El desorden estacional del afecto

  • José Ramón Eguibar Cuenca
Se han desarrollado estrategias para poder prevenir afectaciones por la tristeza invernal

En el periodo de otoño-invierno los días se hacen más cortos, por lo que las horas de luz se limitan y esto altera nuestro reloj interno que nos permite controlar todas las funciones del organismo, entre ellos nuestro afecto.

Como sabemos nuestro afecto pueden ser positivo, sentirnos felices y de buen humor; o bien negativos, cuando nos sentimos tristes, apesadumbrados y no de mejor talante.

Es por esto por lo que muchas horas de oscuridad puede hacernos sentir tristes, con baja energía para las actividades diarias, con dificultades para quedarse o mantenerse dormido. Aquellos pacientes con síntomas más severos muestran pérdida del apetito, de la libido, imposibilidad para quedarse dormido y falta de energía.

Esta tristeza invernal afecta con mayor frecuencia a mujeres que a hombres, y quien la padece en un período invernal, tiene una alta probabilidad de que en la siguiente temporada invernal se repitan los síntomas y la tristeza. Por lo que se han desarrollado estrategias para que se pueda prevenir, entre ellas la exposición al sol, cuando sea posible. Sin embargo, es el uso de lámparas especiales que emiten una luz de color azul claro, las que han permitido revertir los síntomas en muchos afectados con la tristeza invernal.

Adicionalmente, aquellas personas que se sientan tristes deberán acudir con un psicólogo clínico para que les ayude a mejorar. Solo en casos severos se deberán usar fármacos, los cuales solo pueden ser recetados por un médico especialista en psiquiatría.

Así que amable lector, si usted es de los que se sienten tristes, sin ganas de hacer cosas en esta etapa del año salga a divertirse, a tomar un café o ejercicio al aire libre en las horas con mayor radiación solar, es la exposición a la luz una herramienta que le ayudará a afrontar su estado de ánimo.

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José Ramón Eguibar Cuenca

Médico de profesión, maestro en Ciencias Fisiológicas por la BUAP y doctor en Neurociencias por el CINVESTAV del IPN. Es miembro del SNI y de la Academia Nacional de Medicina. Actualmente es director General de Internacionalización de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.