Infectados por COVID-19 y fatiga
- José Ramón Eguibar Cuenca
De aquellos que se infectaron con el virus del síndrome respiratorio agudo severo producido por el coronavirus 2 (SARS-Cov-2), el cual produce la enfermedad COVID-19, después de recuperarse de la enfermedad, al menos un tercio de ellos desarrollarán el denominado síndrome de fatiga crónica. Este padecimiento se caracteriza por no poder llevar a cabo las actividades diarias durante la fase de vigilia como son: el trabajo, la escuela, o hacer ejercicio, entre otras.
En un estudio reciente empleando resonancia magnética de los cerebros de 127 pacientes que se infectaron por COVID-19, pudieron mostrar que ciertas áreas como en la parte de la frente los denominados lóbulos frontales, o en la parte posterior de la cabeza denominados lóbulos occipitales muestran cambios en la estructura y en los vasos sanguíneos de estas zonas cerebrales. Estos cambios se han asociado a una nueva forma de cómo se comunican estas áreas del cerebro lo que puede explicar no solo la fatiga física, sino que también la fatiga mental que afecta la atención, la memoria y el poder procesar los estímulos medioambientales, lo que se denomina neblina mental. El símil se debe a que esta neblina nos impide tener niveles adecuados de actividad mental para la cognición.
Estos cambios a nivel de la estructura cerebral se asocian además con pérdida del aislante de los nervios la denominada mielina, la cual es fundamental para que podamos procesar rápidamente las señales y por tanto generar respuestas expeditas. De tal forma, que estos hallazgos pueden ser la explicación de la confusión, la pérdida de la memoria, la toma de decisiones que son parte de la neblina mental.
Estos hallazgos son el primer paso para desarrollar nuevas opciones de tratamiento para estos pacientes y quizás para otras enfermedades que se asocian a la neblina mental como es la demencia.
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Médico de profesión, maestro en Ciencias Fisiológicas por la BUAP y doctor en Neurociencias por el CINVESTAV del IPN. Es miembro del SNI y de la Academia Nacional de Medicina. Actualmente es director General de Internacionalización de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.