Crítica/adulación

  • Ociel Mora
El tema de la idoneidad del gabinete pone en duda la viabilidad de muchas de las promesas de campaña

Francamente no se acaba de entender, tratándose del talante político de quien se trata. El gobernador más votado de todos los tiempos se aproxima a sus primeros cien días con cuestionamientos sobre la integración y eventual competencia de su gabinete.

Sobre el caso hay muchas cejas levantadas, de uno y otro bando, pero más del propio. Y no de ahora, sino desde que se conocieron los primeros nombramientos. Tal vez para apaciguar, alguien me dijo: “Los políticos profesionales bien en la última lista”.

La idea de que un equipo con funcionario químicamente de izquierda o vinculado con esa postura, ha desaparecido de escena. Se vislumbra que la gente no quiere ideología, quiere eficacia.

En suma: resultados que cambien para bien la vida de las personas. Los resultados demandan habilidades técnicas de sus ejecutores. Aquí la magia de una administración de excelencia o que aspira a la excelencia.

La cuestión no se redujo a los medios y redes locales, sino que por alguna razón (tal vez valor informativo en el concepto de los editores) poco a poco emigró a las páginas nacionales. Ayer mismo lo vi en Proceso, el legendario semanario que para muchos de la vieja guardia hizo la transición del 2000.

El tema de la idoneidad del gabinete pone en duda la viabilidad de muchas de las promesas de campaña, e incluso la ejecución del Plan Estatal de Desarrollo (PED). A ratos se desinfla la esperanza de que el de Alejandro Armenta sea un punto de inflexión respecto de los gobiernos ordinarios y chambones del pasado. ¿Más de lo mismo?, ¡no, por Dios!

El documento rector más importante de la administración pública (PED) no pasa por el Congreso del Estado, pero sería un buen precedente que en esta ocasión se le diera vista y a su vez se conociera la opinión de los diputados, en su condición de representantes de las 26 regiones de la entidad y de la pluralidad política. Salvo que de nuevo se trate de un mero trámite administrativo. Y dejarlo todo a la corazonada.

Los diputados tienen, o deberían tenerlo, el compromiso de velar por la puesta en acción de políticas regionales compensatorias. Unas son las necesidades que se precisa atender en los valles centrales y otras muy diferentes en las sierras. Pero me parece que no son temas que preocupen a los legisladores, y muchos de ellos tal vez ni las advierten.

Ambos temas están vinculados con la eficacia gubernamental, pero en especial con sus ejecutores. De allí que no sean inconexos.

Volviendo al origen. Es la primera vez que la opinión pública pone el foco sobre el equipo del gobernador. Me parece un signo positivo de los nuevos tiempos. Bien entendido, es una propuesta de mejora, de mejora continua, surgida de un grupo de la sociedad. Ignoro si tiene o no la autoridad para hacerlo, lo que no ignoro es su pertinencia.

Es cierto: la ley es muy clara al respecto. El gobernador tiene la facultad de nombrar y remover libremente a los miembros de su equipo del primer círculo, y en general a toda la burocracia. Pero hay (o deber haber) un prurito de ética política que no debe omitirse: la corresponsabilidad gobernante-gobernados, fundadora y refrendo del Contrato Social.

Cuidado y se rompe la fórmula mágica que hace que unos pocos mandan y los demás obedecen.

Un estado con las desigualdades regionales, con la pluralidad cultural y política, y con los índices de rezago, el gobierno debería centrarse en cuatro ejes sustantivos: salud, educación, bienestar y seguridad pública (hacer valer los derechos humanos: la seguridad de las personas y la propiedad privada).

Aclaremos en el acto que no basta con que haya escuelas y clínicas regadas por todo el territorio, que haya profesores y doctores. Se requiere que el servicio que ofrecen sea de la mayor calidad, de tal manera que las nuevas generaciones tengan las capacidades de romper los muros que los atan a vivir y morir como sus padres. Romper la herencia intergeneracional de desigualdades.

El tema es antiquísimo. La pedagogía de la historia refiere la anécdota de Calígula, a quien gustaba de fanfarronear que nombraría cónsul a su caballo Incitatus. A quien hacía servir con 20 mayordomos, en sus caballerizas de mármol.

La comentocracia (esa especie tan denostada) es el mejor aliado que puede encontrar un gobernante de cuerpo enhiesto. La adulación destruye; la crítica, fortifica. Hay que amarrarse de pies y manos al mástil. Los influjos de la adulación derriban a los mejores cabezas.

CHayo News

Un grupo de amigos del pueblito de ya saben cual andan muy entusiasmado con el triunfo de un excandidato a presidente municipal en una junta auxiliar. Desde ahí lo hacen seguro presidente en tres años. No lo creo así. La gente es inclemente con sus gobernantes, sean buenos o malos en su desempeño. La idea es que “quien ya comió que deje comer a los demás”. Pero ya veremos. En tres años puede ocurrir todo, hasta que se cumpla la profecía.

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Ociel Mora

Es vicepresidente de Perspectivas Interdisciplinarias, A. C. (www.pired.org), organización civil con trabajo académico y de desarrollo económico de grupos vulnerables; y promotora de acciones vinculadas con la cultura comunitaria indígena y popular. Su línea de interés es la Huasteca y la Sierra Norte de Puebla.