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“El toreo es un sentimiento que brota dentro del corazón”: César Rincón

  • Jaime Oaxaca
En noviembre de 2007, Jaime Oaxaca entrevistó al matador César Rincón, fue la tarde de su despedida en Tlaxcala. Sea esta entrevista un homenaje a César Rincón, por su tercera Puerta Grande en Madrid el 6 de junio de 1991 y la faena del fiero “Bastonito” de Baltazar Ibán, el 7 de junio de 1994.
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Nacido en Bogotá, Colombia (hace 58 años), César Rincón es una figura del toreo en donde quiera que esté. Honrado donde los haya, con una vergüenza profesional fuera de serie, posee gran conocimiento de los toros. Dueño de un valor sereno, sin aspavientos, auténtico, el cual logra transmitir al tendido. Respetuoso de su profesión, del público y de él mismo; ortodoxo en su vasta interpretación taurina. 

Es una primera figura con una sencillez que lo proyecta como un ser humano de grandeza excepcional. “¡Se torea como se es!”, dijo Juan Belmonte. Tenía razón. Julio César Rincón Ramírez, demuestra categoría dentro y fuera del ruedo. Unas horas antes de partir plaza lo encontré comiendo en el hotel donde se vestiría. Gentilmente me dijo que después de ingerir sus alimentos me daría la entrevista.

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Salió del restaurante antes de lo previsto, el propio matador fue a buscarme para decirme: “estoy listo”. César Rincón no necesitaba la entrevista, se está despidiendo, mucho menos con un reportero desconocido para él. Le sobra categoría. Ambos de pie, junto a la piscina del hotel Posada San Francisco en Tlaxcala, iniciamos la entrevista:

¿De cuántas corridas constará su campaña americana, porque además es la de despedida? 

“Si realmente, no sólo en México, también en Ecuador y Colombia yo pienso que voy a torear unas 20 o 25 corridas de toros, hasta febrero que será mi último festejo, como matador de toros. Será en Bogotá, un mano a mano con Enrique Ponce, el 24 de febrero”.  

Estar frente al toro debe ser difícil, pero, ¿es eso lo más difícil? 

“¡Es difícil!, sobre todo cuando no hay suerte en los sorteos, esta es una profesión en la que no solamente se depende uno mismo. Hay que estar preparado al ciento por ciento, pero luego hay otras circunstancias, que es el toro; muchas veces esa preparación no basta. Se necesita un poquito de suerte, que el toro te ayude un poco. 

Y la verdad que este año, sobre todo en España, no tuve muchísima suerte, pero si hay tres momentos importantísimos dentro de la temporada, que fueron básicos: la puerta grande de Sevilla; Ronda, en la que nunca había toreado, salí por la puerta grande y luego mi despedida en Barcelona”.  

¿En Madrid no pudo torear? 

A San Isidro no pude ir porque venía de la fuerte voltereta que me pegó un toro en Sevilla y otra en Cadereyta, (Nuevo León) muy fuerte; el toro me dio una vuelta fortísima, me partió las costillas y duré mucho tiempo sin torear; por eso no actué sino una tarde en Madrid. 

“En la feria de otoño no me pude despedir por varias circunstancias: la corrida de toros de la que habíamos hablado no existía; el cartel no estaba rematado; entonces me dio nostalgia no ir, pero muchas veces es mejor que se quede uno con el recuerdo grato de mi paso por la plaza de Madrid”. 

 Madrid, en el año 91, ¿fue la catapulta que lo lanza como figura del toreo? 

“Fue maravilloso, sobre todo el día 21 de mayo; es una fecha que, desde luego, nunca voy a olvidar. Toreaba con Miguel Espinosa “Armillita” y esa tarde fue tan redonda que es la que me da el paso a todas las demás. Difícil fue llegar, pero yo creo que algo más difícil fue sostenerme durante tantos años en España, porque a uno, extranjero, siempre le pesa mucho. A Dios gracias he podido, dentro de tantas dificultades salir a flote”. 

 

 Se dice que el toreo no tiene fronteras; sin embargo, ¿no ser español dificulta las oportunidades allá en España? 

