Tenía varias semanas que deseaba escribir sobre lo que viví en Boston, Massachusetts, el pasado 23 de mayo a la graduación de mi hijo Miguel en la Universidad de Harvard, en lo que es su segunda maestría. Lo que mi hijo estudió es la tercera maestría más prestigiada de esa centenaria institución: la de más reconocimiento es Derecho (Política) la segunda Medicina (Investigación) y la tercera es Artes Liberales (Negocios).

Solo había acceso para el graduado y un familiar o amigo y tuve ese honor. El llegar a la universidad más liberal del mundo para mí que pretendo ser “un hombre libre y de buenas costumbres”, fue todo un acontecimiento ahora en esta etapa de mi vida.Puntuales llegamos a las 6 de la mañana del ingreso, aunque el evento era a las once. Esa diferencia se debe a que solo hay dos graduaciones por generación y son cientos los egresados de todas las carreras en sus tres niveles (licenciatura, maestría y doctorado) y organizarlos, lleva su tiempo.

Me instalé donde encontré un sitial a esperar la graduación. A pesar de ser mucho el tiempo de espera estaba muy entretenido observando las magníficas instalaciones y los acompañantes de todas partes del mundo. Como todos sabemos a esta universidad se inscriben alumnos de todos los países.

Estaba por iniciar cuando escuché una boruca y vi desfilar a docenas de estudiantes que se levantaron en plena graduación al unísono para manifestarse por la expulsión de treinta compañeros. Los afectados expulsados días antes tuvieron la osadía de acampar en las instalaciones y no permitir el acceso al campus a nadie en apoyo al pueblo palestino en su guerra con Israel. Las autoridades de Harvard negociaron con los inconformes que levantaran su plantón por las graduaciones, ya que no sería lo óptimo suspender el evento más esperado del año y que sería una tragedia para graduados y familiares que viajábamos de todo el mundo a tan importante evento.

Los inconformes aceptaron y una vez que levantaron sus tiendas de campaña de inmediato la seguridad interna los desalojo no solo del campus, sino que también les borraron sus derechos académicos. Imaginen la tragedia algunos de ellos a punto de concluir sus estudios en la que para mí es la mejor universidad del mundo y además una de las más caras. Y así, sin más no les van a reconocer sus estudios por ser expulsados y además fueron boletinados para tener prohibido ingresar nunca más a las instalaciones de la Universidad de Harvard.

Por eso la manifestación de algunos graduados que mostraron su inconformidad por esa radical decisión de las autoridades de Harvard. Estos últimos si ya con sus certificados en la mano. Mi hijo, que al parecer heredó de mí el espíritu juarista, no participó en esa manifestación. 

Imaginen mi sorpresa, yo ahí, en la universidad más liberal del mundo, muchos grandes liberales fueron judíos y los liberales contemporáneos también lo son. Que error de los expulsados sabiendo que cualquier manifestación en contra de las acciones militares de Israel en contra de los palestinos iba a tener una repercusión mayúscula. Máxima en la universidad más liberal del mundo. Una autentica blasfemia para los judíos.

Mi opinión de ese conflicto del Israel contra los palestinos es la siguiente: Los judíos no empezaron fueron agredidos y su respuesta esta justificada, solo que en mi modo de analizar esos hechos siento que ya se les pasó la mano.   

La venganza del pueblo judío es por cien veces. De cada golpe que reciben devuelven cien, reza el refrán hebraico.