Los usos y abusos de la cultura

  • Ociel Mora
Hay la esperanza en el nuevo gobierno de que, por primera vez, se ponga orden en un área sustantiva

En el mundillo de la cultura se dice que hay gato encerrado en la demora del gobernador electo, Alejandro Armenta, en el anuncio del nombre de la persona que será el titular de la Secretaría Cultura. En ese gremio, que es nutrido en versiones y perversiones, se dice que al final el gobernador Sergio Salomón Céspedes logró persuadir a su sucesor para que nombre a la señora Nochebuena en el codiciado cargo de secretaria de Arte y Cultura, y que esa es la razón del aplazamiento. También se dice que el primero acabó por condescender a la petición. De ese tamaño son las versiones y las ambiciones, y no se entienden la una sin la otra, y más aún tratándose de quien se trata. En Museos se dice que el gobernante al mando es fausto con la titular de la dependencia en todo y pese a todos los nubarrones que esa gestión anuncia, que no son pocos.

Ponen de ejemplo el caso de la bailarina Elisa Carrillo, en una dependencia en que por principios programáticos la danza no tiene cabida, pues se trata de recintos dedicados a la promoción y custodia de bienes artísticos y patrimoniales (aunque eso no se hace, y tampoco importa). Además de que en la entidad la danza no tiene identidad como lo tienen otros géneros. Esto es, la danza clásica ha sido metida con calzador para favorecer a una persona en particular (ojo: no se pone en duda los eventuales méritos artísticos). Allí, en Museos, afirman se le promueve como no se ha hecho con ningún otro creador en el estado, hasta donde se recuerda. El nombre de la artista (anunciándola) aparece en los paraderos del transporte público, en los anuncios de las líneas camioneras, en los cortos de cines, y en los rincones en los que aparece la información gubernamental, sin importar si va con el tipo de anuncios o no. No se entiende, por ejemplo, que al lado del anuncio de la apertura de una central camionera aparezca la promoción de clases de ballet. Pero eso no es motivo de este comentario.

Personal de Museos Puebla ha hecho circular en las redes (en mi caso vía WhatsApp) un documento en formato de libro que lleva por título Primer decálogo de la corrupción, negligencia y simulación de Anel Nochebuena en Museos Puebla. Enseguida enumera varios temas.

1. Expo tesoros del Nilo. Taquilla especial 70. 00 acceso exposición + 150.00 realidad virtual. San Pedro Museo Arte.
2. Exposición de César Menchaca “Somos Guardianes”. De febrero a agosto en Cholula. Es otra exposición con taquilla independiente. 
3. Nuevo Sistema de Taquilla
4. Elisa Carrillo
5. Concierto a la luz de las velas en Palafoxiana y Patio de los Azulejos 
6. Escape Room (en el Museo interáctivo 5 de Mayo) feria de Puebla
7. Escultura y exposición Andriacci
8. Pagos por servicios no entregados 
9. Chips en obra de arte. Negligencia y omisión del OPD
10. Diez millones para un catálogo que ya está hecho.

Me detengo y reproduzco textual lo que se dice en el punto 4

Es de todos conocidos que AN es representante de la bailarina. Además de los tres millones que ha cobrado por presentación, también cobrarán exorbitantemente a los poblanos que lleven a sus hijos a las clases magistrales que impartirá en julio en el Museo Barroco. Mil dólares por alumno. El cupo es para cien personas. Es decir, se embolsarán 100 mil dólares. ¿Conflicto de intereses? ¡¡Por supuesto!! Los representantes artísticos siempre ganan un porcentaje por cada presentación o actividad de su representado. ¿Se puede ser juez y parte? Anel con una mano paga y con la otra cobra.

Cierto o falso lo denunciado en ese documento, no deja de ser un signo ominoso para una institución que surgió bajo el signo del escándalo, corrupción y la desinformación. De pronto se anunció que habría un nuevo museo, cuando los existentes se pudrían por falta de mantenimiento y organización. Luego se supo que serían desmontados para embellecer las paredes del nuevo recinto porque (en qué cabeza cabe) carecía de colecciones propias. Desde el inicio se le diseñó con un estatuto legal para mantenerlo en la opacidad en sus decisiones y acciones. Una caja chica, se zozobró al poco.

Una institución de cultura, que de manera deliberada se le sustrae de los principios constitucionales de máxima transparencia y rendición de cuentas (Artículo 134). Los gobernantes posteriores al finado Rafael Moreno Valle, autor de la idea, han conservado el estatuto y la opacidad por alguna razón que nadie ha explicado a la comunidad, como es su deber. El tema ha sido motivo de denuncias de expertos, funcionarios y políticos que ven en ese modelo de negocios (porque eso es: un negocio) un barril sin fondo, por el que mes a mes se paga una millonada a particulares, sin recibir ninguna retribución a cambio. Lo más grave es que ese modelo oscuro y cerrado al escrutinio público, mantiene en vilo la seguridad, conservación y protección del patrimonio cultural material bajo resguardo estatal. Ahora se suma la mala gestión de esta administración el anuncio de exposiciones con piezas que de acuerdo con los expertos son falsas. En otro recinto medianamente respetable, habría sido razón suficiente para fincar responsabilidades.

Me parece que mucho tiene que ver con el concepto que este gobierno tiene de la cultura. Una visión patrimonialista en la que lo público y lo privado se confunden en el mando del Señor.

Hay la esperanza fincada en el nuevo gobierno de que, por primera vez, se ponga orden en un área sustantiva, como es la de cultura, pues sobre ese abigarrado conjunto de signos se define y orienta la razón de la vida. Más sencillo. Sobre la idea de cultura y su acción es que se mantiene vigente el principio en el que unos pocos mandan y el resto obedece. Si se rompe ese hilo apenas perceptible, se rompe la gobernabilidad. Y con ella aparecen la fauces de la barbarie. Cuidado con ella.

  

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Ociel Mora

Es vicepresidente de Perspectivas Interdisciplinarias, A. C. (www.pired.org), organización civil con trabajo académico y de desarrollo económico de grupos vulnerables; y promotora de acciones vinculadas con la cultura comunitaria indígena y popular. Su línea de interés es la Huasteca y la Sierra Norte de Puebla.