“Sí, desde luego. Yo creo que el único que no pone fronteras es el toro, pero en los despachos (de apoderados), el mismo público, se nota que uno no es de la tierra. Es algo duro de decir, pero lo tenemos que afrontar cada día. No ser españoles le cuesta a uno mucho más trabajo la inclusión de carteles y, desde luego, la aceptación; ya llevo mucho tiempo en España, pero muchas veces se siente”. 

¿En el olé del público se ve la nacionalidad? 

“No desde luego, eso brota porque cuando se hacen las cosas y el toro embiste, y se hacen las cosas bonitas, el público se desborda. Cuando no salen las cosas bien el público se enfada y también le hacen recordar a uno, no solamente de dónde viene, sino los antepasados, que no es nada bonito, pero… bueno, son gajes del oficio. 

“Esta profesión es tan bonita que todos los días se va aprendiendo, nunca se termina de hacerlo, todos los toros son diferentes y uno trata de descubrirles lo que llevan dentro, entonces nunca terminará uno de aprender. Lo que sí, uno intenta dar tarde tras tarde lo que más pueda; para que el público salga satisfecho de la plaza. ¡A veces uno es capaz y a veces no!” 

¿Cuál es su concepto del toreo? El futbol se trata de hacer más goles, el beisbol de anotar más carreras, el atletismo de llegar primero, ¿de qué se trata el toreo? 

“¡Yo creo que es un sentimiento que brota dentro del corazón de uno! La cantidad de corridas que he toreado es un número importante. Sin embargo, a través de los años va uno viendo que la cantidad no es la calidad; pero creo que lo más importante es torear bien el mayor número de toros y que el público salga satisfecho. 

“Creo que es algo bonito cuando sale el toro y se le torea a gusto, eso compensa más que haber toreado muchas corridas. 

“A lo mejor, como sucedió este año el 23 de septiembre (en Barcelona donde logró tres orejas), ese toro compensó muchas cosas de lo duro que había sido la temporada española; no era la cantidad, ese toro me borró todas las cosas (malas) de antes. 

Esto es el sentimiento; lo bonito que pueda hacer uno en transmitir lo que uno hace y que ese público se vaya feliz de lo que acaba de ver”. 

 ¿A México irá a la temporada Grande? 

“Eso espero yo”. 

¿Está firmado? 

“Todavía no, no está hecho, pero espero ir, porque me sería bonito poderme despedir, de esa afición mexicana y sobre todo de La México, que el año pasado tuve un triunfo importantísimo el día 5 de febrero y antes también, he toreado dos tardes. Y eso es lo que uno desea, que salgan las cosas como debe ser”. 

Matador, yo lo vi en esas tres tardes. La mejor, desde mi punto de vista, fue la primera, se enfrentó a un toro de Marcos Garfias, que se llamó “Gambusino”, fue un faenón, extraordinario, “sí, allá en las tablas”, me interrumpió. 

Usted lo mató en los medios y solo le dieron una oreja, fue una injusticia y le vi recibir la oreja con un respeto que no todos los toreros tienen. 

“Yo pienso que ahí estaba el reconocimiento de la afición, pienso que la oreja esa me supo a poco, pero era más importante lo que la gente me daba y eso a uno, sinceramente, sí le llena, a través del tiempo la gente reconoce esa faena. 

“Hay faenas en que se dan las orejas sin merecérselas uno mismo. 

“Me acuerdo de un toro de Baltasar Ibán, en la plaza de Madrid, el toro se llamaba “Bastonito” le corté una oreja. No salí por la puerta grande, pero esa faena todavía se recuerda. 

“Dice uno: las orejas son importantes, pero más importante es lo que queda en la retina de los aficionados. Fue en el año 94; un toro muy duro, muy duro; fue una lucha y muchos aficionados aún la recuerdan… desde luego yo también”. 

¿Cómo ve la fiesta actualmente? 

“En España hubo un gran revulsivo que fue José Tomás, desde luego aquí (en México) también lo es. Hay muchos matadores de toros nuevos que están dando mucho de qué hablar, como Castella que es un torero francés, tremendamente importante. 

