Los miserables, odian la soledad
- Román Sánchez Zamora
¿Que si conozco a gente pesada, influyente, de dinero? Como todos, claro que sí, por televisión o por diarios; a esa gente no termina uno de conocerlos por su ritmo de vida lo cual los desapega mucho de las identidades sociales, pero más cercanos a lo efímero que es lo que más le gusta a esa gente.
Lo frio del mármol, lo fuerte que es alejarse de las miradas o de la pesadez social pensado que uno puede hacer cosas que están lejanas de uno.
Depende también a qué tipo de persona pienses pesada: quizá que haya escrito un libro o al que haga la mejor birria o tal vez al que tiene mucha suerte con damas o caballeros en el tema amoroso, existen de todos los perfiles; quizá busques a algún solitario que viva sólo en un palacio, o quizá un cantante que por su penetración en tiempos del meta postmodernismo su letra sea inentendible, pero que cumpla con dinero, mucho dinero.
Existe de todo, pero depende qué busques y para qué lo busques.
Algunos dicen que los amigos los cuentas con los dedos de una mano y te sobran dedos, pero quizá tú eres el que no es buen amigo o tal vez para ellos ni eres su amigo.
Vivir en una sociedad de exclusión es complicado, pero fácil para quienes buscamos sólo una charla breve, de buena vibra, efímera, sin poses, sin que nos comprometa, sin almas, que el único candado sea el momento.
Puedo ser amigo de todos y a la vez enemigo de todos, pero si es necesario indiferente a todos.
Existen los amigos por medio de los vicios, por interés, coyunturales, por oportunidad, pero los hay por deseo, porque yo quiero que sea mi amigo porque le admiro y respeto.
Los amigos somos para siempre.