Las “nenis” y los nuevos aranceles

  • Stefania Tapia Marchina
El impacto cotidiano de las nuevas disposiciones fiscales en las mujeres emprendedoras

Iniciando la madrugada del 1 de enero de 2025, las plataformas y servicios digitales que residen en el extranjero deben inscribirse al Registro Federal de Contribuyentes (RFC) y empezar a pagar el Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA) que estipula la Resolución Miscelánea Fiscal 2025, dependiendo del tipo de bien o servicio y del país de origen (1). 

Esta noticia se viralizó entre análisis noticiosos y memes por el impacto que puede tener en los consumidores y, particularmente, en las Nuevas Empresarias con Negocios en Internet, "nenis", que revenden -o utilizan como insumos- productos importados de China a través de plataformas como Shein, Temu o Alibaba

Si bien la medida va dirigida a las plataformas y no a las personas consumidoras de las mismas, aún está por verse el ajuste de precios de distintos productos, particularmente los textiles provenientes de China que tendrán un arancel del 35% (1). Ahora, no es la primera vez que las "nenis" son tema de conversación en las noticias y la sobremesa; desde la pandemia se popularizó este fenómeno, generando opiniones encontradas entre el público. 

A pesar de las reacciones negativas a las estrategias que tienen las emprendedoras para sacar adelante un negocio digital, es innegable el aporte que realizan a la economía y el papel que tienen para sostener a sus familias en un contexto laboral de incertidumbre y oportunidades desiguales.

En nuestro país existen 1.2 millones de nenis, quienes tienen entre 20 y 54 años y generan ventas anuales de 80,000 millones de pesos, de acuerdo con un estudio desarrollado por la Secretaría de Economía y la Cooperación Técnica Alemana en México (GIZ) (2).  Este fenómeno es un reflejo de los importantes retos de género que existen en nuestra economía, donde las mujeres encuentran menos oportunidades que los hombres para emplearse a tiempo completo y de manera formal, derivado de los roles tradicionales de género.

La falta de empleos formales que ofrezcan horarios flexibles y salarios suficientes incentiva a muchas mujeres, que a menudo también son cuidadoras, a buscar alternativas económicas que les permitan proveer ingresos a sus familias. El análisis de la Secretaría de Economía reveló que siete de cada diez nenis que inician un negocio lo hacen para generar ingresos primarios o secundarios para sus hogares. Además, en el 60 por ciento de ellas tienen uno o más dependientes menores de edad (3).

En este contexto, el comercio electrónico se convierte en una opción viable; la inmediatez de las redes sociales, las aplicaciones de mensajería como WhatsApp, y las innovaciones bancarias que permiten los pagos digitales. Es fácil decir que las “nenis” deberían formalizarse y aprovechar los beneficios de ser contribuyente, como las deducciones fiscales y el acceso a la seguridad social (4), sin embargo, existen barreras importantes para facilitar su formalización.

Por ejemplo, la falta de información clara sobre los procesos de registro, los costos asociados a la formalización, y el miedo a las cargas fiscales que podrían no ser proporcionales a sus ingresos. Además, muchas de estas mujeres enfrentan dificultades para acceder a créditos o financiamiento debido a la falta de historial crediticio o garantías.

Las “nenis” podrán ser un fenómeno relativamente nuevo por el uso de herramientas digitales y la naturaleza de los insumos que utilizan aprovechando las plataformas de bajo costo, pero las mujeres emprendedoras no son novedad. En México el 34 por ciento de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES) son lideradas por mujeres, la mayoría de ellas microempresas dedicadas al comercio (3).

Las mujeres siempre han buscado estrategias no sólo para obtener ingresos propios y tener mayor autonomía económica, sino para enfrentar las crisis y apoyar el ingreso en sus hogares, realizando esfuerzos admirables para sacar adelante sus proyectos mientras enfrentan obstáculos difíciles de sortear. Una política pública con mirada de género debe no sólo reconocer sus aportes, sino realizar estrategias para facilitarles el camino al crecimiento de sus emprendimientos y la formalización.

Recurrentemente las políticas que atienden a este sector son lideradas por las secretarías de economía, federal y estatales, con programas de capacitación y acceso al crédito, pero poco se visibiliza que la política fiscal incide de manera importante en las emprendedoras. En el caso de la nueva miscelánea fiscal y los aranceles terminan siendo una herramienta de doble filo – aumentan la recaudación, pero encarecen insumos importantes para emprendedoras locales que venden en sus comunidades inmediatas -.

A fin de cuentas, las presiones políticas y comerciales que vienen del exterior tienen mucho más que efectos macroeconómicos, impactan la vida cotidiana de las personas que se están ganando la vida en el día a día. Reconocer esto no significa detener las políticas arancelarias, pero sí dejar de diseñarlas desde el escritorio con miradas neutrales a las desigualdades.  Es necesario hacer un llamado a la generación de políticas públicas integrales, que consideren sus efectos a distintos grupos poblacionales y diseñen mecanismos de compensación para no impactar a los que menos tienen mientras se esfuerzan por salir adelante.

Referencias
(1) El País. Claves para entender los impuestos y aranceles a Shein, Temu y otros servicios digitales. 3 de enero 2025.
(2) El Economista. Ventas de Nenis ascienden a 80,000 millones de pesos anuales: Secretaría de Economía. 29 de agosto 2024.
(3) El Economista. Oaxaca el Estado con más MIPYMES lideradas por mujeres. 5 de agosto de 2024.
(4) Forbes. La aportación de las “nenis” a la economía y algunos aspectos fiscales que deben considerar. 25 de septiembre 2024.
 

 

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Stefania Tapia Marchina

Doctora en Estudios del Desarrollo Global, es  especialista en temas de género, desigualdades, economía y políticas públicas. Además de académica, es consultora para organismos internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y cuenta con amplia experiencia en el diseño e implementación de programas sociales.