Migración y elecciones: la pesadilla de Biden

  • Daniela Ruiz Vélez
Las acciones de Biden en materia migratoria demuestran la dificultad de lograr la reelección

Hay mucho en juego para EE. UU. y Joe Biden, el candidato demócrata sabe que conseguir el triunfo sobre el posible candidato republicano, Donald Trump, no será sencillo. Uno de los temas prioritarios para el electorado es la migración y la crisis en la frontera sur del país y las recientes acciones en materia migratoria del presidente Biden muestran sus intentos desesperados por asegurar la mayor cantidad de votos posibles.

Para contextualizar, en los seis estados swing (aquellos en los que cualquiera de los dos partidos puede ganar y que, por ende, son los más disputados) Arizona, Michigan, Wisconsin, Nevada, Georgia y Pennsylvania y en los que Biden obtuvo la victoria en 2020, las encuestas señalan constantemente a Trump como el posible ganador en 2024, excepto en el caso de Wisconsin. Aunque en realidad eso no define nada, pues también las últimas encuestas muestran resultados muy cerrados entre ambos, lo que corrobora que será una elección bastante reñida.

Sin embargo, todo indica que en materia migratoria hay muchos votantes que prefieren la receta trumpiana y este respaldo ya no se limita a los estadounidenses blancos, al contrario, el trumpismo ha logrado movilizar el apoyo de otros grupos, incluido el de los latinos, con todo y su dura narrativa sobre los migrantes. El electorado hispano representa casi el 15% de los votantes con derecho a sufragar, lo que significa alrededor de 36 millones de latinos que podrán votar este año (Medina, 2024).

Una encuesta elaborada por NYT y Siena College indica que Biden cuenta con un 50 por ciento de apoyo entre los hispanos, un porcentaje históricamente bajo para un demócrata. Mientras que, el apoyo a Trump entre este grupo ha crecido hasta el 41 por ciento, porcentaje que está en el extremo superior para un republicano (Parnes, 2024). Lo que los resultados muestran no es qué tan bien lo está haciendo Trump, sino el mal desempeño que Biden ha tenido con este grupo del electorado y lo que le puede costar ya que Trump no necesita la mayoría del voto latino para ganar.

Dicho esto, es momento de concentrarnos en los últimos sucesos que han ocurrido en la política migratoria de la administración Biden. Sobra decir que la situación de la frontera sur de EE. UU. es insostenible y es un asunto que lleva años gestándose  hasta llegar al alarmante contexto que vemos hoy. Tan sólo en diciembre de 2023, la patrulla fronteriza detuvo a 249,737 migrantes, la mayor cantidad de todos los meses para los que existen registros mensuales públicos desde el año  2000. Además, 52, 244 personas acudieron a los puertos de entrada fronterizos con citas para solicitar asilo (Isacson, 2024).

No obstante, durante los primeros meses de 2024 se ha visto una disminución importante en el número de migrantes que llegan a la frontera entre México y EE.UU. Esto se explica, como bien señala Isacson (2024), por el papel que han adoptado las autoridades mexicanas en el gobierno del presidente López Obrador, pues se ha observado un aumento considerable de las operaciones de las fuerzas de seguridad y de migración para interceptar a los migrantes en el territorio. De hecho, en enero y febrero, las autoridades batieron su récord de aprehensiones deteniendo a 120,005 migrantes en enero y a 119.943 en febrero.

La situación actual ha provocado fuertes críticas por parte de miembros del Partido Republicano que responsabiliza al gobierno de Biden de permitir que las cosas llegaran a este punto, así como de los grupos demócratas más progresistas que igual están inconformes con varias acciones tomadas por el presidente Biden. Lo anterior, sin mencionar las fuertes declaraciones de Trump, quien ha sostenido que si gana la elección realizará una deportación masiva e incluso ha mencionado que de ser necesario involucrará al ejército. En otras palabras, lo que haga falta para remediar la profunda crisis que Biden ha provocado y que nos guste o no es un discurso que resuena con los intereses de muchos votantes estadounidenses.

Todo esto generó que el pasado martes 4 de junio, cuando el presidente Biden anunció una orden ejecutiva que básicamente consiste en bloquear el derecho a pedir asilo en la frontera sur, lo cual representó un cambio drástico en la política de asilo estadounidense ya que, según lo establecido en la Constitución, cualquier persona que pise el país tiene derecho a solicitar protección y refugio (Aleaziz, 2024).

