¡Todos somos Oaxaca!

  • Fernando Rojas Cristerna
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Todo comenzó mal con la mal llamada "reforma educativa", queriendo el gobierno de Peña Nieto vendernos la idea de que el objetivo sería una mejora en los niveles de educación que saldría beneficiando a los niños y jóvenes mexicanos, mientras que muchos de los expertos siempre dijeron que en realidad sólo se trataba de una embozada reforma laboral, donde los derechos de los trabajadores de la educación serían afectados profundamente.

Desde luego que esta reforma cuenta con el apoyo del sistema político mexicano y la corriente privatizadora encabezada por el grupo Mexicanos Primero, a quienes se suman las televisoras y otros personajes, los cuales recorren a pie juntillas el camino establecido por la OCDE, siendo sordos a la opinión de una enorme cantidad de expertos educativos y desde luego desatendiendo en todo momento a los trabajadores de la educación aglutinados alrededor del SNTE y la CNTE.

Debido a la resistencia de estas organizaciones, se tomaron medidas coercitivas que iniciarían con el encarcelamiento de la profesora Gordillo, por cierto del todo justificado, y la compra de los líderes que la substituyeron en la dirigencia del SNTE, quienes a partir de ese momento silenciaron toda queja y controlaron eficazmente a sus miembros.

La real oposición de los maestros quedó en manos de la CNTE, organización que a lo largo de muchos años logró establecer una muy respetable base sindical, excelentemente adoctrinada y preparada para defender con todo los derechos obtenidos en su contrato colectivo, contando con una enorme capacidad de movilización y de aglutinación en torno suyo de diferentes organizaciones sociales igualmente combativas.

Por esta razón, minimizada por los "genios" del gobierno federal, el conflicto ha logrado extenderse a otros sectores populares los cuales, al ser agredidos directamente a partir de lo sucedido en Oaxaca, sin duda amplificarán los límites del conflicto agregando sus propias demandas, a las particulares del magisterio, y así lograr hacerse escuchar a nivel nacional e internacional, mostrando las terribles condiciones de vida de una gran cantidad de mexicanos, lo que hace que la matanza de Nochixtlán sea una clara demostración de lo que decimos.

Lamentablemente, la criminal acción del gobierno federal, ha despertado no sólo indignación, sino deseos de revancha, lo que sin duda justificará mayor número de movilizaciones a lo largo del país, cuya intensidad nos es difícil de predecir, actos que, a quienes lo vivimos, nos hacen recordar al heroico movimiento del 68.

Mientras tanto, y esperando que una nueva primavera resurja en México, nos sumamos al grito nacional... ¡Todos somos Oaxaca!

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