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10 cosas que puedes aprender de los gatos para ser más feliz

  • Redacción
Aunque los gatos tengan fama de ser los reyes de la siesta, a menudo se debe al proceso de domesticación al que los hemos sometido
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No todos los aman, ni les gustaría tener uno en casa, pero los gatos tienen muchos por enseñarnos y ayudarnos a ser más felices.

Según explica el geobiólogo barcelonés Pere León: “Desde hace más de una década se utilizan los campos electromagnéticos de baja frecuencia como método para mejorar lesiones musculares y óseas. Sabemos que los ultrasonidos generados por el ronroneo de los gatos se emiten a una frecuencia muy parecida a los de estos campos (entre 10 y 150 Hz, siendo 55 la frecuencia dominante), con lo que son sonidos que favorecen las curaciones antes mencionadas”.

El experto en gatos Paolo Valentino enumeró 10 cualidades de los gatos que podrían ayudar a las personas a ser más felices.

1. Cultiva tu independencia

Los gatos tienen fama de ser criaturas muy independientes, aunque la realidad es que el gato doméstico también necesita de los cuidados y el afecto de los seres humanos para sobrevivir. Pero lo cierto es que, de no tenerlos, un felino siempre encontrará una manera de luchar y de sobrevivir, aunque se quede solo.

Toma esta cualidad gatuna y busca la autosuficiencia emocional, de modo que tu felicidad no dependa de los demás. Es bonito compartir las cosas bellas de la vida, pero no es tan sano necesitar a otras personas para ser feliz o hacer que nuestro bienestar dependa de las acciones o los estados de ánimo ajenos.

2. Haz ejercicio a diario

Aunque los gatos tengan fama de ser los reyes de la siesta, a menudo se debe al proceso de domesticación al que los hemos sometido. En su estado natural son animales muy activos, pues su alma de cazadores necesita de movimiento constante para mantenerse en forma. Y también son expertos en estiramientos.

Cada vez que se incorporan, los felinos se estiran de un modo particular, con movimientos elegantes que han inspirado algunas asanas de yoga y otras disciplinas. Recordar que tenemos un cuerpo, además de una mente, y alternar el movimiento con el descanso es la receta gatuna para mantenerse en forma.

3. Aprecia la rutina

Los gatos son animales de costumbres, y en general no les gusta que les cambien de espacio, se altere su hora de despertar o les demos otra marca de comida... Intenta gatificarte y observa tu día a día con los ojos de un felino. La monotonía no es necesariamente mala si te gusta tu vida y no sueñas todo el tiempo con vivir la de otra persona. Proponte realizar tus tareas más rutinarias, como fregar los platos, lavarte los dientes o planchar, poniendo tus cinco sentidos en ello.

No pienses en otras cosas, solo concéntrate en la temperatura del agua del fregadero, la sensación que te produce en la piel el estropajo, el sonido de los cubiertos al repiquetear... Es muy distinto vivir una rutina con el piloto automático activado que vivirla con conciencia. Practica a menudo y puede que te sorprendas con una percepción totalmente distinta de tus experiencias más mundanas.

4. Aprende a relajarte

Fíjate en un gato haciendo la siesta. Verás que tiene dos tipos de sueño: el sueño profundo, como el que nosotros practicamos, y un estado de semivigilia en el que está perfectamente relajado y conserva la plena percepción de sus sentidos.

El descanso es algo a lo que los gatos dedican mucho tiempo. En ocasiones, a las personas nos cuesta mucho eso no hacer nada. Tómate en serio tu reposo y jamás lo consideres tiempo perdido. Cuando descansamos por completo ayudamos a que fluya nuestro bienestar y creatividad.

5. Nunca dejes de jugar

Aunque se hagan mayores, los gatos siempre conservan viva su curiosidad y sus ganas de jugar. Lo contrario al juego, en un ser humano, es la depresión. Resérvate algún rato a la semana, o cada día si te es posible, para hacer alguna actividad que recuerdes que te divertía o te apasionaba cuando eras niño, solo por el placer de practicarla.

6. Si quieres algo, dilo

Cuando un gato quiere mimos, comida, que le dejen en paz o que le cambien el agua de su cuenco, nos lo hará saber sin ningún temor. No temas tú tampoco expresar tus necesidades. Exteriorízalas de forma asertiva, sin miedo a herir los sentimientos ajenos.

7. Libérate de lo que sobra

Aunque todos tengamos en mente la imagen de un gato con su collar y su cascabel, lo cierto es que a los gatos no les gusta llevar avalorios encima. Los cascabeles en particular sobreestimulan su sensible sentido auditivo y les producen estrés.

Gatos y humanos solo tenemos una forma de sentirnos más libres: dejar caer todos los pesos que llevamos encima. Si sientes un peso, sea pequeño o insoportable, identifícalo y déjalo caer.

8. Ignora a los que te molestan

Los gatos se alejan instintivamente de las personas u otros animales que se muestran alterados o son muy ruidosos. Sé cómo un gato y, si alguien te molesta o te provoca, no malgastes tu preciosa energía reaccionando. Practica la pose de la esfinge y céntrate en ti mismo y en tu respiración. Te ahorrarás un montón de estrés inútil.

9. Cultiva la paciencia

Los gatos pueden pasarse horas mirando por la ventana o montando guardia frente a un árbol con la esperanza de cazar a un pájaro u otra pequeña presa. Imítalos y proponte hacer cada mes algo que implique tiempo y esfuerzo. Por ejemplo, aprender a tocar un instrumento, coser o construir una maqueta.

Este tipo de actividades son especialmente importantes en nuestra época, cuando el uso de pantallas y redes sociales acostumbra al cerebro a la instantaneidad. Respira, observa y vacía tu mente del ruido habitual de pensamientos. Da un paso después del otro y… disfruta del proceso.

10. Permite que te cepillen

Es bonito dejarse cepillar, o acariciar, por alguien a quien aprecias. Ríndete al placer del contacto... y no dejes de ronronear.

Foto Wakyma

Con información de La Vanguardia

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