¿Estado de necesidad?
- Fernando Rojas Cristerna
Desde siempre los mexicanos hemos tenido la enorme dificultad de distinguir las diferencias entre lo que es el Estado y lo que son las funciones del Gobierno, esto sin duda debido a la enorme concentración de facultades que desde los tiempos del priato, digno heredero del porfiriato, se le confirió al poder ejecutivo mismo que determina leyes, acciones de gobierno, políticas públicas, reparto de cargos públicos, etc.
Esta confusión ha permitido que la sociedad al mantenerse alejada de las decisiones de gobierno, tenga que soportar una serie de acciones de política pública que van en detrimento de sus condiciones de vida y que incluso llegan a afectar el futuro de las próximas generaciones.
Un claro ejemplo de esto, lo constituyen las declaraciones del presidente de la comisión de energía del Senado Manuel Penchyna quien se pasó por el arco de triunfo la necesidad de llevar a cabo una consulta pública para el tema de la reforma energética ya que, según él, los senadores y diputados habían sido electos por el voto ciudadano, olvidando que su partido recibió una votación minoritaria dentro del gran espectro de votantes que en un buen número se abstuvieron de votar y que en las encuestas rechazaban la privatización de Pemex
Pues bien, el gobierno al confundir su función de ejecutor y representante del estado, teniendo oídos sordos para la opinión pública ha conducido a los ciudadanos a organizarse en diversas formas para asumir la ley por propia mano haciendo de lado a las instituciones y, en muchas ocasiones, la legalidad formal que rige nuestro pacto social, motivo por el cual se multiplican las diversas formas de organización civil.
Michoacán y otros estados de la república son prueba fehaciente de lo mencionado, tal es el caso de las policías comunitarias y de los comités de autodefensa quienes justifican sus acciones para combatir a la delincuencia organizada usando el término de Estado de necesidad, concepto nuevo al cual debemos irnos acostumbrando y que se refiere a la necesidad de la población de hacerse justicia por su propia mano a consecuencia de la nula respuesta de las autoridades para combatir el delito.
Preocupante el observar que este fenómeno social se extiende por los diferentes estados que sufren el agobio de la delincuencia y la inutilidad del gobierno municipal, estatal o federal para responder con eficacia a los reclamos de la población que por largo tiempo esperó una respuesta que les trajera seguridad; basta escuchar a los diferentes protagonistas de estos eventos como han sufrido secuestros, extorsión, crímenes sin que la autoridad gubernamental responda.
El peligro de esta forma de organización, aun cuando nos suene justificado, es que se encubran en ellas diferentes actores que pueden ser desde políticos de conveniencia, hasta la misma delincuencia, traduciéndose en el secuestro de grandes núcleos de la sociedad.
Estado de necesidad es la nueva palabra, misma que podrá aplicarse a las grandes carencias que tenemos los mexicanos donde el gobierno ha demostrado su olvido y falta de disposición para atender las demandas ciudadanas y que puede ser justificante para dar paso a diferentes formas de organización que tomen la ley por su propia mano.
Preocupante, verdaderamente preocupante... ¿otra vez el México bronco?