Y, a la mañana siguiente...

  • Fernando Castillo
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Se ha celebrado ya la primera Jornada Electoral después del regreso del PRI a los Pinos y algunas lecciones nos ha dejado.

Alrededor del proceso electoral se han suscitado una cantidad de hechos que nos revelan la triste y preocupante realidad de nuestro país.

Levantones, secuestros y homicidios nos hacen ver la presencia del crimen organizado en los procesos electorales e incluso preelectorales.

Más allá de si determinada célula le brindo apoyo a uno u otro partido (incluso a más de uno), el nivel de violencia que se desató es lo verdaderamente preocupante.

Aprendimos que el cambio de lenguaje no cambia las cosas. Las mapacherías se modernizaron. Como bien decía hace unos días René Delgado:

“ya no se reparte dinero, se entregan monederos electrónicos. Ya no hay tacos de votos, sino despensas. Ya no hay encendidos discursos, sino virulentos spots. Ya no hay acarreo, sino apoyo logístico. Ya no hay urnas embarazadas, sino votos in vitro a través de la coacción y la compra. Ya no solo hay plata, también hay plomo”.

Quizá lo más deprimente es que aprendimos de debilidad. El presidente Peña Nieto no acudió a ninguna de las entidades donde se celebraron elecciones en poco más de un mes, lamentablemente, aunque lo quiso hacer ver como una muestra de que no intervendría en ellas, en realidad, dejó a su suerte a esas poblaciones ya que ni siquiera en el discurso realizó cuando menos un llamado al respeto a las normas.

Fue el presidente, incapaz de dar un manotazo que disciplinara a los gobiernos locales y a las dependencias federales y los obligara a respetar los acuerdos del “adendum” al pacto por México, el cual no solo fue ignorado, sino que la clase política se burló de él. Los gobernadores, de todos los partidos comprobaron que son capaces de todo para seguir mandando en sus feudos.

Los gobiernos locales y el federal politizaron la simulación que hicieron del combate a la corrupción.

Granier, Reynoso, Oliva, Godoy y los miembros de sus equipos, son la muestra de que se puede iniciar un verdadero combate a la corrupción y acabar con la impunidad. Sin embargo, es ofensivo el distinto rasero con que se miden la corrupción propia y la de los demás.

Presumen la caída de Elba Esther, pero Romero Deschamps es senador priista. Castro Trenti, Kiko Vega, Enrique Agüera y Tony Gali, enfocaron su campaña en desacreditarse entre ellos, costaba trabajo encontrar una propuesta entre tantas descalificaciones. Solo Dios sabe quien se enriqueció mas y de forma más irregular. La ventaja de estos candidatos es que nadie los va a investigar. Aguanten candidatos, aguanten.

La justicia solo es justicia cuando es para todos. Llámenle como quieran, pero en ese sentido, en México no hay justicia.

La ciudadanía también mostro un hartazgo de los políticos. El abstencionismo fue elevado, fuera del acarreado, pocos ciudadanos acudieron a votar.

Ayer mismo iniciaron las descalificaciones a los órganos electorales, se les acusa y acusará de todo. El presidente peruano Ollanta Humala, decía hace unos días en una entrevista concedida a medios europeos que “las instituciones se constituyen  con confianza y respeto a las reglas del juego”. Si esto es así, las destruimos año tras año que hay elecciones.

El sistema está tan maltrecho que, me viene a la mente la poetisa María Elena Walsh, con “El reino del Revés”:

“me dijeron que en el reino del revés, un ladrón es vigilante y otro es juez, y que dos y dos son tres”.

Hoy nos despertamos seguros de que con el regreso del PRI no regreso el viejo sistema, se generó uno peor.

Enrique Paña Nieto se declaró partidario del presidencialismo, sin embargo tal vez sería bueno recordarle que, para que el presidencialismo no degenere en autoritarismo es necesario una sociedad civil vibrante, un sistema judicial independiente, unos medios de comunicación libres y una cultura política consolidada; palabras de José Ignacio Torreblanca que nos hacen ver que cada día nos acercamos mas a un autoritarismo disfrazado.

Los resultados de este domingo son, en casi todos los casos, los esperados. Si acaso, hay una sorpresa, que puede ser fruto de la negociación.

Hoy es más importante que ayer. Hoy inicia el ajuste de cuentas al interior de los partidos. Hoy se puede definir el futuro de un proyecto nacional, pues se confirma que las prioridades nacionales, no eran, necesariamente las de los estados, y las del presidente, no son necesariamente las de los priistas.

Hoy inicia, el recuento de los daños.

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