Tal vez se trate del último suspiro
- Ociel Mora
Cada nuevo gobierno que asume el cargo abre un campo de esperanza. No es retórica, se funda en dos hechos: las promesas efusivas que hacen los candidatos en campaña y el legítimo anhelo de las personas de mejorar su situación de vida y prosperar, antes de sucumbir en la fatalidad. No con dádivas, sino con oportunidades, que es el verdadero desarrollo.
Sin embargo, en términos generales, la experiencia ha sido ingrata con los esperanzados. Como lo señalan los indicadores de desarrollo de las últimas tres décadas, en ese periodo con hasta tres transiciones de partido gobernante, con plataformas políticas diferentes, las cifras prácticamente no se han movido, y cuando lo han hecho es al alza. Más pobreza y menos oportunidades.
Puebla cada vez se encuentra más cerca de Chiapas y Oaxaca y más distante de las entidades vigorosas del centro y norte del país, y eso que aquéllas no tienen la posición estratégica de ésta. Hay que recordar en este punto que Puebla no sólo fue la segunda ciudad más importante del reino, sino que en dos ocasiones la superó con creces.
¿Cuáles son las causas para que una entidad con las ventajas competitivas y de comunicación de Puebla se halle entre las cinco que acusan el mayor rezago social e inequidad del país? No es la mala suerte ni el mal fario, ni castigo divino ni culpa de las personas en pobreza y pobreza extrema que no le echan ganas para salir adelante.
Me parece que la respuesta tiene que ver con lo que podemos denominar la incompetencia acumulada de gobiernos del pasado reciente. Los que cada elección se ofrece como los magnánimos salvadores. Esto no lo digo yo, lo explican prácticamente todos los teóricos del desarrollo. El desarrollo social y económico, hay que recordarlo cuantas veces se requiera, es un hecho eminentemente político. Depende de la acción o inacción de los gobernantes.
El ejemplo más a la mano son los economistas recientemente distinguidos con el Nobel, quienes para el caso de México concluyen que el problema de fondo es la falta de instituciones. Yo puedo agregar que no sólo faltan instituciones, sino las instituciones idóneas, funcionales y titulares competentes. Si en la dependencia responsable de, por ejemplo, combatir la pobreza se elige a un estratega de clientelas, téngase por seguro que se jadió la cosa.
En 2010, Rafael Moreno Valle fue el candidato que mayores expectativas despertó entre la clase política y entre la población votante en décadas. Prometió realizar la tan anhelada alternancia de partido. Aunque bien a bien nadie entendió los alcances instituciones, se dedujo que se iría el PRI y llegaría otro partido que, ese sí, haría el milagro de crear prosperidad compartida. Ese partido fue una coalición de partidos opositores: PAN y PRD.
Ese carácter lo hizo el candidato más votado de toda la historia para entonces. Como gobernante apenas asumió el cargo se desentendió de los compromisos y de Puebla. Organizó un gobierno con priistas y expriistas como él con un solo objetivo declarado: ser presidente de la República. La grandilocuencia de la infraestructura que erigió fue sobre esa finalidad. Su mayor referente de acción fue el avilacamachismo. Se arrogó el derecho de nombrar a dos gobernadores a dedo.
Ante su repentina desaparición, Puebla fue sumida en una crisis institucional como también la sumió Maximino Ávila Camacho durante un largo periodo de medio siglo. Y abortó la anhelada transición política.
Miguel Barbosa también concitó una gran adhesión electoral, un poco por el hartazgo contra el morenovallismo y otro poco por el aura obradorista que se derramó sobre su persona. En el fondo, y en su hora, fue un dirigente de izquierda popular, que enderezó muchos de los entuertos que tenían al PRD atomizado en un reducido número de cacicazgos, apuntalados por tribus.
Sin embargo, y lamentablemente, al poco de protestar el cargo de gobernador cayó enfermo. Perdió la capacidad de movilidad, de interlocución, perdió la vista y las habilidades indispensables para encabezar el Ejecutivo, el poder político más importante en la entidad. Ese estado de salud lo confrontó consigo mismo y luego con sus más cercanos. Al final los suyos fueron arrebatos no decisiones de gobierno. De nuevo abortó la transición y me parece que fue de manera definitiva. Frente a la democracia constitucional, el país ha entrado en una etapa de reconcentración del poder.
A estas alturas, apenas un mes en el gobierno, es difícil hacer previsiones sobre la ruta del gobernador Armenta Mier. Todavía no hay Plan Estatal de Desarrollo. Aunque en los hechos tiene nula incidencia en las decisiones, no deja de ser un buen indicador de por donde se puede mover la nueva administración. Otro indicador importante son los equipos de trabajo que acompañan al mandatario en los principales puestos, y cómo calzan con el perfil de la responsabilidad asumida; porque de esa congruencia/incongruencia dependen el buen o mal desempeño.
En el recuento de las declaraciones destaca la política ambiental, una cruzada de reforestación sin precedentes en Puebla. Una acción que se alinea muy bien con la Agenda 2030, que impulsa la ONU, y con la política hídrica del gobierno federal, recientemente anunciada por la presidenta Claudia Sheinbaum. La reforestación fue la estrategia de la que se valió para mantenerse cercano a la población como senador.
Otra medida diseminada en los medios es la atención de la violencia de género, mediante la implementación de 27 casas de asistencia distribuidas por el territorio. No sólo se trata de feminicidios, sino que la entidad misma se encuentra atravesada por la violencia en general, y la violencia política en particular. Un hecho inédito. Y tal vez lo más importante, infraestructura carretera en el sur de la entidad. La comunicación terrestre es combate a la pobreza, a las desigualdades y también es desarrollo.
La idea de industrializar a la entidad es una buena intención, que implica procesos largos. Se puede empezar poniendo las bases, en especial en los componentes de educación y salud de la más alta calidad. Las bases, los insumos, del llamado capital humano, ponderado por el Banco Mundial. Lo demás, llegará solo. Como lo demuestra la experiencia en el mundo desarrollado.
El reto implica devolver a la gente la confianza en el futuro, de que los muros serán derribados. De no hacerlo, se habrá perdido hasta la esperanza.
Opinion para Interiores:
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Es vicepresidente de Perspectivas Interdisciplinarias, A. C. (www.pired.org), organización civil con trabajo académico y de desarrollo económico de grupos vulnerables; y promotora de acciones vinculadas con la cultura comunitaria indígena y popular. Su línea de interés es la Huasteca y la Sierra Norte de Puebla.