Se cumplen 55 años del proyecto Apolo y fue un 16 de julio de 1969 que el módulo Águila (Eagle) de la misión Apolo 11 alunizó y los dos primeros seres humanos posaron sus pies en la superficie lunar los astronautas Neil Armstrong y Edwin Aldrin, mientras que Michael Collins circunnavegaba la luna, lo que constituyó un hito en la historia de la humanidad.

Pero quizás lo que menos se piense es que un médico mexicano ilustre fue parte del enorme grupo de científicos que participaron en este proyecto de llevar el hombre a la superficie lunar. El Dr. Ramiro Iglesias Leal, un destacado médico cardiólogo mexicano, fue el primero en interpretar un electrocardiograma de un astronauta en 1968.

El Dr. Ramiro Iglesias estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para luego realizar estudios de especialidad en Medicina Interna en la Universidad de París, Francia y luego estudió cardiología en Londres, Inglaterra y finalizó en el Instituto de Cardiología “Ignacio Chávez”, que en el siglo pasado fue un referente en América y en el mundo lo que le consolidó como un destacado médico cardiólogo.

Dado el dominio del inglés y el francés le llevó en 1966 a realizar un curso de Medicina Aeronáutica en los Estados Unidos de América, para luego realizar estudios en la Fuerza Aérea y en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, más conocida como NASA (por sus siglas en inglés de National Aeronautics and Space Administration). Sus capacidades le llevaron a formar parte del proyecto Apolo como médico cardiólogo para analizar los cambios en el latido cardíaco en los astronautas que salían al espacio.

Después volvió a México y ejerció como médico de los pilotos y tripulaciones de Mexicana de Aviación S.A. y del Centro Nacional de Medicina de Aviación de la ex Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y además fue fundador de la Sociedad Mexicana de Astrobiología y de la Asociación Mexicana de Medicina Aeroespacial lo que le dio un liderazgo en Latinoamérica en la medicina del espacio.

Así que amable lector debemos conocer la historia porque nos aporta no solo conocimiento, sino que debe motivar a los jóvenes a destacar a nivel mundial en cualquier campo de la ciencia o de la tecnología.