Ciclovías Peatonales

  • Guadalupe Zepeda López

Existen voces negativas respecto a la planeación e implantación de las ciclovías en la Ciudad de Puebla, no obstante, si ya existen, por qué no hacemos un buen uso de esta infraestructura. Por un lado los automovilistas y por otro los peatones, ambos invasores del carril destinado para el ciclista.

 

La problemática en materia de movilidad en las ciudades representa la detonación de diversos impactos, tanto sociales, económicos y medioambientales; esto es provocado debido a que por un lado, cada vez los lugares de origen y destino son más distantes, y por otro el desconocimiento o desinterés de los seres humanos para el aprovechamiento de otras alternativas de movilidad, tal es caso del transporte no motorizado (TNM) en trayectorias cortas.

En este contexto, actualmente en la ciudad de Puebla existe una red de ciclovías ubicada en el Centro Histórico, y recientemente se ha anunciado la construcción de 40 ciclovías más en la ciudad, donde destacan los circuitos de Avenida Juárez, 7 Poniente y Reforma; para las cuales se ha destinado una inversión de 15 millones de pesos. Como consecuencia de ello existen voces que se encuentran a favor y otras en contra, debido a las experiencias que las anteceden, tal es el caso de aquella que está por la Zona Dorada y la recientemente habilitada en el Centro Histórico de la Ciudad.

En ciudades como Copenhague, Ámsterdam, Berlín, Curitiba y Barcelona, por mencionar algunas este sistema destinado para el TNM ha resultado exitoso, esto es por la excelente planeación que se ha convenido para sus fines, la óptima difusión de los proyectos mediante la concientización dirigida a los usuarios de las redes y el establecimiento de políticas públicas que rigen su operación. Al hacer uso de la bicicleta como alternativa de transporte en estas ciudades, se ha detectado que es posible reducir impactos adversos al medio ambiente, a pesar de que sea empleada para viajes cortos, ya que no contamina y su aparcamiento requiere de menor espacio.

No obstante, en la ciudad de Puebla la construcción y operación de tan polémica infraestructura, en función de las experiencias obtenidas, se espera sea mejorada en materia de planeación para su óptimo funcionamiento, para evitar inconformidades por parte de los ciudadanos, que manifiestan descontento al haber reducido los carriles de tránsito, y más aún al no ser empleada por los ciclistas, sino por personas que recorren la ciudad por esta vialidad en principio destinada para el tránsito de TNM, considerando como si fuera una extensión de la banqueta. Por consiguiente, tanto por parte de la autoridad competente, como por parte del ciudadano se contribuye con el mal funcionamiento de la infraestructura.

Es necesario que la planeación urbana en materia de movilidad y transporte regida por los estudios exhaustivos, que conforman al denominado Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable (PIMUS) desarrollado como instrumento que resuelve y/ o mejora los problemas de movilidad de las ciudades, rebase las fronteras de solo ser un documento requerido de modo institucional, el cual debería ser de conocimiento para toda la ciudadanía (en principio así, tendría que ser, pero no se logra el objetivo), para que cualquier persona por lo menos conozca la operación y función de corredores troncales, confinados, ciclovías, etc., así como, la concientización hacia los automovilistas para hacer más seguro el tránsito de los ciclistas.

Para cambiar la percepción de los seres humanos, respecto de la optimización de los recursos existentes y de la planeación de estos proyectos por parte de nuestras autoridades de modo a que resulten factibles en todos sus vertientes, es necesario comenzar por la concientización masiva del porqué de la implantación de este tipo de proyectos, enfatizando en la problemática que para todos no es ajena, en materia de caos vial, contaminación atmosférica y acústica, estrés, etc., aunado a la limitada capacidad de estacionamientos, provocando que los lugares de tránsito peatonal sean destinados para aparcamiento de automotores. Así como, cambiar el concepto que la bicicleta es un vehículo para clase baja socialmente, lo cual da pauta a no considerarla como una alternativa de transporte.

Hay que aprovechar la infraestructura por lo menos los fines de semana, si es que no nos es posible utilizarla entre semana, esto permitirá que nuestras autoridades planeen de modo eficaz otros circuitos para TNM, dicen que tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata.

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