¿Cómo cerrar un capítulo de tu vida en la BUAP?

  • Guadalupe Grajales
Con la convicción de que lograste hacer de tu forma de vida universitaria una vida congruente

Hoy me despido de mis queridas alumnas y alumnos, de mis compañeras y compañeros maestros, de mis compañeras y compañeros administrativos, de todo lo que ha ocupado mi vida magisterial durante los últimos 55 años. Hoy me despido de la Universidad Autónoma de Puebla, mi universidad.

Mi primer nombramiento data de abril de 1969. Yo cursaba el segundo año de la Licenciatura en Filosofía, pero había una crisis en la Preparatoria “Benito Juárez” y me pidieron que diera clases de Lógica en la Diurna y Ética en la Nocturna. En la primera tenía un grupo de 90 alumnos. ¿Se imaginan? Daba clases en un salón con gradas y aún así los alumnos se sentaban en los pasillos. Les llevaba escasos dos años y algunos eran mayores que yo. Tenía 19 años y la verdad ni piensas si vas a poder o no con el “paquete”. Lo único que te preocupa es que puedas responder a las preguntas que te hacen tus alumnos(as). Tenía pavor de no saber.

Al siguiente año se da el movimiento que culminará con la creación de la Preparatoria “Emiliano Zapata”. Ya estaba en tercero de Filosofía y, como muchos jóvenes estudiantes de distintas carreras, fui cofundadora de la prepa que nació para recibir a los(as) alumnos(as) rechazados de la “Benito Juárez”. Dos años dimos clases sin cobrar y en 1972, cuando ya empezaron a pagar porque la “Emiliano Zapata” fue reconocida por el Consejo Universitario, ya había concluido mis estudios y me había graduado, por cierto, con mención honorífica, déjenme presumirles.

Yo quería hacer tesis sobre el argumento ontológico de San Anselmo de Aosta o sobre la predestinación según San Agustín de Tagaste (o de Hipona); pero el Maestro Altieri me dijo: “No, necesitamos maestros, titúlate con Examen General de Conocimientos”. Y así entré a dar clases al Colegio de Filosofía. Preparaba mis clases y mi mayor suplicio era pensar que no me alcanzara el material para cubrir la hora de clase.

¿Se dan cuenta? Mi vida magisterial se inició con una crisis universitaria, continuó con un movimiento de reivindicación estudiantil por acceder a la educación media superior y ya en el nivel superior entré, como otros compañeros, a enfrentar la falta de maestros en una escuela apenas fundada en 1965.

En 1983 obtuve una plaza de tiempo completo mediante examen por oposición y seguí haciendo política y estudiando. Para mí, hacer política equivale a plantear, discutir, reflexionar sobre problemas internos y externos a la universidad. Claro, esta actividad te lleva a tratar de alcanzar posiciones desde las cuales puedas influir en el desarrollo de tu comunidad. Así fui coordinadora del Colegio de Filosofía y también Presidente de su Academia, y como tal, coordiné el cambio del plan de estudios de Filosofía en 1994. Y quiero decirles que hasta la fecha, ya treinta años, mantiene la estructura y la orientación que le dimos dada su flexibilidad, que permite atender a los intereses e inclinaciones de maestros(as) y alumnos(as).

Dada mi convicción por actuar políticamente me postulé tres veces para dirigir la Escuela de Filosofía y Letras, la primera en 1992, fui nominada pero no me registré. En 1996 y 2000 sí lo hice y me dijeron que perdí. Me iniciaron una investigación administrativa. No era la primera vez que lo hacían, ya en 1988, siendo consejera estudiante por el Posgrado en Ciencias del Lenguaje, lo habían intentado. No cabe duda de que el poder, sea el que sea, da el manotazo. En esa ocasión me dediqué a “salonear” exponiendo mi caso y terminaron por cerrar la investigación.

Lo mismo hicieron en 2000, la investigación administrativa no apuntaba a ningún “delito” y, como comprenderán, mi cambio de adscripción al Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” fue bienvenido. Ya me había tocado defender su creación en 1991 siendo consejera universitaria maestra por la Escuela de Filosofía y Letras, gracias a cuya representación participé en el Consejo Constituyente de 1990-91 que culminó con la creación de la Ley de la BUAP y el Estatuto Orgánico.

Así llegué al Posgrado en Ciencias del Lenguaje, que ya había pasado como tal de Filosofía y Letras al Instituto en 1992. Ya desde 1989 había retomado mis estudios de posgrado en la UNAM y me había graduado de la maestría en agosto de 1993, e inscrito en el doctorado en 1995. Y, desde que entré al Posgrado en Ciencias del Lenguaje, me ocupé de la materia de Filosofía del Lenguaje. No dejé pasar la oportunidad de trabajar políticamente en mi nueva unidad académica y me postulé para ser coordinadora del Posgrado en 2004, lo cual logré por mayoría, pero fui nombrada en otras tres ocasiones por unanimidad. El último período ya no lo concluí, pues fui nombrada Secretaria General de la universidad en enero de 2020.

En esa ocasión acepté el cargo con el objetivo central de coadyuvar a preservar la autonomía de nuestra universidad. Y mi postulación a la rectoría en 2021 obedeció a la convicción de que sólo el ejercicio de una genuina autonomía puede acabar con la visión mercantilista de la educación pública, con las políticas en materia de educación superior que han hecho de las universidades instrumentos del mercado y que las han alejado de su verdadera función social: la de formar profesionistas con conciencia crítica, capaces de integrarse a su comunidad dotados de la formación disciplinaria y humanista indispensable para crear y formar parte de una sociedad democrática, solidaria y tolerante.

Hoy me despido con la esperanza de haber formado a mis alumnas y alumnos no sólo académicamente sino como personas libres, autónomas, dignas. Y pienso que lo he logrado porque, como es el caso del ámbito educativo, traté de hacerlo con el ejemplo. Creo que la gran enseñanza es la de la congruencia.

¿No les parece a ustedes de la mayor importancia cerrar un capítulo de nuestras vidas con la conciencia de que cumpliste?

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Guadalupe Grajales

Licenciada en Filosofía por la UAP con Maestría en Filosofía (UNAM) y Maestría en Ciencias del Lenguaje (UAP). Candidata a doctora en Filosofía (UNAM). Ha sido coordinadora del Colegio de Filosofía y el posgrado en Ciencias del Lenguaje (BUAP), donde se desempeña como docente. Es la primera mujer en asumir la Secretaría General de la BUAP.