Los catálogos de amor

  • Carlos Vázquez Parra

"Así como la materia apetece a la forma, así el hombre a la mujer".

La Celestina

 

Hace años era muy común el saber de ciertas personas que eran expertas en reunir parejas. Especialmente en los pueblos, las casamenteras formaban parte de la estructura social de la comunidad, pues su función era determinante en el desarrollo de dicha colectividad. No obstante, los tiempos han cambiado y al igual que ya no es usual contratar lloronas para los funerales, las casamenteras han cedido gran parte de su actividad a otros medios que fungen como los nuevos sitios para encuentros interpersonales.

Por otro lado, todavía hace algunos pocos años existían lugares donde se podían generar posibles relaciones, y el papel que tenían nuestras amistades en este proceso era determinante. Sin embargo, actualmente ya no nos hace falta que nos presenten con alguien del trabajo, o ir a algún café o una plaza para ver futuros prospectos amorosos. Incluso, las conocidas de las amigas ya no son siempre nuestra primera opción, pues basta con prender nuestra computadora y entrar a alguno de los múltiples catálogos de amor que ahí se ofertan.

Así como se eligen unos zapatos, un perfume o algún cosmético, hoy en día nos encontramos variados catálogos de amor, es decir, páginas de internet que tienen como único objetivo el reunir a las parejas y darles la oportunidad de ofrecerse en el mercado del amor. En estos sitios, la persona que se sabe vender resulta ser la más solicitada, y aquel que es un buen mentiroso, puede tener el perfil más valorado por el resto de los compradores. Esto es el mercantilismo de la búsqueda de pareja, donde la oferta es encontrar compañía y la demanda, la relación ideal; un lugar cargado de mentiras, intenciones ocultas y una dosis muy reducida de realidad.

Entonces, ¿Por qué siguen existiendo estos sitios?, ¿Acaso no hay lugar para una relación verdadera en esta fuente de encuentros interpersonales? Curiosamente, al igual que otros gustos culpables, las personas suelen negar su participación en estas redes de citas, sin embargo, cada año son mayor el número de miembros, que con una buena foto y una descripción ligera, se ofrecen cual pintura al mejor postor.

Algo importante de considerar es que en las búsquedas por internet es muy común la homogamia, es decir, que la mayoría de los usuarios buscan personas parecidos a ellos, tanto en gustos, aficiones y necesidades, lo cual en ocasiones, no es lo más conveniente dentro de una pareja. Además, entre más opciones se tienen, como es el caso de los sitios de “ligue” en internet, es más fácil tener la sensación de que nadie nos gusta, pues al tener una gratificación inmediata en la charla o el interés de conocerse con fines afectivos, son mayores los requerimientos que solicitamos en el otro.

De manera adicional, es bien sabido que las redes sociales son un excelente sitio para retorcer la verdad, pues es un proceso común en nuestro cerebro el querer aprovechar las oportunidades para exagerar aquello positivo y ocultar lo negativo, y más cuando lo que está en juego es la posibilidad de ser amado. A pesar de esto, para el 2013, casi el 22% de las relaciones heterosexuales se habían dado como resultado de una interacción en redes sociales o medios virtuales, y aunque esto pareciera alentador para los usuarios, más del 78% de estas parejas terminaban dentro de los primeros meses a causa de mentiras.

Cabe señalar, que no estoy diciendo que nadie pueda encontrar el amor a través este interesante medio, ya que tengo el agrado de conocer algunas parejas que se encontraron gracias a una página de internet. Sin embargo, no podemos negar que a pesar del gran avance de las redes sociales, el cerebro sigue prefiriendo conocer y escoger a la pareja en persona, y que aunque las citas por internet resulten gratificantes, ningún guiño electrónico o like serán tan bien recibidos o liberaran la misma cantidad de dopamina que un abrazo afectuoso o un sutil beso de amor.

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Carlos Vázquez Parra

Es Doctor en Estudios Humanísticos, así como Maestro en Educación y Licenciado en Psicología y Derecho. Cuenta con variados artículos académicos, así como ha participado en múltiples congresos a nivel nacional e internacional. Es autor de cinco libros originales que versan sobre temas como la elección racional, la búsqueda del amor y la modificación de las creencias. Actualmente trabaja en su sexto libro y labora como profesor investigador del área de ética del Tecnológico de Monterrey.