Una vez consumado el proceso de admisión e iniciado el periodo vacacional, lo que sigue, en forma natural es el cambio en la rectoría, toda vez que Alfonso Esparza Ortiz concluye su segunda gestión el 4 de octubre próximo.

El Consejo Universitario debe nombrar a la persona que ocupará ese alto cargo por los cuatro años siguientes.

En la prensa local se habla de por lo menos tres candidatos, Guadalupe Grajales Porras, Lilia Cedillo Ramírez y Francisco Vélez Pliego, sí, dos mujeres y un hombre por lo que podría ser la primera vez que una mujer ocupe la rectoría de la BUAP.

Tres perfiles muy distintos, universitarios todos, pero muy diferentes.

Guadalupe Grajales es una académica respetada del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso Vélez Pliego, estudió Filosofía en la BUAP. Ha sido representante de Puebla ante la Asociación Filosófica de México.

Ha sido académica en la Facultad de Filosofía y Letras y del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego", en donde ha fungido en varias ocasiones como coordinadora del posgrado en Ciencias del Lenguaje.  La maestra Grajales realiza investigación en La Filosofía del Lenguaje.

En las redes sociales, mantiene una campaña financiada en Facebook, con fotografías y manejo de redes muy profesionales. Recientemente empezó a ser “entrevistada” en algunos medios como éste, en el que colaboro. Actualmente ocupa el cargo de secretaria General.

Lilia Cedillo Ramírez es una científica experta en temas de microbiología quien ha estado muy activa mediáticamente debido a que es la responsable del Centro de Detección Biomolecular y vocera de la comisión institucional para el COVID19. Lilia no ha expresado abiertamente su deseo de contender por la rectoría y, aunque su presencia mediática ha sido intensa, siempre se ha ceñido a los temas relativos a la pandemia, estudió la prepa en la Benito Juárez y su carrera en la entonces Escuela de Ciencias Químicas. Obtuvo la Maestría y el Doctorado en el Instituto Politécnico Nacional y realizó un post doctorado en Alabama USA.

Lilia ha sido directora del ICUAP, vicerrectora de Extensión y Difusión Cultural, directora del Complejo Cultural Universitario y actualmente dirige el Centro de Detección Biomolecular.

Lilia es producto del esfuerzo, muy lejos de los privilegios y ha dado muy buenos resultados en los distintos cargos que ha ostentado.

Francisco Vélez Pliego estudió Arquitectura en la BUAP y tiene Maestría y Doctorado en Sociología en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades.  Además de algunos cursos de actualización y diplomados en Francia.

Paco (como le gusta que lo llamen) es muy conocido, ha sido director ocho años del ISCH, es hermano de Alfonso Vélez Pliego, rector de la universidad en los años ochenta y creador del instituto que hoy lleva su nombre. Es experto reconocido en temas de urbanismo.

Hace poco más de un año organiza el evento ‘Retos de la Educación Superior’ y actualmente toma las conclusiones del foro para hacerlas sus propuestas de campaña. Paco ha sido un hombre privilegiado, miembro de la conocida familia real, acostumbrado al poder y sus canonjías, y ya ha intentado contender por la rectoría con resultados más bien tristes.

Paco está muy activo, entrevistas frecuentes con periodistas influyentes en las que pide “piso parejo”. Esta demanda suena a broma viniendo de alguien que ha vivido toda su vida con las prebendas del poder. También solicita “debate” en lo que es francamente muy bueno. En sus redes sociales es notoria su postura anti Barbosa.

Aparentemente esta es la “terna” para la sucesión en la BUAP, pero hay que señalar que puede haber hasta cinco candidatos que reciban la carta de idoneidad por parte de la Comisión Auscultadora que en breve habrá que nombrar el H. Consejo Universitario y que, hay muchos más con méritos y aspiraciones legítimas.

Como se puede ver, los perfiles son muy distintos, si bien, todos son universitarios de cepa que desean que a la institución le vaya bien.

Por cierto, en términos del Estatuto Orgánico, únicamente Lilia Cedillo Ramírez cumple con el requisito de edad que se establece como de 65 años máximo. Algunos dan por sentado que éste no se puede aplicar en razón que podría ser anticonstitucional, pero, el hecho es que en la norma vigente así se establece

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