La orden entró en vigor el pasado miércoles 5 de junio y según la administración Biden ésta se levantará si el gobierno certifica que en promedio menos de 1,500 personas al día cruzaron la frontera en el transcurso de una semana, pero en caso de que las cifras diarias superen las 2,500 personas, la orden volvería a aplicarse. El anuncio generó múltiples reacciones a lo largo del país de las cuales muchas fueron negativas, en particular por parte de las organizaciones relacionadas con temas de migración  y derechos humanos. Algunas incluso han tomado acciones legales en contra de la orden ejecutiva.

La justificación de Joe Biden fue que a pesar de la baja en el número de cruces fronterizos ilegales, el número de personas que solicitan asilo sigue superando la capacidad del gobierno. Por lo que le insistió al Congreso sobre la urgente necesidad de actualizar las leyes de inmigración y de asilo actuales (Aleaziz, 2024); sin embargo, es claro que las razones de fondo son electorales porque al final no es más que una estrategia para tratar de calmar la inconformidad de muchos estadounidenses respecto a dichas crisis y de frenar la inclinación del electorado que pide medidas más duras en la frontera, lo que podría llevarlos a optar por votar a Trump para presidente.

Personalmente creo que no fue la mejor decisión porque de cierta forma es validar el discurso trumpiano y el anuncio que dio el pasado martes 18 de junio, demuestra sus intentos por complacer a un electorado muy dividido, no obstante, a estas alturas de la contienda se ve complicado que logre conquistarlo. Esta vez, el presidente demócrata anunció una nueva política que consistirá en ayudar a las personas que han estado en el país por más de una década y que estén casados con ciudadanos estadounidenses a estar protegidos de la deportación, así como a acceder a la ciudadanía y a trabajar legalmente (Kanno-Ypungs et.al, 2024).

Esta política es muy relevante y se considera como una de las acciones más significativas en materia migratoria de los últimos años porque si bien, casarse con un estadounidense proporciona una vía para también convertirse en ciudadano, esta no aplica para las personas que entraron al país sin una visa, es decir, que cruzaron de manera ilegal. En esos casos las personas deben regresar a sus países de origen y allí completar el proceso para obtener la llamada green card. Así, el nuevo programa permitirá que todos los que se encuentren en esa situación puedan permanecer en EE. UU. mientras arreglan su estatus legal.

Se espera que la política, que entrará en vigor al final del verano, le otorgue a unos 500, 000 cónyuges de ciudadanos estadounidenses y a alrededor de 50,000 hijos de esas parejas la posibilidad de convertirse en ciudadanos. Además, Biden también informó que le facilitaría a los jóvenes migrantes, incluidos los Dreamers, el acceso a visas de trabajo lo que eventualmente podría ayudarles a obtener su green card  (Kanno-Ypungs et.al, 2024).

Como era de esperarse, los aliados de Trump y miembros del Partido Republicano manifestaron su inconformidad con la nueva política. Por mencionar un ejemplo, America First Legal, una organización conservadora dirigida por Stephen Miller, quien es uno de los asesores más cercanos a Trump, denunció la medida como "una de las mayores amnistías ejecutivas en la historia de Estados Unidos” y anunció que impugnarán el programa (Kight, 2024). Mientras que los defensores y activistas pro-migración junto con miembros del Partido Demócrata celebraron la medida y mostraron su apoyo a la administración Biden.

En conclusión, la asimetría de las medidas migratorias que ha tomado Biden durante este mes visibilizan la complejidad de esta elección y la complicada situación en la que se encuentra el actual presidente para poder obtener la victoria. Aunque la política anunciada esta semana es muy positiva para muchos migrantes que ya están en EE. UU. no puede dejarse de lado que hay muchos más a los que prácticamente se les está negando la posibilidad de sobrevivir.  Al final, por más que Biden intente asegurar el respaldo de la mayoría del electorado, este tipo de estrategias pueden terminar siendo contraproducentes; habrá que esperar a ver qué sucede en los meses siguientes para evaluar su efectividad.

 

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Daniela Ruiz Vélez

Es egresada de la Licenciatura en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana de Puebla. Trabajó en el Center for Immigrant and Refugee Accompaniment (CIRA) en Loyola University en Chicago. Sus áreas de interés son: la relación bilateral entre México y Estados Unidos, y la política exterior de EE. UU.