Sorpresas
- Fernando Rojas Cristerna
Sorpresiva la decisión de Peña Nieto de salir del país, lo que ya se le hizo costumbre, cuando ´éste se encuentra sumergido en un conflicto de magnitudes insospechadas en el sur del país, evitando así dar la cara y hacerse responsable de la crisis que vivimos.
Sorpresivas sus decisiones de responder a las presiones del empresariado nacional, con el veto de la famosa ley tres de tres, pero no ser capaz de hacerlo con un sector magisterial que ha dado muestras inesperadas de resistencia sumando a sectores sociales más radicales que la propia CNTE.
Qué decir de su falta de tacto político para que en medio de un proceso electoral, difícil para su propio partido, pusiera a la mesa de discusión el tema del matrimonio igualitario, lo que puso a la mitad de los mexicanos en contra de la otra mitad... ¿no pudo haber esperado mejores tiempos?
Sorpresiva también resultó la renuncia de Don Beltrone, haciendo notoria la división existente en el partido que gobierna, acusando a gobernantes corruptos, que han encontrado en Peña Nieto el apoyo suficiente para salvarse de la cárcel, y a políticas públicas equivocadas cuya aplicación no han contado ni con la reflexión y mucho menos la aceptación de la mayoría de ciudadanos, como son los casos de la reforma fiscal, la energética, la educativa y próximamente la de salud que ha despertado la inconformidad de los gremios de la salud.
También sorpresiva la acción del mirrey Videgaray anunciando un severo recorte presupuestal a los sectores educativo, salud y desarrollo social, olvidando hacerlo con los partidos políticos, los elevados salarios de mandos gubernamentales de alto nivel, al poder legislativo, y las secretarias inútiles e inoperantes como SEDATU, la función pública, el INE, etc.; tomando como pretexto al BREXIT, sin la más mínima reflexión de lo que esto provocará al país.
Este tipo de sorpresivas acciones muestran que la principal problemática del país se encuentra en la falta de liderazgos políticos que estén fundamentados sobre elevados conceptos de moralidad pública, congruentes al menos con la plataforma ideológica de sus propios partidos, llámese el bien común o el liberalismo social, pero sobre todo plenamente identificados con el viejo y desgastado concepto denominado por los libros de historia como PATRIOTISMO.
Como corolario de esta reflexión, y prueba de lo mismo, nos llaman la atención las acciones del secretario de educación, minúsculas a propósito, emitiendo sendos discursos de contenido "educativo" ante públicos compuestos por estudiantes de primaria y secundaria, todos aburridos ante la exposición. ¿Dónde quedaron los Justo Sierra, los Vasconcelos, los Torres Bodet y otros excelentes educadores que dieron tanta prestancia al cargo?
¡Por eso estamos como estamos!