Puebla: políticos inexpertos

  • Elmer Ancona Dorantes
Urgente que la sociedad civil y en especial los universitarios vigilen y exijan.

Que los diputados y senadores electos por Puebla no tengan experiencia legislativa es lo de menos; llegará un día en que ciudadanos sin militancia política -los auténticos líderes sociales-, participen en el ámbito del poder sin necesidad de haber pisado un partido fraudulento o un sindicato vendido (“charro”).

 

Si alguna mujer u hombre está a punto de ocupar una curul en los recintos legislativos sin tener la experticia, expertiz, pericia o habilidad adecuadas, es algo que no debería preocupar tanto a los poblanos.  La experiencia se adquiere con el mismo andar.

 

Nuestros representantes políticos en las cámaras de Diputados y Senadores o los funcionarios de la administración pública municipal, estatal o federal, podrían rodearse de profesionales que dominen diversos temas de interés y dejar atrás a sus improductivos amigos. Esa sería una postura inteligente.

 

Carecer de conocimientos legislativos o administrativos quizá sea signo de ignorancia involuntaria, pero nada grave que no puedan solucionar los académicos o asesores políticos (politólogos, abogados, comunicadores, administradores) que ya pisaron esos tortuosos terrenos.

 

Lo verdaderamente lamentable sería dejar el poder y los espacios públicos en manos de políticos corruptos –los de siempre-, que viven de las desgracias ajenas o que se alimentan de la podredumbre delincuencial. Es ahí donde los ciudadanos deben poner al político bajo la lupa.

 

Que los medios de comunicación estén dando a conocer que 75 por ciento de los legisladores poblanos llegan al Congreso de la Unión sin publicar su declaración patrimonial, fiscal y de intereses –aparte de su inexperiencia-, eso sí es alarmante. O son omisos porque no tienen sus documentos en regla (aunque prometan que pronto lo harán) o definitivamente ocultan trapos sucios y pestilentes en su haber.

 

Los ciudadanos deberán estar atentos a los legisladores y servidores públicos de “nuevo ingreso” que tienen una espantosa mancha en su trayectoria como militantes de los partidos tradicionales. Si como funcionarios fueron acusados de cometer desfalcos o tropelías ¡pa’ fuera! No se les debe dejar legislar ni gobernar.

 

Si son reacios o tardados para presentar su “tres de tres” y transparentar sus bienes, si informan menos de lo que realmente tienen ¡pa’ fuera! Puebla no necesita políticos que disfrutan vivir en la oscuridad, en las penumbras del poder.

 

Si ya iniciados los periodos ordinarios o extraordinarios las legisladoras y legisladores no dan signos de estar trabajando por el bien de la sociedad y sólo van a calentar su curul ¡pa’fuera! Se les asigna un sueldo para producir, para generar iniciativas de ley, para destrabar conflictos. Si no lo hacen, sirven para muy poco.

 

Es triste ver cómo después de tres o de seis años los diputados o senadores son señalados por su larga “ausencia”; por su falta de creatividad o de motivación para transformar la entidad federativa que representan. Terminan siendo parte de la vergüenza nacional, de ese grupo de legisladores improductivos ¿Para qué los quiere Puebla?

 

Podrán jactarse de tener Maestrías o Doctorados en las mejores universidades de Puebla, del país o del extranjero (¿cuántos de ellos no pagan porque se las hagan?); podrán presumir que han ocupado alguna cartera importante en su partido político. Podrán decir misa.

 

Lo cierto es que algunos de ellos, en su corto o largo andar en la vida pública, no han dado muestras de querer servir a su estado, a la gente que los eligió con su voto voluntario (u obligado). La preparación académica no es sinónimo de productividad.

 

Es aquí donde debe irrumpir una ciudadanía más participativa, colaborativa y vigilante; ese amplio sector ciudadano conocido como “Sociedad Civil” que debe mandar, imponer, tomar decisiones tajantes en cuanto a su Congreso y sus gobernantes.

 

Es aquí donde los universitarios (estudiantes, catedráticos, investigadores, directivos) deben organizarse, desde dentro y a la de ya, para convertirse en “alertas permanentes” de lo que hacen o dejan de hacer sus representantes populares. Es un momento de oro para las casas de estudio responsables, porque los políticos apenas comienzan a trabajar desde sus centros de poder.

 

¿Y los partidos políticos? Su obligación está en la responsabilidad de sacar de sus filas a sus regidores, alcaldes, gobernadores, diputados o senadores que no cumplan con la plataforma electoral que presentaron públicamente como compromiso de buen gobierno.

 

La experiencia de los políticos no es tan importante como parece; lo toral radica en las ganas que tengan para servir a la gente, sobre todo a la más necesitada, y en la transparencia y rendición de cuentas que demuestren ante la ciudadanía. Primero la honradez y el ánimo. Lo demás es lo de menos.

 

elmerancona@hotmail.com

@elmerando

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y maestro en Gobierno y Políticas Públicas por el Instituto de Administración Pública (IAP) y maestrante en Ciencias Políticas por la UNAM. Catedrático. Ha escrito en diversos medios como Reforma, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.