De verificador a golpeador
- Ernesto Aroche
Parafraseando el dicho popular que dice “mucho ruido y pocas nueces”, con el “Detector de Mentiras” que lanzó el que será el gobierno de Alejandro Armenta (toma posesión como tal en un par de semanas, el 14 de diciembre por aquello de la precisión), acá podríamos decir que poco ruido y cero nueces.
Fuera de los bots que aplauden cada video que emiten, en donde dicen desmentir lo que las y los periodistas publican en redes sociales (y ya está visto que es donde les interesa imponer su discurso por encima de cualquier discusión o disidencia), muy poco se está hablando del detector gubernamental.
Pero el poco ruido que hace en Puebla dista mucho del interés que han generado los videos del Detector de Mentiras en otras latitudes, sobre todo en el cercano y lejano Oriente. Por ejemplo, en el video publicado el 8 de noviembre más de 250 personas aprobaron la publicación en Facebook poniéndole el pulgar arriba, el 90 por ciento de esas cuentas tienen ubicación en países como Azerbaiyán, Turquía y Filipinas.
Me imagino que para Aly Afi de Bursa, o Sami Konuk de la ciudad de Aydín, ambas poblaciones de Turquía, mirar esos videos debe ser como una telenovela mexicana de esas que hace algunos años arrasaban las audiencias en ese país.
También creo que Qalib Sediyev habitante de Azerbaijan y Lyra Anquillano de la ciudad Filipina de Manduae deben estar preocupadísimos por las mentiras de los conservadores mexicanos, y la mar de contentos con el impulso al empleo que se le están dando los gobiernos de la 4T, y sobre todo deben estar muy tranquilos porque el video les aclaró que el gobierno de Pepe Chedraui no va a reducir el salario de los policías municipales.
Platicando con un colega, en una reflexión colectiva en voz alta (básicamente chismeando, pues), me decía que el “Quién es Quién”, que lanzara al estrellato a la poblana Elizabeth García Vilchis en el sexenio pasado era una herramienta de contranarrativa, era un espacio para hacer frente al periodismo corporativo vinculado a grupos de poder económico y/o político contrarios a la 4T.
Pero que en Puebla difícilmente podría pensarse en la prensa local en ese sentido, es decir aliada de poderes fácticos interesados en torpedear al gobierno en turno. Y que, por tanto, un quién es quién o un detector como el que lanzaron no tenía el mismo sentido.
Lo que vimos en las últimas dos entregas del detector es que se trata de una herramienta para poner en picota a los incómodos y desde ahí lanzar una especie de linchamiento virtual. Claro, si tus likes vienen de robots, pues…
Y por incómodos me refiero lo mismo a periodistas que no necesariamente están dentro del corral, pero también aquellos que llegan con viejas cuentas con el grupo en el poder, y cargan agravios a sus espaldas.
Entonces, su detector de mentiras parece más una herramienta de golpeteo que un mecanismo de desintoxicación del debate y discusión de los asuntos públicos.
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Bueno, creo que en las últimas entregas, y la primera parte de esta les he ofrecido mucha opinión y blablablá y poco o nada de datos duros.
Para subsanar el tema, y como estuve trabajando una notita sobre el delito de extorsión para El Universal me puse a revisar los datos delictivos del Sistema Nacional de Seguridad Pública y los de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (la ENVIPE, pa’ los cuates).
Cuando vi los datos pensé en que ahí están reflejadas las razones por las que las personas víctimas de un delito no denuncian.
Pero vamos por partes. De acuerdo con los datos de la ENVIPE 2024 (que en realidad trabaja con la información del 2023), en Puebla se registraron 1.7 millones de delitos. Con esa cifra el estado es la cuarta entidad con la cifra más alta, superado por Estado de México, Ciudad de México y Jalisco. Nada fuera de lo que podría esperarse, a más gente más delitos. Aunque Veracruz debería estar por encima de Puebla en ese indicador y no lo está. Pero sigamos.
Esos 1.7 millones de delitos significan que en promedio en Puebla se registró un acto delictivo cada 17 segundos durante todo el 2023. De esos sólo 124 mil se denunciaron y se inició una carpeta de investigación. Es decir, sólo se denunció el 7 por ciento. El 93 por ciento restante no se investigó. Y es la extorsión y el robo en la vía pública o en transporte público lo que menos se denuncia.
Ahora, ¿por qué no se denuncia? Según las cifras de la ENVIPE casi el 60 por ciento de las personas no denuncia por las siguientes tres razones: lo considera una pérdida de tiempo, hay desconfianza en las autoridades y hay que hacer trámites largos y difíciles, es decir la autoridad se la pone muy complicada para declarar.
Esos son datos a nivel nacional, para el caso de Puebla la suma de factores que pueden ser atribuibles a la autoridad (los tres antes señalados) da un 63.2 por ciento. Aunque podríamos estar peor como en el Estado de México o en Guanajuato en donde prácticamente el 70 por ciento de la gente no denuncia por causas atribuibles a la autoridad.
Ahí el porqué de que las personas no denuncian los delitos.
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Opinion para Interiores:
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Egresado de Comunicación y Periodismo (UNAM). Reportero de investigación y firme creyente en la transparencia como herramienta social y periodística. Ha colaborado en diversos medios locales y actualmente co-dirige el portal electrónico Lado B. Es coautor del libro Los Gobernadores: Caciques del pasado y del presente.