“Aquí está Joselito Adame, que acaba de tener triunfos en su alternativa y en Arles. Creo que va a ser revulsivo para la fiesta. También están grandísimos toreros como Ortega, Zotoluco, entre otros, que tienen una madurez muy importante, se tiene que aprender mucho de ellos; los he visto en muchas tardes. 

“El toro mexicano no es tan fácil, hay que acoplarse muy bien a él. El tiempo, las distancia y, desde luego, la experiencia, hace que uno pueda disfrutar el toreo así”. 

Se casó el año pasado y ahora decide irse. ¿Por qué estando en plenas facultades se va de la fiesta? 

“Es que son 25 años de alternativa y pienso también que esta profesión es muy dura. He visto matadores de toros, un poco mayores, con experiencias duras de volver a los ruedos con muy poco éxito. Otros que infortunadamente… le quiero comentar que hubo una entrevista de un torero que admiré muchísimo: Julio Robles; le pegó una voltereta un toro y lo dejó inválido; después él no pudo superarlo y se suicidó. 

“Todas esas experiencias me han hecho recapacitar. 

“Yo, a Dios gracias, he conseguido algo muy lindo en el toreo que es llegar ser figura del toreo y sostenerme y, por qué no decirlo, ganar dinero en la profesión que también es muy difícil, con esas circunstancias y ese reconocimiento que tengo de todos los aficionados, creo que llega el momento en que uno dice: quiero disfrutar de mi vida. 

“Profesionalmente ya hice todo, ahora quiero disfrutar al lado de mi familia y con salud. La salud no hay plata con qué pagarla, ya he pasado por un momento muy duro que fue superar la hepatitis C, ahora es un momento bonito de decir: bueno, ya de aquí en adelante lo que quiero es disfrutar mi vida con toda mi familia, con mis dos ganaderías, la que tengo en Colombia y la que tengo en España. Yo creo que es el momento de ponerle punto final a mi profesión. 

“La de Colombia se llama Las Ventas del Espíritu Santo, le coloqué el nombre en honor a esa plaza que me cambió la vida, esa ganadería fue la primera que compré, llevé 60 vacas de España con seis sementales, eso fue en 1994; afortunadamente he tenido muchos éxitos con ella. 

“Ahora me entretengo muchísimo en las dos”. (La de España es El Torreón). 

¿Se va satisfecho de la fiesta? 

“Yo creo que nostalgia tengo, pero más alegría de haber pasado algo muy bonito en toda mi carrera taurina. 

“Yo nací de una familia mucho muy humilde y he llegado a tener lo que prácticamente, nunca había soñado; creo que es algo tan bonito que… un día, el maestro Pepe Dominguín dijo: 

“Es que lo de César es como hablar con Dios y que Él te conteste. Son unas palabras tan lindas que ni yo mismo las sueño. 

“Sinceramente, miro hacia atrás… de dónde vengo, de dónde salgo, vivíamos en un inquilinato y hoy en día… pensar que tengo una finca en España, otra en Colombia, a uno le llena de alegría y de negocios que afortunadamente me darán para vivir el resto de mi vida”. 

En México (1992) transmitieron por televisión la telenovela “Por la Puerta Grande” (la vida de César Rincón), ¿el guión se apega a la realidad? 

“Jajaja, hay cosas que son ciertas, pero luego le pusieron muchas cosas de telenovela que no es la realidad. 

“Hubo grandes actores, Margarita Rosa de Francisco, que es una niña muy linda que hizo un papel hermoso, pero hubo cosas que yo no tenía ni idea cuando empezó a rodar eso”. 

 

Terminamos la charla. El diestro se retiró a su habitación para calzarse un terno grana y oro con el cual se despediría de la afición tlaxcalteca, iniciando su última campaña americana. Le tocaron dos toros complicados de García Méndez; César Rincón no obtuvo premios, él estuvo en torero, como siempre, los aficionados le demostraron su admiración y respeto obligándolo a dar la vuelta al ruedo. 

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