Inicia el segundo semestre del año 2013 e inicia también el que quizá sea el periodo más inquietante en cuanto a la vida política del país se refiere.
Por una parte este fin de semana se celebran elecciones en catorce estados del país. En medio de acusaciones que no por ser frecuentes son menos graves, sobre el desvío de recursos públicos, tanto federales como estatales para favorecer a determinados candidatos e incluso, algunas indagatorias recientes acerca del posible financiamiento de ciertas campañas por parte de grupos del crimen organizado.
Muy a pesar de lo que se diga, aunque la indagatoria abierta en Aguascalientes por este último punto, en el que se dice por parte de la autoridad que señala el apoyo a candidatos panistas, por el hecho de que afuera de una propiedad vinculada a la familia michoacana tuviera una lona de propaganda del PAN, no se puede menospreciar el hecho de que en fotografías publicadas por REFORMA tomadas desde la ventana hacia el interior de la propiedad, existieran paquetes de propaganda de candidatos del PRI y de Movimiento Ciudadano.
Lo grave de esto es que, o se está utilizando la procuración de justicia para el ataque político (lo cual no es nuevo), o el crimen organizado esta metido en el mismo corazón de los partidos (lo que tampoco es nuevo) y ya no hay recato alguno para exhibirse.
No cabe la menor duda que el próximo domingo se verá una lucha de operadores, de “mapacherías” en busca del voto, y estas actitudes serán vistas en todos los estados y realizadas por todos los partidos. En estos tiempos y como decía mi abuela: el más chimuelo mastica nueces.
No cabe duda que los resultados del próximo domingo, sin ser elecciones federales, marcarán el rumbo nacional, ya que resultados adversos a la oposición, sustentaran las visiones de entreguismo de las dirigencias nacionales del PAN y el PRD y puede que cuestionen su continuidad en la mesa del Pacto Por México.
En la misma hipótesis el PRI se enfrenta con la teoría del juego del billar, en el que no solo importa llevar la bola de color a la buchaca, sino que es tan importante o más, la posición que queda la bola blanca.
Un triunfo cuestionadisimo del priismo en la mayoría de las urnas sin duda debilitará su posición para negociar las delicadísimas reformas cuya discusión se programó para el segundo semestre que hoy inicia.
Tristemente en un triunfo honesto del PRI pocos creerán, su fama le precede.
En contraposición, un poco probable triunfo de los partidos de oposición, con o sin alianzas, aumentaría su base de poder y les llevaría a vender más caro su apoyo a las propuestas que se trabajan en la mesa del pacto por México, a un punto, tal vez inaceptable para el PRI – Gobierno, lo que incluso podría llevar a las bases a cuestionar la permanencia en este acuerdo político por parte de sus dirigencias, al (hipotéticamente) mostrar una amplia fortaleza electoral.
Resumiendo, el próximo domingo se juega en las urnas el futuro del pacto por México y es una contienda de pronóstico reservado.
REFORMA FISCAL.
La semana anterior, le comentaba algunas cuestiones de la aún no anunciada iniciativa de reforma fiscal, los retos mayúsculos de este segundo semestre, tanto en su discusión como en su posible aprobación.
El problema fiscal no es una situación privativa de nuestro país, en Europa, principalmente por orden de la Comisión Europea, distintos países han iniciado reformas en su sistema tributario, y hace unos días, que conocí la posición de la diputada socialista española Inmaculada Rodríguez – Piñero, me pude percatar de las amplias coincidencias en las necesidades de México con las de la Madre Patria.
Es necesario en ambos países, como lo dijo la legisladora Ibérica, tener un “estado fuerte y eficiente que propicie el desarrollo de una economía competitiva, capaz de generar un crecimiento sostenible, con unos servicios públicos de calidad que garanticen la igualdad de oportunidades y combatan cualquier forma de injusticia y exclusión social”.
Nuestro país no ha logrado una igualdad social ni eliminar la injusticia y la opresión; gobiernos van y vienen y solo se actualizan o inventan programas asistenciales. La redistribución no solo se debe hacer por vía del gasto, también se puede perseguir por la vía del ingreso fiscal.
No es la primera vez que se plantea la necesidad de una reforma fiscal, (incluso el PRI, que hoy la propone la bloqueo con Fox y con Calderón), sin embargo, todas han terminado en parches fiscales, confusos e insuficientes, después de centrar el debate en el aumento y homologación del IVA.
Retomando la idea de Rodríguez – Piñero, debemos entender que, la clave del debate fiscal no es si se suben o se bajan los impuestos; lo verdaderamente importante es cuando se suben o se bajan, ¿Quién los paga?, ¿Cuánto se paga? Y sobre todo, ¿Qué se hace con el dinero recaudado?.
Tenemos un sistema tan corrupto y que no se ha hecho nada por componerlo, que no se puede entender que el gobierno quiera más dinero para dárselo a los Granier, los Moreira, los Marín, los Reynoso y sus familiares o empleados.
La reforma fiscal, necesariamente deberá llevar candados que garanticen un correcto ejercicio del gasto público, además de un efectivo combate a la evasión o al manejo de ingeniería fiscal, que permite la instrumentación de diversos métodos para la reducción de las contribuciones.
A través de la Agencia de Ingeniería Fiscal, Financiera y Accionaria que fundé con un socio hace algún tiempo, me percate de los múltiples instrumentos financieros lícitos que existen para gestionar y canalizar las ganancias del capital.
Resumiendo, la reforma fiscal debe orientarse, primordialmente a que pague más quien más gane por cualquier medio, que se gaste bien y se combata la evasión fiscal.
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