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Angelina Beloff: el amor olvidado y el talento eclipsado

  • Lizzette Vela
La pintora rusa eclipsada por Diego Rivera, dejó un legado artístico que hoy se revaloriza
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Angelina Beloff fue una pintora y grabadora rusa cuya historia quedó opacada por su relación con Diego Rivera.

Su vida y obra, marcadas por la pasión artística y el dolor personal, han resurgido con el tiempo como un reflejo de la lucha de las mujeres en el arte. Aunque su legado es poco reconocido, su contribución a la plástica sigue vigente.

Beloff nació en 1879 en San Petersburgo y estudió en la Academia Imperial de las Artes. Su búsqueda artística la llevó a París, donde coincidió con las vanguardias europeas y conoció a Rivera. Se casaron en 1911 y juntos enfrentaron las dificultades económicas y el frío extremo de la posguerra. En 1918, la pareja sufrió la muerte de su hijo Diego, un golpe del que Beloff nunca se recuperó completamente.

Mientras Rivera encontraba oportunidades en México, ella permaneció en Francia, esperando un reencuentro que nunca sucedió. Las cartas de Beloff, recopiladas y noveladas por Elena Poniatowska en Querido Diego, te abraza Quiela, revelan la desesperación y el amor inquebrantable de una mujer que fue relegada al olvido. Sin embargo, más allá del mito romántico, su talento como pintora y grabadora la consolidó como una artista destacada en su tiempo.

En 1932, Beloff llegó a México, estableciendo una carrera propia como docente y artista. Trabajó en el Departamento de Bellas Artes y se vinculó con diversos círculos culturales, aunque su producción artística nunca recibió la atención que merecía. A pesar de las adversidades, su obra incluye grabados, ilustraciones y pinturas que evidencian su dominio técnico y sensibilidad plástica.

La figura de Beloff ha sido objeto de estudios recientes que buscan rescatar su legado y alejarla de la sombra de Rivera. Exposiciones y publicaciones han contribuido a revalorizar su trabajo, demostrando que su arte posee un valor intrínseco más allá de su historia personal. Su vida, marcada por el sacrificio y la resiliencia, es un testimonio de la lucha de muchas mujeres en el mundo del arte.

Hoy, su obra es reconocida por su calidad y su influencia en generaciones posteriores de artistas. Angelina Beloff fue mucho más que la esposa olvidada de un muralista; fue una creadora con una voz propia, cuya historia y legado merecen ser contados con justicia. (LV) 

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