Perdimos ya la cuenta como quien pierde su propia vida soñando, dejándose ir por quimeras que luego son fantasmas, maldiciones o tabús, ya no sé.

Lastimoso, se oye ahora lo que el amigo Sergio Mastretta llamó “el lamento de siempre”.

Lo entiendo y lo comparto, por razón generacional.

Algo enseña el paso de los años.

Y si de generaciones se trata, la actual, la que nos precede, parece marcada por desilusiones y desengaños, por años de convulsiones y de contrastes.

Hablo de López Portillo a Peña Nieto.

Ciclos de corrupción, del “no nos volverán a saquear” a las devaluaciones recurrentes; del asesinato de Colosio a los excesos de Salinas; del limbo de Zedillo a la esperanza perdida con Fox y de la etapa sangrienta de Calderón a las reformas de Peña Nieto.

Disparidad social, economías en crisis, desempleo, delincuencia organizada,  partidos políticos movidos por intereses económicos, instituciones frágiles, falta de transparencia…

Generaciones perdidas.

Algo pasa que las cosas no están bien.

Nos falta mentalidad ganadora, el factor sicológico del que ya hemos hablado y una solidaridad ciudadana para dejar a un lado impunidad y complacencias.

La derrota en la víspera en el mundial brasileño pudiera no trascender de la anécdota en las páginas deportivas, pero tendría que ser espejo para que otras tantas cosas no ocurrieran, o que otras tantas ocurrieran en verdad para el bien de todos.

Vendrán otros Mundiales, que alentarán de nuevo la esperanza, que es, finalmente, lo último que muere.

Mientras tanto, la pelota, como la vida, seguirá rodando.

Ojala sea en búsqueda de nuevos horizontes y que se anide, para quedarse, en la meta del país que en verdad queremos.

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Felipe Flores Núñez

Con una trayectoria de 40 años en medios de comunicación, ha sido reportero y Director de Comunicación Social de la Confederación Deportiva Mexicana, H. Ayuntamiento de Puebla, H. Congreso del Estado de Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Gobierno del Estado de Puebla y Universidad de las Américas-Puebla; en ésta última fue docente durante 16 años. Actualmente es Director General de la Agencia Doble Efe, Comunicación Integral, que ofrece servicios de publicidad, redes sociales y de asesoría en medios.