Recientemente la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de América emitió un documento por parte del Subcomité de la Pandemia por Coronavirus presidida por el representante de Ohio, Brad Wenstrup.

La conclusión de este comité político es que lo más probable es que el virus que produce el síndrome respiratorio agudo severo debido al coronavirus tipo 2 (SARS-CoV-2) haya surgido desde el laboratorio de virología en Wuhan, China.

De manera inmediata la prestigiosa revista Nature acudió con el Dr. Shi Zhengli, el experto global en beta coronavirus provenientes de murciélagos en la región sureste de China. El experto informó que se está secuenciando letra por letra el genoma (grupo de genes) de 56 nuevos beta coronavirus que han sido colectados desde 2004 hasta 2021.

Los resultados iniciales se han presentado en un congreso en Japón el 4 de diciembre de 2024 donde se discutió sobre las probables nuevas pandemias y cómo afrontarlas, y la reciente experiencia con el COVID-19 que fue muy importante y relevante.

Los resultados muestran que los coronavirus que posee el Instituto de Virología de Wuhan no son similares al virus SARS-CoV-2, lo que implica que no se tiene la base genética para que se hayan modificado en un ambiente de laboratorio y haberlo dispersado, ya sea por error o de manera deliberada.

Es por esto que no se puede tener una conclusión hasta que se tengan las evidencias contundentes de cómo se dispersó el virus. Históricamente es complejo conocer el origen de un virus y se requieren muchos estudios en el campo, y en el laboratorio. Por ejemplo, fueron más de dos décadas para localizar en chimpancés salvajes al virus original de la inmunodeficiencia humana el cual causa el SIDA.