El pasado 13 de enero fue el Día Mundial Contra la Depresión, como una manera de mejorar el entendimiento de todos nosotros acerca de esta enfermedad mental, la cual afecta a más de 300 millones de personas en el mundo.

Es relevante que el número de afectados ha crecido después de la pandemia por COVID-19 y que el número de jóvenes, entre 18 y 25 años de edad, es el grupo de edad donde la tasa de afectados crece más.

Los pacientes con depresión no solo muestran tristeza, sino que la enfermedad puede presentarse como irritabilidad extrema, pérdida de interés o placer en las actividades diarias, aislamiento de familiares y amigos, trastornos del sueño particularmente dificultad para dormir (insomnio), falta de apetito, sensación de cansancio constante y dificultad para concentrarse.

De lo anterior es claro que las actividades diarias se ven severamente afectadas, por lo que los problemas escolares o laborales son frecuentes, lo que contribuye a la problemática social del paciente deprimido y de sus familiares y amigos.

Un problema adicional es el gasto económico ya que todo deprimido deberá acudir a un profesional de la salud mental, ya sea un psicoterapeuta o un psiquiatra. Es muy frecuente que se requiera de ambos para superar el problema y se debe considerar que los tratamientos deberán durar varios meses.

Es por esto, que si usted o un familiar o un amigo observa cambios súbitos en el carácter de alguien cercano deberá asistirle para que se atienda de manera inmediata. Recordemos que la depresión es una enfermedad y no se cura echándole ganas. Es necesario que se le apoye con un profesional de la salud mental.