¡Soy yo!
- Alejandra Fonseca
En ocasiones tienes flash back de eventos de tu pasado, (aún de niña) y que se los adjudicaste a otras personas de tu entorno. Y de repente, a fuerza de repasar y repasar, (porque en la vida o eres insistente o no eres): ¡Voilá!, te llega la absoluta claridad mental y emocional de algo que viviste, que te da otra lectura y te das cuenta que era ¡al revés!
Me explico: Para quienes me conocen, saben que mi relación con mi madre no fue del todo buena a excepción de los años finales de su vida que viví con mis padres para atenderlos. Ella tenía su carácter y yo el mío (¿de dónde lo habré sacado?); ella siempre dijo que yo era indómita, porfiada, voluntariosa e ingobernable, entre otras lindezas y por hacer corta la lista.
Ahora casi todas las noches, a la hora de dormir, escucho podcasts o medito, y una noche, cansada del ajetreado día, ¡sin mediar agua va!, me cayó un rayo luminoso del cielo: una mañana muy temprano me vi parada de tres años de edad frente a mi madre en actitud retadora, con caireles salvajes al aire y cuerpo macizo, gritándole con voz entre ronca y tipluda en mi media lengua: “¡¡pote co un de tu tamao!!” Mi mamá le quería dar una nalgada a mi hermanito de un año porque había hecho alguna travesura y me interpuse entre ellos protegiéndolo de la mano malvada y tenebrosa.
Antes de este “dejá vú”, pensé que ese afán de corregir a nalgadas y/o manazos por parte de mi madre, me había enervado toda mi vida y me hacía responder, yo poniéndome a su medida, jajajajaja. Hasta que ese día, acostada en mi cama a punto de dormir, al repasar esa escena tan preciada en mi memoria, (es mi joya) me di cuenta que era al revés: era yo, que fui yo la que siempre actuó con afán “justiciero” ante cualquier impulso ajeno de abuso, al interpelar a todo aquél que se atravesara en mi escenario cometiendo lo que yo consideraba injusticias.
Una buena amiga me definió así: con afán justiciero. Sí, mi madre tenía su dosis, pero yo lo cachaba y lo potenciaba; yo me ponía en medio, pretendía detener lo que era injusto: era yo, soy yo la que respondo así, la que sale a la defensa ante cualquier evento abusivo porque lo traigo adentro, lo traigo bien dentro, arraigado.
Agradezco infinitamente a mi madre que me ayudó a saber quién soy, y aunque por muchos años sentí que ella me toreaba, ¡no! fui yo quien siempre la toreó, ¡para afianzar!
alefonse@hotmail.com
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