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Muere Encarnación Hernández, pionera y leyenda del basquetbol femenil

  • Edwin García
La "niña del gancho", como se le apodó en su propio documental, partió de este mundo no sin antes dejar un legado único: ser pionera del baloncesto femenino español como jugadora, entrenadora y fundadora de equipos
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Encarnación Hernández perdió la vida este lunes ante el reconocimiento universal por ser la pionera del basquetbol español y también del deporte femenil. “Encarna”, como también era conocida, falleció en Barcelona después de mantener viva la llama del baloncesto en su corazón durante 105 años.

La historia de Hernández Ruiz fue rescatada por la Federación Española de Baloncesto (FEB) en el año 2013, cuando fue invitada para asistir al homenaje rendido a las Selecciones Femeninas. Pero su lugar en la historia de este deporte se coció desde mucho más atrás, pues tuvo presencia como jugadora, entrenadora e incluso como fundadora de equipos.

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Encarnación Hernández | La niña del gancho | Mayo del 2017

Encarnación Hernández: la histórica descubierta por accidente

La exatleta vivió en el anonimato durante mucho tiempo y fue la casualidad lo que la llevó al sitio de honor. Un periodista que vivía cerca de su casa, en el Eixample, fue quien dio a conocer en 2013 el “museo” de recortes de prensa y fotografías que le dieron forma a una historia construida por su vida dedicada a la canasta.

Su valioso material fue también recogido en un documental de la productora Ochichornia que le permitió llevar su vida a la gran pantalla con el documental La Niña del Gancho (2016, Filmin).

 

Nacida en Lorca, Murcia, radicó en Barcelona por decisión de sus padres al mudarse junto con sus 12 hermanos. Desde su hogar veía cómo unos chicos del barrio alquilaban una pista a la que le ponían una valla y unas canastas para improvisar una cancha. En ese sitio nació su amor por el deporte y también germinó su amor sentimental, pues uno de los concurrentes terminó por convertirse en su marido.

“El deporte es vida y salud, te evade de las cosas malas. Yo soy aire, agua y sol. Eso me lo daba el deporte”, dijo Encarnación hace unos años, según pudo recoger el periodista español Jordi Quixano para El País.

Su limitada estatura (1,57 metros, que en este deporte son pocos) la obligó a ingeniarse toda especie de trucos para mover la pelota. Esto la llevó a pulir su gancho, que en este deporte se trata de un lanzamiento a la canasta que se hace de forma perpendicular hacia el aro. El movimiento se ejecuta lanzando suavemente el balón con un movimiento de “barrido” en el brazo, creando un arco que termina por encima de la cabeza.

“Me llamaban La Niña del Gancho porque los hacía con mucha elegancia y no fallaba casi ninguno. No lo hacía de cualquier manera, hay que saber y tener gusto y clase para ello. Saltaba, lanzaba por encima de la cabeza y tac… canasta. ¡Qué tiempos aquellos!”, dijo orgullosa.

Encarnación Hernández | Gancho en basquetbol | Abril del 2017

Su legado en el basquetbol

Fue en el año de 1931 que se fundó el Atlas Club, el primer equipo donde jugó cuando apenas tenía 14 años de edad. Militó ahí hasta 1934 y al curso siguiente se fue al Laietà hasta 1940. Su marcha también la llevó a la Sección Femenina (1941-1944) y al Barcelona hasta 1953, desafiando incluso una dictadura de Francisco Franco donde no era bien vista la iniciativa de una mujer.

Quería que nos quedáramos solo para las labores del hogar y para dar hijos sanos a la patria. Pero yo seguí jugando. Trabajaba de modistilla y ganaba seis pesetas, pero era muy activa y no podía con eso de coser y planchar”.

Las vestiduras fueron también problema para Encarna. En la misma intervención relató lo tortuoso que le resultó pasar de jugar con unos shorts y blusas a tener que ponerse faldas muy largas, mismas que le entorpecían los pasos debido a que apenas les permitía moverse.

“no me resigné”, agregó todavía más altiva, pues a pesar de las miradas maliciosas que provocaban su apariciones en el deporte, el régimen la seleccionó como instructora de educación física y entrenadora de la Sección Femenina de Falange. Esta escalada en su carrera le permitió en 1946 ser una de las primeras mujeres en conseguir la titulación oficial de la Federación.

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La historia de Encarnación Hernández podría no ser medida únicamente con medallitas, pues cuando comenzó a destacar ni siquiera se contaba con la Liga femenina (creada en 1964) ni la Copa de Europa (naciente en 1959). Su legado, más bien, fue defender el basquetbol en una etapa donde el franquismo limitaba todo, lo que la llevó a ser reconocida por el Consejo Superior de Deportes (CSD) con la Medalla de Oro al Mérito Deportivo (2020), todo el honor para la niña que jamás soltó el balón para defender los derechos de las mujeres.

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