Heridas de guerra
- Román Sánchez Zamora
Herminio era generoso en sus experiencias y habilidades.
-Los ganadores amoldan y rehacen la historia a su conveniencia y siempre van a sacrificar al que tengan que hacerlo para generar equilibrios entre legitimidad y sociedad.
Un chico de prepa, que apenas salía de su pueblo no sabía qué se conmemoraba, es más ni la palabra conmemorar sabía. El escuchar sobre los jóvenes universitarios, me causó indignación, por eso en la charla con mi General le pregunté:
-Sabía que un día lo preguntarías.
-…apenas era un subteniente novatón, salido de la Escuela de Oficiales; hasta hoy, muy prestigiada, pero los salidos de allí no eran bien recibidos por la tropa, por eso mandaron a más de una docena de ellos, varios de mi antigüedad.
Mandó a pedir una botella de vino, nunca lo había visto con una copa en la mano hasta ese momento.
Sí, nosotros estudiamos estrategias de guerra, de defensa, de suministros, administración y todo lo que tiene que ver con las guerras, desde los terrenos hostiles, como selvas y desiertos, hasta en ciudades, pero también los otros sabían de este tipo de estrategias, entre desertores y mercenarios tratando de ganar unas monedas.
A cinco de los nuestros vimos arder por bombas molotov, a otros tres los desarmaron y con sus propias armas los mataron después de golpearlos y dejarlos irreconocibles, dos más fueron encerrados en las cisternas, que nadie revisó hasta tres días después y estaban con el daño que provoca el agua a los cadáveres, vivos los encerraron y pusieron candados.
Todo eso fue lamentable, sus nombres fueron borrados de las bases de datos, la institución no los reconoció y si bien sabíamos de ello, debimos callar porque sabemos que hablar es un riesgo. Nuestras familias viven en esas unidades para el personal del Ministerio de Guerra.