El impacto de la generosidad en México

  • Salvador Sánchez Trujillo
Se crea un espacio de participación ciudadana con el consejo de organizaciones Por amor a Puebla

La generosidad en México se entrelaza con valores tradicionales cómo la solidaridad y el compromiso con la familia y la comunidad, lo cual viene de una larga historia de prácticas colectivas. Esta cultura de apoyo mutuo se manifiesta en redes de ayuda y participación comunitaria, desde el cuidado de los niños hasta el apoyo en situaciones de crisis y se extiende a eventos importantes como bodas, 15 años y funerales en los que los familiares y amigos aportan recursos y que para nadie es mal visto tener padrinos de todo lo que se requiere para una celebración importante.  

A nivel social esto refuerza la cohesión y construye un sentido de pertenencia y confianza entre familias y comunidades enteras; esta generosidad no está contemplada en la estadística de la filantropía por que no es institucionalizada o bien no se lleva a cabo desde una organización o fundación, pero no es menos importante porque representa una gran ayuda entre personas.

La generosidad tiene un impacto macroeconómico, además puede impulsar el desarrollo local de comunidades enteras ya que el apoyo mutuo fomenta la creación y el crecimiento de pequeñas empresas que desde una iniciativa personal nace y es aceptada por un grupo social o proyectos comunitarios. Por ejemplo, muchas acciones comunitarias dependen de la cooperación y la generosidad de los habitantes, esto permite financiar proyectos de infraestructura comunitaria desde iglesias, hospitales o escuelas que difícilmente recibirían apoyo externo. Este tipo de generosidad ayuda a no depender de inversiones oficiales de gobierno y permite que las comunidades desarrollen resiliencia y autosuficiencia.

En México el trabajo voluntario y la filantropía están creciendo especialmente en temas como la educación, salud y el desarrollo de comunidades vulnerables. Organizaciones y fundaciones canalizan muchos recursos hacia estos sectores lo que muestra que la generosidad también está institucionalizándose. Esta tendencia, sin embargo, enfrenta retos como regulaciones que no incentivan las donaciones, incluso las personas físicas en el país tienen topada la cantidad que pueden deducir y las organizaciones dejan de ser una opción, también las regulaciones lejos de ser para normar y cumplir hacen que la cultura de transparencia en el sector filantrópico no sea una conducta institucional motivo principal del porqué no donan los mexicanos a causas formales.

Según el Centro de Investigación y Estudios sobre Sociedad Civil (CIESC), la filantropía en México ha crecido en los últimos años, pero sigue siendo limitada en comparación con otros países, en el 2021 se calculaba que el 20 por ciento de los adultos en México donaron dinero a alguna causa cifra demasiado baja si consideramos que esas donaciones no son formales ni recurrentes.

Un estudio del Índice Global de Generosidad 2021 de Charities Aid Foundation (CAF) mostró que México se encuentra entre los países de menor índice de generosidad, ubicándose en el puesto 114 de 119 esto indica que a pesar de que la solidaridad y el apoyo mutuo son valores fuertes a nivel social y comunitario, la generosidad formal, como la donación a organizaciones sigue siendo baja y se sabe que es por qué no confían, no saben en que lo ocupan o bien por qué no lo piden.

Sin embargo, en el 2020 durante la pandemia del COVID-19, las donaciones y el voluntariado tuvieron un repunte no solo en México si no en todo el mundo por la urgencia de alerta que esto género; según el INEGI el 34 por ciento de las personas dijo haber ayudado a alguien fuera de su hogar principalmente con alimentos o recursos económicos

La economía informal en México representa aproximadamente el 55 por ciento del empleo total, según datos del INEGI en 2023. En ese contexto la generosidad toma muchas formas, como las tandas que son un sistema de ahorro rotativo y otros mecanismos de apoyo mutuo que ayudan a la población a subsistir sin acceso a la seguridad social formal y que ayudan a salir de situaciones complicadas o adquirir con urgencia bienes o servicios básicos y qué decir de las remesas del extranjero que paisanos envían para ayudar a sus familias y también para cooperar comunitariamente con sus necesidades.

Estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), indican que cerca del 70 por ciento de las familias mexicanas en la economía informal participan en algún tipo de actividad de apoyo comunitario o familiar para mitigar los efectos de la pobreza.

En términos de impacto, el voluntariado contribuye con alrededor del 1 por ciento del PIB en México mientras que en países como Estados Unidos este porcentaje puede llegar hasta el 2.5 de su PIB.

México tiene una fuerte cultura de apoyo mutuo en situaciones de desastre. Después de los sismos del 2017 el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), reportó que alrededor del 70 por ciento de mexicanos apoyaron con labores de ayuda alguna de alguna forma, ya fuera donando dinero, víveres o tiempo como voluntarios algo que vimos en el sismo del 85 donde el repunte de fundaciones aumentó considerablemente.

La misma encuesta del CEEY encontró qué más del 40 por ciento de los donativos recibidos para estos desastres provinieron de individuos lo que muestra una alta disposición para donar en momentos de crisis.

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de estudios locales sugieren que las personas que practican actos de generosidad en México, como el voluntariado muestran niveles más bajos de ansiedad y depresión en comparación con aquellos que no lo hacen la participación en actos altruistas puede incrementar el bienestar emocional en un 10 hasta un 20 por ciento, entonces ojalá esta terapia se arraigue en la población y así veamos la cultura de la generosidad en México como un valor nacional.

Se crea en Puebla el Consejo de Organizaciones de la Sociedad Civil Por Amor a Puebla

No quiero dejar pasar la oportunidad de mencionar la creación de este consejo desde la Secretaría de Gobernación como un órgano de participación ciudadana que fortalecerá el diálogo entre la sociedad civil y el gobierno, buscando la promoción, protección y garantía de los derechos humanos y la prevención del delito desde la integración de organizaciones civiles con trabajo en este ámbito, reforzando que el binomio sociedad civil y gobierno esta comprobado, que da mejores resultados y amplía la posibilidad de llegar a encontrar puntos de entendimiento que mejoren el desarrollo de un estado como lo es Puebla.

Decisión que se le reconoce al gobierno de Alejandro Armenta que desde hace muchos gobernadores anteriores no se le daba dicha formalidad, Samuel Aguilar Pala, secretario de Gobernación y Francisco Ramos Montaño, subsecretario muestran el interés por la creación de políticas más efectivas e incluyentes con la creación de este consejo conformado por organizaciones y representantes públicos con metas y objetivos claros de su existencia.

Derechos Humanos, prevención del delito, atención a grupos vulnerables son algunos de los ámbitos de acción que atenderá este consejo uniendo fortalezas y oportunidades para mejorar la creación de programas que ayuden a mitigar las necesidades urgentes en estos puntos de atención.

 

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Salvador Sánchez Trujillo

Especialista en el sector social, mercadólogo, procurador de fondos acreditado y promotor del altruismo y la profesionalización del tercer sector; representante del movimiento Dia de las Buenas Acciones en México, investigador reconocido. Cree que procurar fondos para otros es procurarse felicidad.