Descubriéndonos en cada cucharada
- Carlos Vázquez Parra
“Naces solo y mueres solo, y en el paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para olvidarlo”
Erich Fromm
Como profesionales de la atención psicológica es usual que nos encontremos con que nuestros pacientes suelen enfrentarse a dilemas sobre los pasos a seguir dentro de una relación. Específicamente como especialista del proceso de toma de decisiones y la acción humana, estoy consciente de que elegir realizar un comportamiento o no, cuando esto depende de los actos y reacciones de otro individuo, resulta sumamente complejo.
El común ejemplo que se da es el famoso dilema del prisionero, en el cual la respuesta de uno se encuentra condicionada a la respuesta de otro y solo a partir del equilibrio de ambos individuos se llega a conseguir el mejor resultado. Pues bien, esto podría no resultarnos tan complejo si ambas personas valoraran las mismas cosas de la misma manera, pero ¿Qué sucede cuando lo importante para uno no necesariamente significa lo importante para el otro?, ¿Qué hacer cuando ambos agentes decisores son tan diferentes como lo son el hombre y la mujer?
Existen muchos temas en los que las nuevas parejas pueden tener una clara discrepancia de opiniones, como por ejemplo el apego a la familia, la interacción con agentes externos como los amigos o compañeros de trabajo, el desarrollo profesional de alguna de las partes e incluso detalles tan significativos como la elección de tener hijos o la manera en que se llevará la vida sexual dentro de la relación. Sea como sea, parece ser que cada decisión desencadena una serie de procesos en dos sentidos, por un lado, el que una de las partes ceda ante el deseo de la otra, o bien, a un juego de tira y afloja en el que ambos individuos lleguen a un punto común, el cual comúnmente no es plenamente satisfactorio para ninguno de los dos.
Lo importe a considerar en estos dilemas es nunca perder de vista el objetivo mismo que se pretende, poniendo en perspectiva lo que está en juego y lo que se intenta conseguir de estas decisiones. Si nos quedamos simplemente en las metas a corto plazo, difícilmente hombres y mujeres llegaríamos a un acuerdo, pues los elementos que consideramos importantes dentro de la relación, e incluso la forma en que percibimos la misma es muy diferente entre ambos géneros. La objetividad y espíritu práctico del hombre, suele confrontar la emotividad y detalle de la mujer, la cual puede ver como cortante o fría una reacción usualmente masculina, así como el hombre puede ver como complicada o aparatosa la respuesta o actitud comúnmente femenina.
Existe una frase popular que especialmente me gusta compartir con las parejas jóvenes que apenas inician en el interesante descubrimiento del otro; “Del plato a la boca se cae la sopa”, haciendo referencia a que no podemos dar por sentada la relación con el simple inicio de un noviazgo o un matrimonio, sino que cada decisión u elección es una buena oportunidad para conocernos, es una cucharada de información y descubrimiento de aquella persona que esperamos nos acompañe el resto de nuestra vida.
Lamentablemente esto no es algo sencillo y considerando que somos entes que hemos nacido, crecido y convivido en ambientes y situaciones tan diferentes, el llegar a acuerdos y a un conocimiento pleno resulta casi una misión imposible. Por eso la visión a largo plazo resulta fundamental, pues aunque el día a día es el camino ideal para construir una pareja, es al final de cuentas el deseo de una vida en común lo que realmente nos une los unos a los otros.
Opinion para Interiores:
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Es Doctor en Estudios Humanísticos, así como Maestro en Educación y Licenciado en Psicología y Derecho. Cuenta con variados artículos académicos, así como ha participado en múltiples congresos a nivel nacional e internacional. Es autor de cinco libros originales que versan sobre temas como la elección racional, la búsqueda del amor y la modificación de las creencias. Actualmente trabaja en su sexto libro y labora como profesor investigador del área de ética del Tecnológico de Monterrey.